Por Juan Manuel Nievas
BUENOS AIRES, 12 ene (Xinhua) -- La ciudad argentina de Buenos Aires extremó los controles para prevenir la propagación de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19), con el fin de mantener la temporada vacacional de verano.
La capital argentina, conocida por su afición al fútbol, la calidad de su gastronomía y el baile del tango, apuesta a los viajeros para sostener la actividad económica en un contexto sanitario seguro y para ello realiza pruebas a quienes la visitan para detectar la COVID-19.
Buenos Aires montó centros de testeo contra la COVID-19 en varios puntos de la ciudad, como el Aeropuerto Internacional de Ezeiza en la periferia sur, el centro Costa Salguero (este) y la Terminal Dellepiane de Autobuses (sur).
José Acosta, coordinador del turno de la tarde del denominado "Operativo Detectar de Verano" en la Terminal Dellepiane, explicó a Xinhua que "la gente que ingresa a la ciudad de Buenos Aires tiene que hacerse el testeo", examen que corresponde a turistas pero también a los residentes que regresan.
"Cuando la gente llega a la Terminal Dellepiane de colectivos (autobuses) los recibimos, le damos la bienvenida a la ciudad y le explicamos el procedimiento que la ciudad requiere, que es un testeo rápido para ver si tienen COVID-19", dijo.
El coordinador explicó que las personas deben realizar "una declaración jurada, le damos un turno y con ese turno se la testea en el momento. 15 minutos después tiene el resultado y puede continuar o tomar los recaudos necesarios para evitar más contagios".
Los turistas y los residentes acogen de buen agrado los exámenes que realiza el personal de salud, según constató Xinhua durante un recorrido por el lugar.
Los exámenes son gratuitos para el pasajero, ya que se dispuso que sean cubiertos por las obras sociales gremiales y los seguros médicos privados, o por el gobierno de la ciudad, en caso de no contar con uno. El test tiene un valor de 2.500 pesos (unos 29 dólares) para el turista internacional.
La mayor parte de los distritos de Argentina ha registrado en las últimas semanas un crecimiento exponencial de casos de la COVID-19 y la capital no ha sido la excepción.
Por esa razón, además de los operativos de detección de la enfermedad, Buenos Aires anunció el viernes el cierre de los comercios entre la 01:00 y las 06:00 hora local, medida que comenzó a regir desde el domingo 10 de enero.
Unicamente quedan abiertas en ese horario las farmacias, mientras que el transporte público sigue reservado para los trabajadores que cumplen tareas esenciales y para aquellos que ya tienen un permiso para usarlo.
Además, la capital argentina ordenó la reducción de 20 a 10 en la cantidad de personas que pueden participar de encuentros sociales, tanto en espacios abiertos como cerrados.
El vicejefe (vicealcalde) de gobierno de la ciudad, Diego Santilli, instó el viernes pasado en conferencia de prensa a los residentes a "seguir manteniendo los cuidados y los protocolos que hemos planteado durante este tiempo, ya que darle pelea al virus es una responsabilidad de todos".
Argentina registró su primer caso de la enfermedad el 3 de marzo pasado y confirmó hasta el lunes 44.654 decesos y 1.730.921 contagios, de los cuales 186.952 corresponden a la ciudad de Buenos Aires.
El país se mantiene en Distanciamiento Social, Preventivo y Obligatorio (DISPO) hasta el próximo 31 de enero, en medio de la preocupación de las autoridades por aglomeraciones en reuniones sociales y fiestas clandestinas, protagonizadas especialmente por jóvenes en destinos turísticos.
Por el aumento exponencial de casos, el viernes pasado el gobierno autorizó a los gobernadores de las 24 provincias a adoptar medidas de restricción en la circulación de las personas y en las actividades nocturnas.
