SANTIAGO, 1 feb (Xinhua) -- China es un buen socio de América Latina y el Caribe que puede contribuir a una mayor tecnologización y resiliencia de las cadenas productivas y de abastecimiento, a través de inversión en infraestructura, y agregar valor a las exportaciones de la región, afirmó Ernesto Santibáñez, académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Talca de Chile .
Santibáñez señaló en una entrevista con Xinhua que el comercio entre ambas partes resistió los embates de la pandemia de COVID-19 en 2020 y "no resultó grandemente afectado", principalmente por la recuperación de la economía china a partir del segundo trimestre de ese año y la creciente demanda de agroalimentos, metales y minerales, principales productos de exportación de Sudamérica.
"China se recuperó mejor de lo que creíamos, llegando a cifras importantes y cerrando un año bastante bien, que le permitió llegar a un crecimiento de más del 2 por ciento", señaló el experto, respecto del avance del 2,3 por ciento del producto interno bruto (PIB) de China en 2020 y sus cifras récord en comercio exterior de bienes, pese a la caída mundial de los envíos por la crisis sanitaria.
A juicio del docente del departamento de Ingeniería Industrial, las políticas implementadas por el Gobierno chino para estimular el consumo doméstico y el empleo permitieron levantar la economía del país, "cuando las predicciones eran que si no había contramedidas en China, iba a ser una catástrofe mundial por su importancia en el contexto mundial del comercio", pues el país asiático "representa para ciertos países entre el 30 y el 50 por ciento del comercio, incluyendo inversiones de todo tipo".
De hecho, las exportaciones de la región hacia China retomaron sus niveles a partir de junio y estiman un crecimiento de 2 por ciento el año pasado, según cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), cuyo reciente informe mostró que el comercio exterior de la región tuvo en 2020 su peor desempeño desde la crisis financiera global (-13 por ciento), aunque aplacado por el repunte de sus principales socios, particularmente China.
Santibáñez afirmó al respecto que en medio de la pandemia, "el sector agroalimentario creció y las cadenas de los países latinoamericanos están principalmente en ese sector, y van en contenedores especializados, refrigerados o semirrefrigerados", como es el caso de la fruta fresca, los camarones, carne porcina y carnes blancas, entre otros productos alimenticios, que se suman a los embarques mineros provenientes de la región.
En este contexto, el especialista en cadenas globales de valor y sostenibilidad declaró que América Latina ha visto en la última década un aumento significativo de su comercio con China, de la mano del financiamiento de proyectos de inversión en infraestructura en el área minera, petrolera, energías renovables y de transporte.
"Tenemos puertos, carreteras, trenes y si eso lo ponemos en el contexto de cadenas de abastecimiento son importantes, porque el mineral se traslada por trenes y carreteras antes de llegar a los puertos y desde allí se va a China. Lo mismo con los productos agrícolas en general, como la fruta fresca y otros", aseveró Santibáñez, quien destacó esta entrada de capitales chinos "para mantener y hacer resiliente el comercio a lo que ha ocurrido" con la pandemia.
"De otra manera, hubiera sido un tremendo desastre si en general la infraestructura en Latinoamérica no estuviera mejor, porque estaría todo paralizado. No es que estemos bien, porque falta mucho todavía, y es por eso que para seguir creciendo en el terreno comercial, las inversiones de China van a seguir creciendo", sostuvo Santibáñez.
El entrevistado se mostró a favor de "aprovechar las inversiones que ya se están haciendo en mayor tecnología e infraestructura, porque eso va a continuar preparando de mejor forma todas nuestras exportaciones, que van a continuar siendo materias primas en muchos casos, pero hay también oportunidades para saltar y agregar valor de la mano de buenos socios, y China sin duda alguna es un buen socio".
Además de su potencial tecnológico, Santibáñez destacó que China es un "importante proveedor de créditos, tanto así como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo", entre otras instituciones financieras, lo que abre nuevas posibilidades al financiamiento de proyectos de infraestructura "que puedan beneficiar el costo y hacer competitivos los precios de nuestros productos básicos".
Puso de ejemplo la promisoria industria del litio en Chile y Bolivia, cuya explotación ya cuenta con recursos chinos para su financiación y está ligada al desarrollo de aparatos tecnológicos y de la electromovilidad, lo que posibilita construir y mantener cadenas de abastecimiento sostenibles y resistentes.
Santibáñez habló incluso de "dar un paso más grande" e instalar plantas industriales chinas en América Latina. "Todos dicen que es un costo muy alto, pero depende de cómo lo miremos en perspectiva, porque el costo de quebrar la cadena y que se interrumpa el abastecimiento es muy alto, como lo hemos vivido en varias industrias en el mundo con la pandemia".
Frente a este escenario y las dificultades que tuvo que sortear el comercio mundial en 2020, el experto apuntó la necesidad de "un fortalecimiento a futuro, mayor tecnología, mayor inversión en infraestructura que permita seguir desarrollando los sectores de agricultura y mineros, a nivel básico, pero también escalar con la ayuda de socios".
Asimismo, mencionó las oportunidades que se abrieron para la cooperación en salud, ya sea en insumos como mascarillas y guantes, de los cuales China es uno de los productores principales a nivel mundial, además de tecnología robótica de apoyo a los centros hospitalarios, basada en inteligencia artificial e Internet de las cosas; telecomunicaciones y desarrollo de vacunas.