ESPECIAL: Crisis política y cambio de ciclo marcan próximas elecciones en Ecuador

Actualizado 2021-02-04 00:45:06 | Spanish. xinhuanet. com

QUITO, 3 feb (Xinhua) -- Las elecciones generales del próximo domingo 7 de este mes en Ecuador se enmarcan en un contexto de crisis política y un cambio de ciclo con el fin del gobierno del presidente Lenín Moreno al frente del país, así como de la hegemonía del movimiento oficialista Alianza PAIS de los últimos 14 años, según lo expresado por analistas.

Expertos entrevistados por Xinhua han coincidido en señalar que el panorama político del país sudamericano presenta niveles elevados de incertidumbre, producto de la fragmentación de la clase política y de la difícil situación socio-económica provocada por la pandemia de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19).

"Lo que esperaría la gente es empezar a resolver la profunda crisis política, económica y social que vivimos. El tejido social está tan roto, que las soluciones que se puedan dar no van a ser de corto plazo", señaló el especialista en estrategia política, Pedro Donoso.

El especialista afirmó que Ecuador enfrenta un "desorden político complicado", además de que arrastra tensiones sociales que no han sido debidamente administradas por el gobierno saliente.

Moreno llegó a la Presidencia de Ecuador en 2017 para dar continuidad a la línea trazada en esa década por el gobierno de su antecesor, Rafael Correa (2007-2017), a quien luego acusó de corrupción y de un irresponsable endeudamiento.

La pugna entre ambos políticos fraccionó la estructura interna del otrora movimiento fundado por Correa, Alianza PAIS, lejano del tablero presidencial en los próximos comicios, según las encuestas de intención del voto.

Alianza PAIS ganó las últimas cuatro elecciones presidenciales y en esta ocasión participa con la candidata Ximena Peña, ex asambleísta y única mujer en la carrera por la Presidencia, con apenas el 2 por ciento de las preferencias electorales, según las últimas encuestas.

Peña afirma no ser la candidata del oficialismo y se mantiene como una militante convencida del proyecto original liderado por Correa.

A decir del entrevistado, el gobierno de Moreno puede verse como débil, pero en realidad es un gobierno "fuerte" en las relaciones que ha logrado construir.

"Ha logrado construir relaciones y acuerdos políticos fuertes con grupos sociales, políticos y económicos; con las Fuerzas Armadas, con la Policía; y eso le ha sostenido", reflexionó el especialista.

Dijo que el gobierno, sin embargo, no ha podido canalizar las demandas y los reclamos sociales, lo que le puso en la "cuerda floja" en octubre de 2019, cuando enfrentó violentas protestas masivas contra las decisiones económicas adoptadas en el marco de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que los inconformes calificaron como "paquetazo".

La administración de Moreno ha estado además salpicada de escándalos de corrupción en hospitales durante la pandemia, lo que desplomó las expectativas de mejorar los niveles de popularidad del actual mandatario.

Cuando Moreno llegó a la Presidencia su nivel de aprobación era del 66 por ciento, pero para mayo de 2020 descendió al 18 por ciento, según datos de la encuestadora Cedatos.

Por su parte, el consultor político Marcel Merizalde sostuvo que Moreno terminará su mandato "totalmente desgastado en su representatividad" y con un alto descontento ciudadano sobre su gestión, debido a las alianzas con el sector privado y algunos casos de corrupción que le han pasado factura.

"Le queda debiendo al país en el orden institucional y ético", añadió Merizalde, al tiempo que señaló que las elecciones del día 7 son claves para determinar el futuro político del país hacia dos modelos: "neoliberal" o "progresista".

Según Merizalde, el primer modelo (neoliberal) está representado por el ex banquero Guillermo Lasso, mientras que el segundo (progresista) lo representa Andrés Arauz, un economista de izquierda apoyado por Correa.

Ambos candidatos mantienen las preferencias más altas entre otros 14 aspirantes para llegar a la Presidencia, según las encuestas de intensión de voto, por lo que todo apunta que será necesaria una segunda vuelta electoral programada para el 11 de abril de este año.

En tanto, el profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Franklin Ramírez, sostuvo que más allá de Moreno, de quien dijo "está sepultado políticamente", en el debate electoral está claro que Correa y el "correísmo" siguen en el centro del tablero.

"Los políticos están bastante enfrascados en esa lucha entre 'correísmo' y 'anticorreísmo', pero la ciudadanía exige respuestas puntuales para problemas como la crisis económica-sanitaria y la falta de empleo", dijo Ramírez.

Según el experto, las ofertas de los candidatos se han "reducido al discurso político" y no hay claridad sobre cómo solucionar los grandes problemas sociales.

Más de medio millón de personas se encontraban sin empleo formal en septiembre del año pasado en Ecuador debido a la pandemia de la COVID-19, uno de los peores indicadores en décadas, según datos del gobierno.

