China es un mundo distinto que va más allá de lo tangible

Actualizado 2019-08-29 08:51:02 | Spanish. xinhuanet. com

Por Tao Lin

 

Ana María (Foto proporcionada por Ana María)

Es difícil conocerla y olvidarse de su verbo ágil, de la magia de su poética para hablar y de su orgullo de tener las raíces en Galicia de España. Ana María González, graduada en Filología Hispánica, es profesora de español en la Universidad de Estudios Internacionales de Beijing (BISU, siglas en inglés), y poeta, narradora y editora de libros para editoriales españolas y chinas. Se graduó de la Universidad de Vigo y tiene un master en Resolución de Conflictos Internacionales por la Universidad Abierta de Cataluña (Universitat Oberta de Cataluña). "Mi primer trabajo fue en Alemania donde nací. Nada más acabar la carrera en España me fui a Alemania para trabajar de profesora. Pero el Ministerio de Educación me ofertaba una plaza en Madagascar que me llamaba mucho la atención, pero al cabo de una semana me ofrecieron trabajar en China y dije, vale", explicó Ana María a Xinhua.

Entre Madagascar y China, escogió al dragón asiático, y los muchos misterios del mayor país de Asia le hicieron enamorarlo para siempre. "China se asemejaba a la imagen literaria que yo tenía, me reencontré con una imagen formada de la literatura de viajes y no me defraudó, me reconfortó encontrarme con todo eso sobredimensionado", recordó. Ana María siente que todo lo que se puede contar de China son cosas que nunca se trasmiten en su totalidad. "A medida que uno pasa tiempo aquí se le crea a uno la conciencia de que se escapan tantas dimensiones y realidades que realmente no sabes nada. Hay que desvestirse de la mirada occidental y ser el niño atónito ante un mundo distinto que va más allá de lo tangible", confesó la escritora española.

Sus experiencias como profesora de español la han ayudado también a adentrarse en la espiritualidad de China y de los chinos. China es un abismo cultural en el que flotan emociones y acontecimientos imperceptibles para muchos ojos extranjeros. China no se vive, lo vive a uno y lo contagia del deseo de aprender, de beber de la fuente nutricia de una civilización milenaria. "Los alumnos también son distintos a los occidentales. Muchos de ellos provienen básicamente de zonas rurales y encarnan ese reencuentro con todos esos valores de amabilidad, hospitalidad, trabajo duro y esfuerzo denodado que miramos con afecto especial. Mis mejores amigos son estudiantes de mi primera etapa en China, incluso uno de ellos es el padrino de mi hijo", dijo sonriente. 

Portada del libro "Español Expreso" (Foto proporcionada por Ana María)

Uno de sus trabajos más valiosos en China aparece en el libro "Español Expreso" de la Editorial de Enseñanza e Investigación de Lenguas Extranjeras, de fácil acceso para los chinos interesados en aprender a comunicarse y descubrir la cultura hispanoamericana.

Sabores y olores de China

En China pervive la poesía como un soplo sutil, un encanto que rompe las barreras del tiempo y el espacio sin que nos demos cuenta. "Mi vida de poeta se condimentó en China con un imaginario que no tenía alcance, ya no solo por la lectura de los cuentos clásicos chinos sino por encontrar cosas distintas, conceptos que no existían en el extranjero, la armonía de los contrarios, la armonía necesaria de lo antagónico, ideas a las que no había estado expuestas". Según Ana María su universo poético se ha abierto a historias nuevas creando una fusión. "Peatones del ruido rojo" y "Los árboles verdes", son dos poemarios escritos en China: "Con China y sobre China, es una poesía onírica, intimista y urbana y el telón de fondo es China y es entendible para cualquiera que haya estado en China".

