ENTREVISTA: Contradictoria política exterior de EEUU hacia Cuba refleja sus verdaderas intenciones, afirma analista

Actualizado 2015-07-20 22:50:09 | Spanish. xinhuanet. com

Por Noemí Galbán

CARACAS, 20 jul (Xinhua) -- Hoy el mundo presenció uno de los acontecimientos que indudablemente marcarán el rumbo futuro de la historia latinoamericana y a pesar de la expectativa que genera e incluso la incertidumbre ante el devenir de unas nuevas relaciones, el simple hecho constituye por sí mismo un "acto de justicia".

El analista internacional Ernesto Wong, califica así la reapertura este lunes de las embajadas cubana y norteamericana en Washington y La Habana, respectivamente; lo cual marca el restablecimiento de los nexos diplomáticos entre ambos países luego de 54 años de ruptura.

De acuerdo con las autoridades de las dos naciones, este es el paso inicial para avanzar hacia la normalización de los vínculos bilaterales interrumpidos por más de medio siglo de manera unilateral por Estados Unidos.

Un camino que a juicio del politólogo caribeño residenciado en Venezuela, no será fácil de transitar porque las contradicciones antagónicas de orden sistémico entre la Isla y la potencia norteña no sólo se expresan a escala bilateral, sino en la arena internacional y responden en gran medida a la "naturaleza imperialista" de Washington.

En tal sentido Wong, consultado por Xinhua, opinó que esta voluntad expresa por parte del presidente Barack Obama de restablecer las relaciones con Cuba, "refleja además el interés que tiene Estados Unidos de reconquistar el espacio perdido en América Latina tras la consolidación de los bloques de integración surgidos en este siglo".

Tal es el caso de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), la Alianza para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y el acuerdo energético Petrocaribe, los cuales han replanteado un nuevo contexto en el continente y han apartado cada vez de manera más explícita a Washington.

A ello se suma "la creciente y positiva influencia de otras potencias como es el caso de China, Rusia y los BRICS, con quienes los países del área prefieren actualmente estrechar relaciones".

Ante este "complejo y desventajoso" escenario para Estados Unidos, urge entonces adoptar nuevos métodos para rescatar la hegemonía perdida, de ahí el replanteamiento de los nexos con Cuba y el reconocimiento del error que significó aplicar por más de 50 años una política hostil contra la isla caribeña, dijo.

El fin último de la misma, representada por el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto desde 1962 por la Casa Blanca al país antillano, era "asfixiar", "aislar" y "debilitar" al pueblo cubano determinado a defender su independencia y el derecho a decidir el sistema socio-político que estima es el más conveniente.

"Una vez más sale a luz el doble rasero de Estados Unidos, hablan de normalizar relaciones porque se percataron que las herramientas y los medios utilizados para derrocar la Revolución Cubana no fueron efectivos pero el Congreso insiste en mantener el bloqueo. Esto demuestra que no hay ni habrá un cambio de la política exterior de Washington", afirmó el experto.

Una lección ya aprendida por los pueblos latinoamericanos con el decursar de los siglos que han sido "testigos" y hasta "víctimas" de estas contradicciones, las cuales reflejan la "verdadera cara de la política norteamericana", dictada por los grupos de poder y los grandes lobbys financieros, no por el gobierno.

"Los gobiernos y los pueblos de la región, si bien es cierto que miran con buenos ojos este acercamiento, no son tan ingenuos como antes (...) por lo que a pesar de lo edulcoradas que presenten este tipo de noticias los grandes medios de comunicación, ya nadie se va a dejar engañar. Está claro que se trata de una nueva máscara de Estados Unidos para disfrazar ambiciones mucho mayores", apuntó.

Una de ellas obedece, según Wong, a otro elemento muy importante y es el marcado interés de Washington por participar en los planes económicos que desarrolla La Habana con el Puerto del Mariel, ubicado al occidente de la Isla.

Dicho proyecto en cooperación con Brasil contempla una zona económica especial y una moderna terminal de contenedores que aspira a convertirse en punto clave para el comercio en la región, a partir de la ampliación del Canal de Panamá y la construcción del de Nicaragua.

