BEIJING, 15 jun (Xinhua) -- Es evidente que la posibilidad de que China y Estados Unidos den un giro a las negociaciones comerciales en torno a la cumbre de Osaka del Grupo de los 20 (G20) depende enteramente de las acciones de Estados Unidos.
Si la parte estadounidense cumple su compromiso, respeta el consenso alcanzado por los líderes de los dos países en Argentina y resuelve las preocupaciones clave de China sobre la base de la igualdad y el beneficio y respeto mutuos, es muy posible que el cambio se produzca.
Sin embargo, sería de ilusos pensar que las negociaciones progresarán si algunas personas de Estados Unidos continúan ejerciendo una presión máxima sobre China y siguen pronunciándose de manera inestable e inmadura.
Las experiencias del año pasado han probado que China es capaz de resistir la presión de Estados Unidos a largo plazo.
Los aranceles impuestos por Estados Unidos sobre los productos chinos han tenido poco impacto en la economía china. Los principales indicadores muestran que la economía china se mantuvo sólida en mayo impulsada por un acusado crecimiento del consumo nacional. Durante los primeros cinco meses del año, el volumen del comercio exterior soportó la fuerte marejada y continuó creciendo.
La economía china lleva más de un año superando la prueba de las fricciones comerciales con Estados Unidos, y la tendencia positiva continuará.
Frente al acoso comercial, China ha intensificado las contramedidas. La introducción del sistema de la lista de entidades poco fiables y la lista de administración de seguridad tecnológica nacional, además de las alertas de viaje a Estados Unidos, preparan a China para una guerra comercial prolongada. China cuenta con mucha munición, y las contramedidas serán una práctica regular.
La parte estadounidense debe saber que si aumenta sus amenazas a China y el bloqueo de sus industrias, el país sólo contraatacará más duramente. La determinación y la voluntad de China por luchar en la guerra comercial hasta el final no debe ser subestimada nunca.
La próxima cumbre del G20 es una oportunidad para ver si Estados Unidos quiere verdaderamente resolver el conflicto. Lo contrario podría poner fin a la buena voluntad china.