Para ella China ha sido como una caja de especias que ha ido impregnando su vida de sabores y colores únicos. "Si mañana salgo a otro mundo se sumarán influencias, pero las de China serán eternas". Ana es una ciudadana del mundo con la humildad a cuestas. Porque detrás del velo de la humildad se esconde la capacidad de aprender siempre algo nuevo. "Cuando volví a Galicia echaba de menos a China. De repente, después de un viaje profesional de cuatro o cinco días decidí volver. Fue otra vez un flechazo", mencionó la profesora española que es ya un referente para muchos hispanohablantes en China.

Ana María con su hijo (Foto proporcionada por Ana María)

La comida fue uno de los grandes temas cuando llegó a China. "La cocina China se centra en tocar todos los sentidos y es fascinante. La importancia que se concede a la comida es la misma que un gallego le concede, tanto en cantidad como en calidad, para ambos juega un papel importante en todos los sentidos". Su platillo chino favorito es el Hongshaorou por su sabor fascinante que ella considera muy gallego. "Porque es la panceta de cerdo guisada a fuego lento. Luego el huevo negro con el tofu me encanta, era un antojo durante mi embarazo en China. Me casé en China y una semana antes de que naciera mi hijo me fui a España para que naciera allá pero mi ilusión era que Fidel tuviera las emociones, sabores y olores de China. Sabía que alguna vez volveríamos", explicó González. Su hijo nació en 2007 y ella regresó con él en 2014.

Además de su pasión como profesora y escritora se ha especializado en los puentes interculturales en el lenguaje no verbal, el protocolo empresarial y las conexiones y desconexiones en las negociaciones de empresarios hispanohablantes en China. "He publicado artículos sobre eso en español, tengo pendiente más cuando me salga de China y cerrar un libro. Sigo trabajando la comunicación intercultural en el ámbito de los negocios. En tantos años he conocido a muchos referentes que van alumbrado las investigaciones y los conocimientos de uno", dijo. Y en ese camino se cruzan historias y vivencias que unen continentes. Desde las aulas de la Universidad de Estudios Internacionales, con la poesía y con la magia imprescindible de la palabra, Ana María nos refresca esa capacidad humana natural de querer aprender y de tender puentes interculturales.

 
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China es un mundo distinto que va más allá de lo tangible

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Por Tao Lin

 

Ana María (Foto proporcionada por Ana María)

Es difícil conocerla y olvidarse de su verbo ágil, de la magia de su poética para hablar y de su orgullo de tener las raíces en Galicia de España. Ana María González, graduada en Filología Hispánica, es profesora de español en la Universidad de Estudios Internacionales de Beijing (BISU, siglas en inglés), y poeta, narradora y editora de libros para editoriales españolas y chinas. Se graduó de la Universidad de Vigo y tiene un master en Resolución de Conflictos Internacionales por la Universidad Abierta de Cataluña (Universitat Oberta de Cataluña). "Mi primer trabajo fue en Alemania donde nací. Nada más acabar la carrera en España me fui a Alemania para trabajar de profesora. Pero el Ministerio de Educación me ofertaba una plaza en Madagascar que me llamaba mucho la atención, pero al cabo de una semana me ofrecieron trabajar en China y dije, vale", explicó Ana María a Xinhua.

Entre Madagascar y China, escogió al dragón asiático, y los muchos misterios del mayor país de Asia le hicieron enamorarlo para siempre. "China se asemejaba a la imagen literaria que yo tenía, me reencontré con una imagen formada de la literatura de viajes y no me defraudó, me reconfortó encontrarme con todo eso sobredimensionado", recordó. Ana María siente que todo lo que se puede contar de China son cosas que nunca se trasmiten en su totalidad. "A medida que uno pasa tiempo aquí se le crea a uno la conciencia de que se escapan tantas dimensiones y realidades que realmente no sabes nada. Hay que desvestirse de la mirada occidental y ser el niño atónito ante un mundo distinto que va más allá de lo tangible", confesó la escritora española.

