Los refugiados en la Franja de Gaza representan dos terceras partes de la población de 1,8 millones de personas en el enclave costero, donde viven en ocho campamentos. El campamento Shati alberga a 90.000 refugiados en una pequeña área sobrepoblada sin suficiente infraestructura.

Un informe del Banco Mundial señala que el índice de desempleo en Gaza es actualmente es tremendamente alto y llega a 43 por ciento.

El refugiado de 80 años de edad comenta a Xinhua que él y su familia viven en condiciones insoportables, forzados a depender de la ayuda para obtener alimentos y dinero.

"En nuestra aldea antes de 1948, solíamos comer lo que plantábamos y todos los residentes de la aldea estábamos unidos como si fuéramos una sola familia. Ninguno contaba o dependían de donaciones extranjeras ni de ayuda en esa época", cuenta el anciano.

Al preguntarle si quiere decir algo en vísperas del Día Mundial de los Refugiados, que fue aprobado por Naciones Unidas en el año 2000, Abu Hamdi dice: "De hecho yo los responsabilizo a todos ellos por no ayudarme a crear una mejor vida para mi, mis hijos y para otros refugiados".

Su esposa Hanan, que también es refugiada de Be'er Sheva en el sur de Israel, señala que la gran mayoría de los refugiados asentados en la Franja de Gaza "aparentemente fueron forzados a vivir una vida de miseria para olvidar su legítimo derecho a regresar".

En Líbano, los refugiados sirios protestan por la injusticia.

Cada día, cuando Ahmad Aboul Oueidati, un refugiado sirio en Líbano, regresa de sus labores diarias para apoyar a su familia, pasa el tiempo que le queda discutiendo con sus compañeros sobre el desarrollo de la crisis en su país.

Oueidati, de 60 años, fue desplazado de la devastada ciudad de Idlib. Lamenta la situación que no parece que vaya a "mitigarse pronto", y dice a Xinhua "nuestro país que una vez fue seguro, impresionante y civilizado, ahora está en ruinas. El escenario de personas muertas en las calles se ha vuelto familiar".

Salwa Aboul Hoda, que fue desplazados de la región de Damasco hacia Rachaya al-Wadi en el Valle Bekaa y en el pasado era maestro en Siria, declara: "Siria pasa por tiempos muy difíciles y los enfrentamientos son horribles. Preguntamos a la comunidad internacional, que pone oídos sordos a las legítimas demandas de los sirios, porqué siguen promoviendo la crisis?" .

En la ciudad portuaria norteña de Trípoli, donde viven aproximadamente 180.000 sirios en nefastas condiciones, la mayoría de los desplazados creen que las potencias mundiales no son serias cuando hablan de encontrar una solución a la crisis en su país.

"Desde el inicio de la crisis escuchamos acerca de los esfuerzos de las potencias mundiales para resolver la crisis, pero después de cuatro años ahora descubrimos que Estados Unidos y otros nos han dado promesas vacías", sostuvo Ousama al-Rukka de Homs, un estudiante e 22 años de edad de la Universidad Libanesa en Trípoli.