BEIJING, 1 mar (Xinhua) -- A pesar de la devastadora pandemia de COVID-19 y los duros desafíos económicos, China logró erradicar la pobreza extrema el año pasado, cumpliendo de esta forma, con una década de anticipación, el objetivo de reducción de la pobreza establecido en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de la ONU.
El logro, que llegó tras décadas de esfuerzos incansables por parte del país más poblado del mundo, transmite esperanza e inspiración a otros países que buscan formas de eliminar la pobreza y promover la igualdad y el desarrollo.
El secretario general de la ONU, António Guterres, resaltó que la experiencia china en la lucha contra la pobreza "puede proporcionar lecciones valiosas a otros países en desarrollo". Estas son las tres principales:
En primer lugar y ante todo, la lucha del país asiático para acabar con la pobreza es un ejemplo de la filosofía del Gobierno chino centrada en las personas.
Frente a los numerosos obstáculos presentados por la COVID-19, Beijing no aplazó su objetivo de sacar a todos los residentes rurales de la pobreza en 2020, sino que cumplió de forma puntual su compromiso con el pueblo chino.
En 2020, los casi 100 millones de habitantes del rural chino que vivían por debajo del umbral de la pobreza según los estándares actuales salieron de ella después de ocho años de esfuerzos. Además, el 98 por ciento de las aldeas en zonas de pobreza extrema tienen ahora acceso a la banda ancha, lo que ha reducido en gran medida la brecha digital entre el campo y la ciudad.
Al mismo tiempo, desde el XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China en 2012, China ha construido 1.290 plataformas de innovación y emprendimiento en áreas pobres y ha enviado a 289.800 expertos en ciencia y tecnología al medio rural.
A lo largo de los años, muchos académicos de otros países han tratado de descifrar el "código" que ha impulsado la lucha contra la pobreza en China.
De acuerdo con un informe publicado por New China Research, un comité de expertos chino, sus puntos de vista se pueden resumir en cinco factores: liderazgo determinado, plan detallado, orientación al desarrollo, gobierno basado en los datos y ejecución descentralizada.
Los logros en la reducción de la pobreza son, de hecho, resultado de un empeño continuado que combina una planificación adecuada, una meta clara y soluciones sostenibles a largo plazo. En 2012, el Gobierno chino anunció su primer objetivo centenario: finalizar la construcción de una sociedad moderadamente acomodada en todos los aspectos para finales de la década.
Con el fin de alcanzar ese objetivo, tanto las autoridades centrales como las locales pusieron en marcha planes personalizados y medidas específicas para las diferentes localidades, al tiempo que facilitaron asistencia basada en la idea de "enseñar a pescar" para que la gente más necesitada pudiese salir de esa situación capitalizando su propia fuerza.
Entre esas medidas, se organizaron talleres y campañas de contratación, se crearon plataformas en línea para vender los productos agrícolas de las zonas afectadas por la pobreza y se desarrolló el turismo en las localidades montañosas.
Es, así pues comprensible, que Martin Riser, director para China del Banco Mundial, se refiriese en una ocasión a la reducción de la pobreza en China como "una historia de crecimiento".
El éxito de todo este trabajo para acabar con la pobreza se basa en un proceso estricto, estandarizado, cuantificado y transparente que ha sido consistente en todo el país, según Robert Lawrence Kuhn, presidente de la Fundación Kuhn.
Para asegurarse de que aquellos que han salido de la pobreza no vuelvan a caer en el empobrecimiento, China también ha decidido establecer un período de transición de cinco años para los condados que ya han salido de la pobreza, y cambiar gradualmente el enfoque de las políticas hacia la promoción integral de la vitalización rural.
Por último, pero no menos importante, los esfuerzos de China por erradicar la pobreza tienen como objetivo, en esencia, eliminar la desigualdad social paso a paso, a fin de garantizar la estabilidad y construir una sociedad más justa e inclusiva.
Para las regiones sumidas en la pobreza extrema, el Gobierno chino ha movilizado una gran cantidad de recursos y ha aunado fuerzas para mejorar los servicios de educación, atención médica, vivienda y agua potable, con el fin de reducir la brecha de riqueza entre las ciudades y las zonas remotas y menos desarrolladas, y asegurar que los pobres también puedan obtener una parte de los dividendos de una sociedad moderadamente acomodada.
En la actualidad, la pobreza sigue siendo un problema crónico y complicado al que se enfrentan cientos de millones de personas en todo el mundo a medida que la brecha de riqueza y la división Norte-Sur se continúan incrementando. La causa fundamental de esto radica en los crecientes déficits de desarrollo del mundo.
La comunidad internacional debe trabajar unida para promover la cooperación mundial en el alivio de la pobreza, a fin de cerrar la brecha entre los países desarrollados y en desarrollo, impulsar el desarrollo común para la humanidad y fomentar la globalización económica de una manera más abierta, inclusiva, equitativa y equilibrada.
China ha reforzado constantemente la cooperación Sur-Sur para ayudar a los países en desarrollo a aliviar las presiones de la deuda y mitigar la pobreza. Ya firmó acuerdos de suspensión del servicio de la deuda con 12 países africanos y concedió exenciones de préstamos vencidos sin intereses a 15 países de ese mismo continente.
En la larga historia de la raza humana a lo largo de los milenios, acabar con la pobreza y construir vidas mejores siempre ha sido un objetivo compartido en todo el mundo.
El logro histórico de China en la erradicación de la pobreza ha renovado la esperanza de que es posible poner fin a la indigencia siempre que se tomen medidas reales y efectivas.
Mientras la comunidad internacional se muestre decidida y unida, el milagro contra la pobreza que ha ocurrido en China también puede repetirse en otras partes del planeta.