Sus experiencias como profesora de español la han ayudado también a adentrarse en la espiritualidad de China y de los chinos. China es un abismo cultural en el que flotan emociones y acontecimientos imperceptibles para muchos ojos extranjeros. China no se vive, lo vive a uno y lo contagia del deseo de aprender, de beber de la fuente nutricia de una civilización milenaria. "Los alumnos también son distintos a los occidentales. Muchos de ellos provienen básicamente de zonas rurales y encarnan ese reencuentro con todos esos valores de amabilidad, hospitalidad, trabajo duro y esfuerzo denodado que miramos con afecto especial. Mis mejores amigos son estudiantes de mi primera etapa en China, incluso uno de ellos es el padrino de mi hijo", dijo sonriente. 

Portada del libro "Español Expreso" (Foto proporcionada por Ana María)

Uno de sus trabajos más valiosos en China aparece en el libro "Español Expreso" de la Editorial de Enseñanza e Investigación de Lenguas Extranjeras, de fácil acceso para los chinos interesados en aprender a comunicarse y descubrir la cultura hispanoamericana.

Sabores y olores de China

En China pervive la poesía como un soplo sutil, un encanto que rompe las barreras del tiempo y el espacio sin que nos demos cuenta. "Mi vida de poeta se condimentó en China con un imaginario que no tenía alcance, ya no solo por la lectura de los cuentos clásicos chinos sino por encontrar cosas distintas, conceptos que no existían en el extranjero, la armonía de los contrarios, la armonía necesaria de lo antagónico, ideas a las que no había estado expuestas". Según Ana María su universo poético se ha abierto a historias nuevas creando una fusión. "Peatones del ruido rojo" y "Los árboles verdes", son dos poemarios escritos en China: "Con China y sobre China, es una poesía onírica, intimista y urbana y el telón de fondo es China y es entendible para cualquiera que haya estado en China".

Para ella China ha sido como una caja de especias que ha ido impregnando su vida de sabores y colores únicos. "Si mañana salgo a otro mundo se sumarán influencias, pero las de China serán eternas". Ana es una ciudadana del mundo con la humildad a cuestas. Porque detrás del velo de la humildad se esconde la capacidad de aprender siempre algo nuevo. "Cuando volví a Galicia echaba de menos a China. De repente, después de un viaje profesional de cuatro o cinco días decidí volver. Fue otra vez un flechazo", mencionó la profesora española que es ya un referente para muchos hispanohablantes en China.

Ana María con su hijo (Foto proporcionada por Ana María)

La comida fue uno de los grandes temas cuando llegó a China. "La cocina China se centra en tocar todos los sentidos y es fascinante. La importancia que se concede a la comida es la misma que un gallego le concede, tanto en cantidad como en calidad, para ambos juega un papel importante en todos los sentidos". Su platillo chino favorito es el Hongshaorou por su sabor fascinante que ella considera muy gallego. "Porque es la panceta de cerdo guisada a fuego lento. Luego el huevo negro con el tofu me encanta, era un antojo durante mi embarazo en China. Me casé en China y una semana antes de que naciera mi hijo me fui a España para que naciera allá pero mi ilusión era que Fidel tuviera las emociones, sabores y olores de China. Sabía que alguna vez volveríamos", explicó González. Su hijo nació en 2007 y ella regresó con él en 2014.

Además de su pasión como profesora y escritora se ha especializado en los puentes interculturales en el lenguaje no verbal, el protocolo empresarial y las conexiones y desconexiones en las negociaciones de empresarios hispanohablantes en China. "He publicado artículos sobre eso en español, tengo pendiente más cuando me salga de China y cerrar un libro. Sigo trabajando la comunicación intercultural en el ámbito de los negocios. En tantos años he conocido a muchos referentes que van alumbrado las investigaciones y los conocimientos de uno", dijo. Y en ese camino se cruzan historias y vivencias que unen continentes. Desde las aulas de la Universidad de Estudios Internacionales, con la poesía y con la magia imprescindible de la palabra, Ana María nos refresca esa capacidad humana natural de querer aprender y de tender puentes interculturales.

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