BEIJING, 2 ago (Xinhua) -- El recientemente revelado espionaje de EEUU a Japón, uno de sus "aliados" más leales, ha probado una vez más al mundo que la política exterior estadounidense sigue basándose en la "realpolitik" y sólo ve a otros países como objetos que controlar, sin importarle si son "amigos" o enemigos.
El viernes, el portal Wikileaks publicó informes de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y una lista de 35 objetivos japoneses para interceptar telefónicamente, incluidos el Gobierno, el Banco de Japón, los Ministerios de Finanzas y Comercio, e importantes empresas del país.
Sin embargo, esta última revelación de Wikileaks no ha cogido totalmente desprevenido al mundo.
A EEUU se le critica a menudo por aplicar un doble rasero en varios asuntos, pero el "líder de la libertad" mundial ha sido muy realista y coherente cuando se trata de escuchar a escondidas: desde a rivales potenciales como Irán y Rusia hasta a estrechos aliados como Francia y Alemania.
Así pues, no hay razón para creer que debería tratar de forma diferente a Japón.
Washington ha tratado de mantener su dominio mundial en la política, la economía y la fuerza militar. Una de las razones más importantes para espiar a otros países es que quiere el control total y estar en total control. Es decir, necesita ser "omnisciente".
Espiar conversaciones telefónicas y correos electrónicos de líderes de otras naciones no sólo es inmoral sino también una violación de la legislación internacional.
Sin embargo, EEUU lo hizo de todas formas porque sabía perfectamente bien que, incluso si lo descubrían, nadie iba a estar ahí para castigar a la única superpotencia mundial.
El escandaloso espionaje de EEUU a otros países demuestra, una vez más, lo hipócrita que es su senda de defender la libertad y la democracia. La verdad es que nunca ha tratado a sus "aliados" en pie de igualdad sino que se ve a sí mismo como superior, con derecho a hacer lo que quiera con ellos.
Es también digno de resaltarse que, aumentar las actividades de espionaje a otros países coincide, en realidad, con el alza de mercados emergentes y la unificación de Europa, lo que, a ojos estadounidenses, usurpa gradualmente su dominio sobre la economía y otros sectores.
EEUU teme perder su estatus como único polo en el actual mundo unipolar, y su casi temerario espionaje, por muy futil que sea, significa que está intentando cambiar la marea.
Sin embargo, no importa cuánto se haya beneficiado de conocer los secretos de otros países, Washington siempre perderá más con la desconfianza y las sospechas recíprocas que ha espoleado entre los países.
Viendo cómo trata EEUU a sus "aliados", el mundo puede tener una mejor medida de los valores que en realidad "defiende".