"Se plantea el reto entonces para Cuba de manejar esto con mucho tino y firmeza para defender su soberanía y al mismo tiempo saber aprovechar las ventajas que principalmente en términos económicos y comerciales puede representar el restablecimiento de las relaciones entre ambos países", señaló el internacionalista.

Al respecto es válido destacar que la Isla es considerada el "mercado natural" de Estados Unidos, principalmente de los estados del sur, debido a la proximidad geográfica y los estrechos nexos existentes en el pasado.

Por eso también la insistencia y presión ejercida por productores agrícolas, industriales y empresarios norteamericanos de diversos sectores de abrir el comercio con Cuba.

"Eso es un factor beneficioso tanto para Estados Unidos como para la economía cubana que percibiría un estímulo a partir de la concreción de nuevas inversiones en todas las áreas, por ejemplo en las telecomunicaciones y el turismo", indicó Wong a Xinhua.

A su vez, valoró el experto, La Habana dispondría de mayores facilidades para adquirir mercancías en el país norteño, abaratando los cuantiosos costos que representa para Cuba el transporte de productos provenientes de mercados lejanos debido a la imposibilidad de adquirirlos directamente en Estados Unidos por el bloqueo.

Igualmente la isla diversificaría sus proveedores y ampliaría su capacidad de compra a partir del uso del dólar en las transacciones internacionales, algo vedado hoy día por la extraterritorialidad de la referida hostil política.

"Se abren un conjunto de posibilidades muy provechosas para ambos países, el asunto ideológico y político es del que se debe cuidar Cuba porque lo que sí debe quedar claro y de eso está consciente el gobierno cubano, es que Washington nunca va a cejar en su empeño por derrocar, ahora por la vía diplomática y pacífica como dijo Obama, a la Revolución Cubana", aseguró.

Wong a su vez advirtió que el fin último es atentar, desde todos los frentes posibles, contra la consolidación de la unión regional; lo cual representaría para Estados Unidos una "estocada casi mortal".

Tomando en consideración la persistente y cíclica crisis mundial "generada en gran medida por sus erráticas e imperiales políticas económicas y ante la imposibilidad de neutralizar a China y menos torcerle el brazo a Rusia, países que están superando a Washington de forma vertiginosa".

Por esa razón, el internacionalista cubano estimó que el gobierno norteamericano en respuesta a las negociaciones internas realizadas con el gran poder financiero transnacional, decidió aplicar nuevamente la conocida "doctrina del garrote y la zanahoria", acuñada por el presidente Theodore Roosevelt a principios del siglo XX para definir las relaciones con América Latina.

"Esta política señala que por un lado se suavizan las cosas con Cuba y por el otro se endurecen las acciones contra Venezuela, actualmente el motor impulsor de la integración latinoamericana y caribeña, por eso la persistencia de una política agresiva de intromisión y mantener la espada de Damocles sobre Caracas", aseveró.

Así lo confirman ejemplos como la Orden Ejecutiva firmada en marzo pasado por Obama donde consideró que Venezuela es una "amenaza inusual y extraordinaria" para la seguridad de Estados Unidos.

De igual forma resaltan las sanciones aprobadas por el Congreso norteamericano contra funcionarios suramericanos por supuestas violaciones a los derechos humanos y la más reciente participación del Departamento de Estado en el diferendo con Guyana, según han denunciado las autoridades de Caracas.

"Todo esto nos llama a la reflexión y nos lleva a una conclusión: habrá que observar cómo se delinea la política exterior norteamericana con la llegada del nuevo presidente el año próximo y ver cómo reaccionan los pueblos de América Latina que van asumiendo con mucha coherencia su rol en el escenario actual", culminó Wong.

Mientras tanto y amén de tales contradicciones, esta jornada ante la atenta mirada del mundo, Cuba y Estados Unidos reabrieron sus sedes diplomáticas para dar continuidad al rumbo iniciado el 17 de diciembre de 2014, cuando los presidentes Raúl Castro y Barack Obama anunciaron que tras casi un año de conversaciones secretas, los gobiernos de ambos países habían decidido comenzar el acercamiento bilateral.

Un proceso que todos coinciden será largo, no estará exento de tensiones, para muchos incluso resulta incierto predecir cuál será su final pero es un paso más hacia el establecimiento de un nuevo tipo de relaciones entre Washington y el resto del mundo.

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