Pero para algunos expertos, el escándalo que rodea a la FIFA tiene menos que ver con las personas y más con un sistema que es difícil de cambiar.
Como el órgano oficial de gobernanza del deporte número uno del mundo, la FIFA recibe miles de millones de dólares en ingresos por derechos de comercialización por televisión y en patrocinios, lo que la vuelve uno de los órganos deportivos más ricos y más poderosos del mundo.