RIO DE JANEIRO, 11 may (Xinhua) -- El interés de los brasileños en el mandarín sigue creciendo, pero todavía se necesita un esfuerzo cultural mayor y más estructurado para elevar la cooperación entre Brasil y China.
Según la directora del Instituto Confucio en Río de Janeiro, Qiao Jianzhen, el interés en aprender el mandarín en Brasil sigue su tendencia al alza, y en los últimos años se han abierto las puertas de nuevos centros en el país sudamericano.
Actualmente, Brasil cuenta con ocho centros del Instituto Confucio, y hay planes para abrir otros dos el próximo año. No obstante, según Qiao, todavía queda mucho trabajo para hacer que el mandarín sea una elección más popular a la hora de decidir estudiar una lengua extranjera entre los brasileños.
"El idioma es la gran barrera para el intercambio entre Brasil y China. En China es fácil, porque hay cursos de portugués en 25 universidades, pero en Brasil, no hay ningún curso universitario de mandarín", explicó Qiao a Xinhua.
La falta de cursos de mandarín dificulta que las empresas chinas encuentren traductores familiarizados con la cultura brasileña, algo que facilitaría más los negocios.
Qiao y el Instituto Confucio están aportando su granito de arena. Las clases de mandarín en el Instituto Confucio de Río se imparten en asociación con la Universidad Católica Pontifícia de Río de Janeiro (PUC-Rio), la más respetada de las universidades locales. El Instituto ha establecido un curso de intercambio, enviando alumnos brasileños a estudiar a China.
El Instituto Confucio está además expandiendo su influencia más allá de la PUC. El año pasado, se inauguró un instituto público bilingüe portugués-mandarín en Niterói, en la región metropolitana de Río de Janeiro, en colaboración con el Gobierno regional. Además, hay una clase de mandarín proporcionada por el Instituto Confucio en otro centro de educación secundaria en Río.
El principal aspecto cultural que atrae a los brasileños a estudiar mandarín es el Kung Fu. Los practicantes del arte marcial se dan cuenta de que hablar mandarín les sería una gran ayuda, por lo que empiezan a estudiar el idioma.
"Conozco varios brasileños que hablan chino muy bien, pero su interés viene del Kung Fu. Empezaron practicando Kung Fu y se dieron cuenta de que el conocimiento del idioma es muy importante", dijo Qiao, quien aseguró que el interés en las artes y la música chinas también han aumentado.
Las iniciativas gubernamentales ayudarían mucho, pero son escasas. El año pasado, Brasil y China firmaron un acuerdo para incrementar los intercambios académicos mediante becas, pero según Qiao, la iniciativa no se ha implementado.
Para buscar un mayor intercambio cultural, Brasil debe hacer un mayor esfuerzo, y más organizado, para promocionar el país en China, explicó Qiao, porque los chinos todavía no conocen demasiado sobre Brasil más allá del Carnaval y de su fútbol.
La directora del Instituto Confucio en Río destacó que mientras China tiene el Instituto Confucio, Gran Bretaña el British Council o España el Instituto Cervantes, Brasil no tiene ninguna organización similar dedicada a promover el portugués por el mundo. Si hoy en día hay más chinos que hablan portugués, es más por los esfuerzos del Gobierno de Portugal que por los del de Brasil.
"Brasil no tiene un programa sistemático para promover la lengua portuguesa y la cultura brasileña en el mundo, lo que es una pena", se lamentó Qiao. "En Asia, los que hablan portugués lo suelen hacer con acento de Portugal, porque el Gobierno de Portugal siempre está intentando promover su lengua", agregó.
"Hay brasileños que están en China intentando promover Brasil, su lengua y su cultura, pero sin el apoyo del Gobierno, sin el apoyo del sistema, se convierte en un proceso mucho más lento", concluyó.