
Pero para los propietarios de los comercios, la belleza y el valor del lugar carecen de sentido sin una afluencia constante de turistas.
"Podría cerrar mi café si las cosas siguen así", dijo Abdul Rauf Hussein, propietario de la cafetería Zahraa.
El hombre, que ha tenido su negocio en el bazar durante décadas, dice que los egipcios no pueden reemplazar a los turistas extranjeros porque simplemente no les gusta gastar dinero en el mercado.
"Muchos visitantes egipcios vienen aquí para conocer extranjeros, a los que apenas vemos por aquí", dijo con desgano.
"Por eso es que podría dejar el bazar y abrir un negocio en otro lugar. No tengo idea de cuándo revivirá el turismo", dijo.