Esta situación abona al elevado pesimismo expresado por los ciudadanos respecto al futuro del país sudamericano, según los sondeos de opinión.

 
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QUITO, 3 feb (Xinhua) -- Las elecciones generales del próximo domingo 7 de este mes en Ecuador se enmarcan en un contexto de crisis política y un cambio de ciclo con el fin del gobierno del presidente Lenín Moreno al frente del país, así como de la hegemonía del movimiento oficialista Alianza PAIS de los últimos 14 años, según lo expresado por analistas.

Expertos entrevistados por Xinhua han coincidido en señalar que el panorama político del país sudamericano presenta niveles elevados de incertidumbre, producto de la fragmentación de la clase política y de la difícil situación socio-económica provocada por la pandemia de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19).

"Lo que esperaría la gente es empezar a resolver la profunda crisis política, económica y social que vivimos. El tejido social está tan roto, que las soluciones que se puedan dar no van a ser de corto plazo", señaló el especialista en estrategia política, Pedro Donoso.

El especialista afirmó que Ecuador enfrenta un "desorden político complicado", además de que arrastra tensiones sociales que no han sido debidamente administradas por el gobierno saliente.

Moreno llegó a la Presidencia de Ecuador en 2017 para dar continuidad a la línea trazada en esa década por el gobierno de su antecesor, Rafael Correa (2007-2017), a quien luego acusó de corrupción y de un irresponsable endeudamiento.

La pugna entre ambos políticos fraccionó la estructura interna del otrora movimiento fundado por Correa, Alianza PAIS, lejano del tablero presidencial en los próximos comicios, según las encuestas de intención del voto.

Alianza PAIS ganó las últimas cuatro elecciones presidenciales y en esta ocasión participa con la candidata Ximena Peña, ex asambleísta y única mujer en la carrera por la Presidencia, con apenas el 2 por ciento de las preferencias electorales, según las últimas encuestas.

Peña afirma no ser la candidata del oficialismo y se mantiene como una militante convencida del proyecto original liderado por Correa.

A decir del entrevistado, el gobierno de Moreno puede verse como débil, pero en realidad es un gobierno "fuerte" en las relaciones que ha logrado construir.

"Ha logrado construir relaciones y acuerdos políticos fuertes con grupos sociales, políticos y económicos; con las Fuerzas Armadas, con la Policía; y eso le ha sostenido", reflexionó el especialista.

Dijo que el gobierno, sin embargo, no ha podido canalizar las demandas y los reclamos sociales, lo que le puso en la "cuerda floja" en octubre de 2019, cuando enfrentó violentas protestas masivas contra las decisiones económicas adoptadas en el marco de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que los inconformes calificaron como "paquetazo".

La administración de Moreno ha estado además salpicada de escándalos de corrupción en hospitales durante la pandemia, lo que desplomó las expectativas de mejorar los niveles de popularidad del actual mandatario.

Cuando Moreno llegó a la Presidencia su nivel de aprobación era del 66 por ciento, pero para mayo de 2020 descendió al 18 por ciento, según datos de la encuestadora Cedatos.

Por su parte, el consultor político Marcel Merizalde sostuvo que Moreno terminará su mandato "totalmente desgastado en su representatividad" y con un alto descontento ciudadano sobre su gestión, debido a las alianzas con el sector privado y algunos casos de corrupción que le han pasado factura.

"Le queda debiendo al país en el orden institucional y ético", añadió Merizalde, al tiempo que señaló que las elecciones del día 7 son claves para determinar el futuro político del país hacia dos modelos: "neoliberal" o "progresista".

Según Merizalde, el primer modelo (neoliberal) está representado por el ex banquero Guillermo Lasso, mientras que el segundo (progresista) lo representa Andrés Arauz, un economista de izquierda apoyado por Correa.

Ambos candidatos mantienen las preferencias más altas entre otros 14 aspirantes para llegar a la Presidencia, según las encuestas de intensión de voto, por lo que todo apunta que será necesaria una segunda vuelta electoral programada para el 11 de abril de este año.

En tanto, el profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Franklin Ramírez, sostuvo que más allá de Moreno, de quien dijo "está sepultado políticamente", en el debate electoral está claro que Correa y el "correísmo" siguen en el centro del tablero.

"Los políticos están bastante enfrascados en esa lucha entre 'correísmo' y 'anticorreísmo', pero la ciudadanía exige respuestas puntuales para problemas como la crisis económica-sanitaria y la falta de empleo", dijo Ramírez.

Según el experto, las ofertas de los candidatos se han "reducido al discurso político" y no hay claridad sobre cómo solucionar los grandes problemas sociales.

Más de medio millón de personas se encontraban sin empleo formal en septiembre del año pasado en Ecuador debido a la pandemia de la COVID-19, uno de los peores indicadores en décadas, según datos del gobierno.

Esta situación abona al elevado pesimismo expresado por los ciudadanos respecto al futuro del país sudamericano, según los sondeos de opinión.

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