Por Edgardo Loguercio
BRASILIA, 26 jul (Xinhua) -- La central hidroeléctrica Santo Antonio, emplazada sobre el río Madeira en la región amazónica de Brasil, está considerada líder mundial en materia de sustentabilidad ambiental.
El director ejecutivo de Santo Antonio Energía, Eduardo de Mello Pinto, subrayó en entrevista con Xinhua a través de teleconferencia desde su oficina en Sao Paulo, que el proyecto rompió paradigmas y sirvió de modelo para otros emprendimientos, al priorizar la cuestión de la sustentabilidad.
"Es una usina concebida para tener el menor impacto ambiental posible. Es una usina a filo de agua, lo que permite un área inundada menor", señaló.
La hidroeléctrica funciona desde junio con 44 turbinas del proyecto original y se prepara para ampliar su capacidad a 50 en noviembre próximo.
Tras los estudios iniciales realizados en 2002 sobre el potencial hidroeléctrico de la cuenca del Madeira, el proyecto de Santo Antonio fue licitado en diciembre de 2007, como una de las mayores obras del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) del gobierno brasileño.
Ubicada frente a la ciudad de Porto Velho, capital del estado de Rondonia (norte), es la cuarta mayor hidroeléctrica de Brasil, con una potencia instalada actual de 3.150,43 Megavatios (MW).
Está previsto que la hidroeléctrica Santo Antonio alcance los 3.568 MW en noviembre próximo, energía suficiente para atender el consumo de 45 millones de personas.
Primer gran proyecto en la región amazónica que consiguió superar los desafíos ambientales, Santo Antonio fue concebida con el objetivo de obtener el máximo aprovechamiento de los recursos hídricos del río Madeira con impacto mínimo y preservación de la biodiversidad.
Mello Pinto explicó que una característica del Madeira, "es que tiene un caudal de 4.000 a 45.000 metros cúbicos (m3), lo que lo torna un río diferenciado. Para aprovechar eso fueron utilizadas turbinas que priorizan el caudal en vez de la caída de agua".
La utilización de turbinas tipo Bulbo (Bug), el más adecuado para grandes cursos de agua, al instalarse en forma horizontal evitó la necesidad de formar grandes reservorios y caída del fluido.
Las características inéditas de Santo Antonio le hicieron obtener el título de la usina más sustentable del mundo en 2014, según los criterios de la Asociación Internacional de Hidroelectricidad (IHA, siglas en inglés).
La energía generada representa entre 4 y 5 por ciento del sistema eléctrico nacional, y es transmitida por líneas bipolo de corriente continua de 600 KV que llevan la energía hasta Araraquara en Sao Paulo, de donde es distribuida a la región sureste.
La propuesta vencedora en la licitación fue de un precio de la energía de 78 reales (23,6 dólares) por MV/hora -130 reales (39,4 dólares) a valores actuales reajustados por la inflación-, casi 45 por ciento por debajo del precio base fijado por el gobierno.
Los términos de la licitación establecieron que 70 por ciento de la energía generada debe ser vendida en ambiente regulado y 30 por ciento en ambiente libre.
La empresa, gracias a sus principios ambientales, cuenta también con las autorizaciones requeridas para la comercialización de créditos de carbono.
Según el director financiero, Luiz Pereira, Santo Antonio Energía alcanza a una facturación anual de 3.000 millones de reales (910 millones de dólares) y un Ebitda de 53 por ciento.
Desde 2014, la empresa sigue las normas que rigen a las empresas de capital abierto, después de haber emitido tres "debentures" (obligación en títulos negociables).
La inversión total en la central hidroeléctrica sumó 20.000 millones de reales (6.060 millones de dólares), financiados por el estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), el Fondo Nacional del Norte y bancos comerciales.
Contó además con la participación de un total de 22.000 trabajadores en su construcción.
La operación comercial comenzó en marzo de 2012, con una anticipación de nueve meses con relación al cronograma original, lo que fue un gran éxito por la complejidad del proyecto.
El consorcio Santo Antonio Energía está compuesto por un bloque de las estatales Furnas (39 por ciento del total) y Cemig (10 por ciento), y un bloque privado integrado por SAAG (12,4 por ciento), Odebrecht (28,6 por ciento), y el Fondo de Inversiones y Participaciones Amazonia (FIPE, 10 por ciento).
En el marco de la búsqueda de reequilibrio financiero en las empresas "madres", algunas de las integrantes del consorcio consideran actualmente vender su participación.
Ante una consulta de Xinhua, Odebrecht Energía confirmó la existencia de negociaciones con algunos grupos para la venta de su 28,6 por ciento (18,6 por ciento directo y 10 por ciento como parte del FIPE), lo cual ha sido comunicado al resto de los accionistas.
Según la compañía, "en el grupo de potenciales compradores hay, entre otros interesados, compañías chinas".
Mello apuntó que existe un interés grande de inversores chinos en el mercado de energía, lo que se explica por la actual situación brasileña, que demanda fuertes inversiones en el sector de infraestructura en la perspectiva de la recuperación económica.
El director de Santo Antonio Energía destacó además que la empresa tiene un histórico reciente sin pasivos y cuenta con un plantel de 465 profesionales altamente calificados.
"Santo Antonio está en un momento único. Es un proyecto instalado, operativo, enmarcado en un proceso de desarrollo que demandará energía creciente, con un gran potencial de crecimiento", subrayó Mello Pinto.
En este sentido, otras seis turbinas agregadas entrarán en funcionamiento en noviembre próximo a partir de una elevación de 80 centímetros en la cota del reservorio, produciendo una energía adicional que será destinada al consumo de la región norte.
La ampliación permitirá que Porto Velho reduzca sus necesidades de energía del sistema nacional, dando además mayor atractivo a las inversiones, por la garantía y la estabilidad de la demanda.
