Tabaqueros trabajan en la elaboración de puros habanos, en la Fábrica La Corona, en La Habana, capital de Cuba, el 27 de febrero de 2025. (Xinhua/Joaquín Hernández)
LA HABANA, 27 feb (Xinhua) -- Los puros habanos constituyen una parte importante de la esencia e imagen internacional de Cuba, más allá de los millonarios ingresos que aporta esa industria a la economía de la isla caribeña.
Por eso, cuando se visita la Fábrica La Corona, como hicieron los participantes en la edición 25 del Festival del Habano, se entra en contacto con lo más genuino de la tradición tabacalera cubana, representada por los torcedores, hombres y mujeres que elaboran a mano los afamados habanos.
"Tenemos en nuestras manos la posibilidad de llevar al mundo una parte de nosotros, de las características de nosotros, de nuestra idiosincrasia", dijo a Xinhua con evidente orgullo el maestro torcedor Alvin Mustelier, de 64 años.
El hombre, que desde hace 28 años elabora habanos con sus manos, consideró al tabaco cubano como "un embajador de nuestro país".
Mustelier sabe de lo que habla, pues ha estado tres veces en China, en 2006, 2010 y 2011, para mostrar sus habilidades en las Casas del Habano en Beijing y Shanghai, entre otras ciudades.
En La Corona trabajan 243 torcedores, aunque son unos 600 trabajadores, pues otros se encargan de seleccionar y despalillar las hojas, controlar la calidad de la manufactura y llenar las cajas de puros.
Ser torcedor requiere varios meses de estudio y después muchos años de aprendizaje práctico para acumular una buena experiencia, como explicó Yordanka Herrera, una mulata de 43 años, que desde hace 17 elabora los puros.
"Ser torcedora es un arte y lo que tienes que tener es agilidad y que te guste", señaló la mujer, quien, sin dejar de fumar un puro, arregló sus trenzas con femenina coquetería.
Herrera afirmó estar orgullosa de saber que muchas personas van a disfrutar del tabaco que elaboran ella y sus compañeros, por lo que, aseguró, trata de hacerlo con mucho amor.
En dependencia del tipo de habano que elaboren, los torcedores deben hacer entre 80 y un centenar de puros cada día, una norma cuya calidad es comprobada con celo por un grupo de expertos y que sustenta los 827 millones de dólares obtenidos en 2024 por Habanos S.A., la empresa cubano-española que comercializa las 27 marcas cubanas.
La elaboración de los puros tiene un riguroso control de la calidad con al menos cinco puntos en los que se fiscaliza cada uno de los momentos del proceso, desde la selección de las hojas hasta la confección de las cajas y el anillado de cada habano.
Es un trabajo manual y sencillo a simple vista, pero que requiere de habilidades especiales para que el producto final cumpla los estándares de cada marca y puedan salir al mercado con la calidad esperada en un producto de altísimo valor comercial.
Otro torcedor, Humberto Santana, de 58 años, detalló el proceso de manufactura que no siempre requiere de la misma cantidad de hojas, aunque la calidad debe ser similar en todos los casos.
"Uno tiene experiencia y no es difícil", apuntó Santana con la seguridad que dan 27 años de trabajo en la tabaquería.
La Corona es la más grande de las cuatro fábricas de habanos que trabajan en La Habana con hojas cultivadas en Vuelta Abajo, "la tierra del mejor tabaco del mundo", ubicada en el centro sur de la provincia de Pinar del Río, en el extremo oeste de la isla caribeña.
Como marca tabacalera, La Corona es una de las más antiguas de Cuba, pues fue registrada en 1845 por el español Perfecto López, aunque la fábrica se creó en 1902 y ha funcionado desde entonces prácticamente sin interrupción.
Una mujer torcedora fuma mientras trabaja en la elaboración de puros habanos, en la Fábrica La Corona, en La Habana, capital de Cuba, el 27 de febrero de 2025. (Xinhua/Joaquín Hernández)
Un hombre fuma un puro habano mientras visita la Fábrica La Corona, en La Habana, capital de Cuba, el 27 de febrero de 2025. (Xinhua/Joaquín Hernández)
Una mujer torcedora trabaja en la elaboración de puros habanos, en la Fábrica La Corona, en La Habana, capital de Cuba, el 27 de febrero de 2025. (Xinhua/Joaquín Hernández)