Por corresponsales Xia Lin y Su Jin
PANAMA, 11 abr (Xinhua) -- Cuba y Venezuela han arrebatado, de manera conjunta, la atención de la VII Cumbre de las Américas, que se inauguró la noche del viernes en la Ciudad de Panamá, convirtiendo el foro en una cancha local para la diplomacia de los países latinoamericanos y caribeños, y sacudiendo los últimos 21 años de predominio de Estados Unidos sobre las políticas del hemisferio.
Comentando sobre la agenda de la cumbre, el presidente de Bolivia, Evo Morales, afirmó en declaraciones a la cadena de televisión teleSUR que "el señor (Barack) Obama tiene que ser consciente de que ya no somos el patio trasero de EEUU. Si quiere ganarse el respeto de los latinoamericanos y caribeños, tiene que, primero, respetarlos".
Durante la primera edición de la Cumbre de las Américas, que se celebró en 1994 en Miami, el entonces presidente de EEUU Bill Clinton propuso el arranque del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), en un intento por revitalizar las economías de la región.
Desde entonces, los países de Latinoamérica y el Caribe, en lugar de ver cumplidas sus expectativas, tuvieron que aguantar la humillación de servir a los propósitos geopolíticos del país norteamericano, que han afectado a sus situaciones industriales y financieras.
Sin embargo, las cosas son diferentes con la actual edición de la cumbre. Tras 21 años de ausencia, Cuba se presenta por primera vez en este cónclave hemisférico. La isla caribeña también decepcionó a EEUU, aplazando su plan de reabrir las embajadas en sus respectivas capitales antes del inicio de la cumbre en Panamá.
En vísperas de la cita, de dos días de duración, Rusia, la Unión Europea (UE), la República Popular Democrática de Corea (RPDC) y Vietnam enviaron delegaciones de alto nivel a Cuba, en un gesto de apoyo, mientras la nación caribeña se enfrenta a EEUU para asegurar un trato justo y proteger sus propios intereses.
Por su parte, Venezuela ha llegado a la cumbre, armada de un nuevo sentido sobre los medios de comunicación, así como de una solicitud firmada por más de diez millones de personas, con la cual exige a Washington que levante las últimas sanciones impuestas contra funcionarios del gobierno venezolano y revoque un decreto ejecutivo según el cual se calificó a este país sudamericano de "amenaza para la seguridad nacional" de EEUU.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, dijo durante un discurso televisado el jueves en Caracas, que "el presidente Obama cometió el peor error en sus seis años de mandato respecto a la política exterior hacia América Latina".
"La región ya no es el patio trasero" de Washington, recalcó el mandatario.
Antes y durante la cumbre, los países y organizaciones de la región, como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y el Movimiento de Países No Alineados, han apoyado con éxito a Venezuela en la búsqueda de su independencia y soberanía nacional.
Todos estos esfuerzos culminaron en la cumbre, permitiendo que los principales miembros latinoamericanos de la Organización de Estados Americanos (OEA) negociaran asuntos regionales con EEUU y Canadá como grupo, bajo la bandera de la "Prosperidad con Equidad".
Obama mantuvo un perfil bajo el viernes, cuando asistió a la Cumbre de CEO con sus homólogos panameño, brasileño y mexicano, pronunciando el discurso principal en un foro de diálogo y presente en la tribuna de la ceremonia de apertura con jefes de Estado regionales, entre ellos Maduro, y el presidente de Cuba, Raúl Castro.
La cumbre ha proporcionado a los países de la región una oportunidad para expresar sus solidaridad y autonomía, y para romper con la idea de que son simplemente el patio trasero de EEUU, mostrando que se han convertido en una fuerza regional independiente.
Los días en los que las Américas pertenecían solo a EEUU han terminado. América pertenece a todas las naciones regionales. Este es uno de los consensos que no están en la agenda pero que han sido alcanzados en la cumbre.
Esta concienciación llega de la desilusión sobre la propaganda de que la región podría florecer solo si sucumbía a EEUU y dependía de ese país política y económicamente.
La realidad es que el poder de EEUU se ha ido reduciendo.
Los países latinoamericanos han recorrido un largo camino para apartarse de la Doctrina Monroe (establecida por EEUU en 1823 para mantener alejada la influencia europea de la región y salvaguardar su hegemonía e intereses en América Latina), y para acabar con la voraz explotación de sus recursos naturales no renovables, y finalmente pasaron a la acción en 2011.
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) fue fundada ese año para unir a los países de todas las Américas con excepción de Estados Unidos y Canadá a fin de servir como alternativa a la OEA dominada por Washington.
La CELAC fue vista ampliamente como una manifestación del multilateralismo de América Latina, el inicio de una carrera de desarrollo independiente, y el fin de la larga historia de interferencia estadounidense, incluyendo su apoyo a regímenes militares pasados y sus esfuerzos por derrocar a gobiernos izquierdistas.
De una vez por todas, la CELAC recibió impulso del mundo exterior. La primera cumbre CELAC-UE en 2013 elaboró un mecanismo de diálogo entre ambas partes para futuros intercambios económicos y comerciales. Más tarde, un sistema de cooperación similar fue conocido y establecido entre la CELAC y Rusia.
En enero de 2015 con la celebración del Foro China-CELAC en Beijing, el país asiático anunció 250.000 millones de dólares para la inversión en la región en la próxima década.
Esto pinta un atractivo cuadro para los latinoamericanos. A la vez que su dependencia de la economía más grande del mundo disminuye, sus lazos y comercio con otras economías están en auge. El cambio de socios no solo ha ampliado el estatus de la CELAC como organismo independiente y soberano, sino también ha mejorado el paisaje geopolítico y económico.
El cambio presenta un futuro confiable para los más de 600 millones de personas que conforman América Latina. La Cumbre de las Américas ya no es el único foro intercontinental para la cooperación, sino otro instrumento para perseguir la prosperidad con equidad.
A partir de ahora, América Latina ya no tendrá que quedarse en el "patio trasero" ideológico. Puede seguir avanzando y tomar el centro del escenario.