Por Luis Rojas
MEXICO, 31 dic (Xinhua) -- La economía de México emergerá lentamente en el 2021 de la profunda contracción derivada de la pandemia del nuevo coronavirus, a la espera de los frutos de la inversión privada y en un entorno de finanzas públicas saludables, según expertos.
El economista en jefe para América Latina de la firma Oxford Economics, Marcos Casarín, indicó que México verá el próximo año un desempeño por debajo del que observarán sus pares en la región, con las esperanzas puestas, en gran medida, en el flujo de recursos de empresarios en obras de infraestructura.
"El único catalizador que podría provocar un cambio de dirección en México sería dar una vuelta en 'u' en la percepción del sector privado y su confianza", dijo el experto.
"La recuperación de México será una de las más lentas en América Latina y probablemente regresará a los niveles pre-pandemia hasta la segunda mitad del 2022", agregó.
Oxford Economics estima una contracción del 8,9 por ciento en el Producto Interno Bruto (PIB) de México de 2020 y para 2021 no tiene un cálculo preciso dada la elevada incertidumbre ante los rebrotes de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19) a nivel global.
Al menos, explicó Casarín, la segunda mayor economía latinoamericana ofrecerá a la base inversionista una combinación de inflación en descenso, tasas de interés estables o incluso a la baja, así como un riesgo fiscal muy reducido en comparación con otros países de América Latina.
"Así como Colombia, la fortaleza clave de México en el 2021 recae en su robusta posición fiscal, ya que al no gastar mucho con medidas contra la pandemia, incluso estará muy cerca de registrar saldos favorables en sus arcas tanto en 2020 como en 2021", dijo Casarín.
"Y en el contexto de las políticas más predecibles en Estados Unidos con Joe Biden, esto debería mantener el riesgo de volatilidad relativamente bajo, en el caso de México, elevando el atractivo inversor en un mundo en el que las economías avanzadas no ofrecen buenos rendimientos", añadió.
Casarín recordó que el gobierno de México tiene en marcha desde la segunda mitad de 2020 un plan en obras de infraestructura, en colaboración con el sector privado, de 68 proyectos por 525.000 millones de pesos (unos 26.000 millones de dólares), un 2,3 por ciento del PIB.
Por su parte, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), precisó en un documento que el flujo de inversión privada se ha vuelto más cauteloso entre la inseguridad y la COVID-19, que comenzó su propagación intensa en el país desde marzo pasado y que actualmente enfrenta un rebrote.
En su reporte del miércoles, la Secretaría (ministerio) de Salud de México reportó un acumulado de 1.413.935 contagios y 124.897 muertos por la COVID-19 en el país desde el primer reporte positivo a finales de febrero.
El CEESP, que depende del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), resaltó que en el tercer trimestre de 2020 la inversión privada repuntó en un 26,6 por ciento, aunque se mantuvo un 18,8 por ciento debajo de 2019.
"La economía iniciará débil el 2021 y posiblemente será hacia mediados del año que se presenten indicios de mejora", indicó el CEESP.
"Habrá que consolidar una estrategia que permita la concreción de los proyectos que la iniciativa privada acordó con el gobierno federal para estimular la inversión, el crecimiento y el empleo", añadió.
En tanto, la directora de Análisis Económico y Financiero del Banco Base, Gabriela Siller, explicó que aunque México se encuentra ya en una fase de recuperación, ésta está lejos de ser completa, ya que los indicadores económicos están muy por debajo de los niveles pre-pandemia, con excepción de las exportaciones.
"Desafortunadamente la inversión fija bruta se relaciona con el crecimiento económico de largo plazo", apuntó la experta en un reporte.
"Esto implica que si México mostraba tasas medias de crecimiento alrededor de 2 por ciento hasta 2018, probablemente se tendrán crecimientos de sólo 1,5 por ciento a partir del 2021, a menos que se apliquen políticas con incentivos o que disminuyan la incertidumbre y cautela entre las empresas", añadió.
Siller resaltó que la debilidad económica de México de 2020 no es consecuencia exclusiva de la COVID-19, sino también del resultado de una "inercia negativa" que se registra desde finales de 2018.
El PIB mexicano descendió un 0,1 por ciento en el 2019, su primer tropiezo en una década, en línea con un débil entorno global y de su vecino y principal socio, Estados Unidos.
Siller estima una contracción económica para México del 8,7 por ciento en 2020, la mayor desde la década de 1930, con un repunte del 3,8 por ciento en 2021.