LA HABANA, 31 dic (Xinhua) -- Golpeada por la crisis económica, los efectos de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19) y el recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos, Cuba cierra hoy un año que el propio presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, calificó de "duro y desafiante".
Al intervenir en la más reciente sesión de la Asamblea Nacional (congreso unicameral), el pasado 17 de diciembre, el mandatario dijo que 2020 fue "un año duro y desafiante como pocos a causa de la desconcertante pandemia de la COVID-19 que cerró de golpe y durante meses las puertas a la economía y a la vida misma".
La economía cubana, que arrastra serios problemas estructurales, llegó al 2020 con una contracción en el Producto Interno Bruto (PIB) de 0,2 por ciento en 2019, muy lejos de la meta de crecimiento de 1,5 trazada por las autoridades.
Las tensiones económicas se manifestaron con más fuerza en 2020, cuando el PIB tuvo una brusca recaída del 11 por ciento, resultado inferior incluso al pronosticado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que vaticinó para la nación una contracción este año del 8 por ciento del PIB.
En la caída de la economía cubana incidió también, de acuerdo con las autoridades, "la reducción de los niveles de actividad en la esfera social, con un significativo peso en términos de estructura del PIB".
La entrada de la COVID-19 a Cuba, en marzo, agudizó los problemas generados por el cerco que desde hace más de medio siglo mantiene Estados Unidos contra el país y que en los cuatro años de la administración de Donald Trump significó casi 200 nuevas sanciones.
De esa forma, Washington lanzó una feroz campaña para impedir a las navieras llevar a Cuba el petróleo que recibe desde Venezuela, lo que generó una seria restricción en el uso de los combustibles en el país.
La nación caribeña recibe combustibles desde Venezuela como parte de una serie de acuerdos de cooperación firmados en el 2000 entre los fallecidos ex presidentes Fidel Castro y Hugo Chávez, y que establecen el pago de Cuba con el envío a territorio venezolano de personal de salud, medicamentos y entrenadores deportivos.
Aunque no hay cifras oficiales de ese intercambio, algunas fuentes calculan que el pico de envío en 2008, con 115.000 barriles de petróleo diarios, una cifra que ha disminuido gradualmente por los problemas económicos venezolanos.
Las sanciones estadounidenses también dieron en el año que concluye otro duro golpe a la industria turística nacional, segunda fuente de divisas por detrás de la exportación de servicios médicos.
Washington prohibió el arribo de cruceros, embarcaciones de recreo y aeronaves privadas, cuyos itinerarios comiencen en Estados Unidos, y además restringió los vuelos comerciales que quedaron circunscritos solo al aeropuerto internacional de La Habana.
Al intervenir en la misma sesión parlamentaria, el viceprimer ministro y titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil, informó que durante 2020 el país recibió solo el 55 por ciento de las divisas previstas y ejecutó solo el 60 por ciento de las importaciones
En ese panorama de problemas económicos llegó la COVID-19, enfermedad que obligó al gobierno a erogar de manera inesperada más de 100 millones de dólares para enfrentar la crisis sanitaria, explicó Gil.
Empujada por la mortal enfermedad, Cuba cerró sus fronteras en abril último, aunque las reabrió en octubre, pero el cierre significó un duro golpe para el turismo, que prácticamente desapareció.
En general, la situación excepcional creada por el nuevo coronavirus impactó de manera directa en sectores cruciales como turismo, salud pública, educación y la actividad productiva en general.
Aunque el sector empresarial estatal se resintió, la situación afectó también a los emprendimientos privados, que ofrecen empleo a más de 600.000 cubanos, muchos de ellos vinculados al turismo.
