Por Raúl Menchaca
El embajador de China en Cuba, Chen Xi (c-atrás), posa para una fotografía con alumnos graduados al término de una ceremonia de graduación de idioma chino del Instituto Confucio, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, en La Habana, capital de Cuba, el 1 de diciembre de 2020. Unas 40 personas egresaron el martes del Instituto Confucio de La Habana, una institución que en el curso 2019-2020 logró la mayor graduación de su historia en adultos y adolescentes. (Xinhua/Joaquín Hernández)
LA HABANA, 1 dic (Xinhua) -- Unas 40 personas egresaron hoy martes del Instituto Confucio de La Habana, una institución que en el curso 2019-2020 logró la mayor graduación de su historia en adultos y adolescentes.
En una sencilla pero emotiva ceremonia en el Aula Magna de la Universidad de La Habana recibieron sus títulos 21 alumnos de Lengua China IV, que se imparte para adolescentes, y 18 del curso Avanzado II, que reciben adultos.
Tras felicitar cálidamente a los egresados, el embajador de China en Cuba, Chen Xi, afirmó que la necesidad del dominio de los idiomas español y chino ha sido cada día más apremiante, por los crecientes lazos bilaterales.
"Estoy seguro que con la práctica y perseverancia, todos ustedes van a hablar muy bien el idioma chino y a servir a la amistad y cooperación entre nuestros dos países", dijo el diplomático después de evocar sus años de estudiante de idioma español.
Chen destacó el papel desempeñado por la Universidad de La Habana y el Instituto Confucio en la profundización de la amistad y la cooperación entre ambas naciones, que están celebrando el 60° aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas.
La directora del Instituto Confucio, Yorbelis Rosell, señaló a Xinhua la trascendencia de hacer coincidir la graduación con el undécimo aniversario del centro, inaugurado el 30 de noviembre de 2009.
"Estamos asistiendo a la graduación más grande que ha tenido el Instituto Confucio en todo su devenir histórico, y eso dice mucho del esfuerzo de los profesores, de los estudiantes, de todo lo que ha implicado desde el punto de vista humano y profesional", agregó Rosell.
Las palabras de los egresados fueron expresadas por Raquel Toranzo, una joven de 23 años considerada como la graduada más integral del curso, y quien dijo haber llegado al idioma chino por casualidad, y "hoy aprenderlo es un vicio".
Licenciada en Enseñanza de las lenguas inglesa y francesa por la Universidad Pedagógica de La Habana, Toranzo llevó de manera paralela sus estudios universitarios con el aprendizaje del chino en el Instituto Confucio.
"Yo quería aprender alemán, pero hallé una convocatoria de la Casa de las Artes y Tradiciones chinas, y un poco por embullo (entusiasmo) y otro por curiosidad, decidí desviarme para aprender chino", explicó.
De aquel curso salió con conocimientos muy básicos, pero suficientes para matricularse en 2015 en el Instituto, donde entrar en contacto con la cultura china fue un verdadero descubrimiento que le transformó la vida.
Al año siguiente, viajó por primera vez a China para participar en el Campamento de Verano para alumnos destacados, una experiencia inicial que no olvida, y que afianzó la decisión de conocer a profundidad el idioma y la cultura de ese país.
Era una vida dura, pues en la mañana recibía clases en la Universidad Pedagógica, en la tarde era alumna del Instituto Confucio, y en la noche, como alumna ayudante, impartía lecciones de Chino básico a los adultos matriculados en el instituto.
Pero el esfuerzo valió la pena, y en 2018 Toranzo ganó le edición cubana del Concurso Internacional "Puente Chino" luego de tres rondas de competencia, en las que demostró conocimiento verbal y gramatical del idioma, así como aspectos de la cultura, historia y sociedad china.
Más tarde, quedó quinta en la edición de América, lo que la convirtió en la primera finalista cubana del certamen y le valió viajar nuevamente a Beijing.
Ese mismo año, tras categorizarse, pasó a ser profesora del Instituto Confucio para redondear una excelente trayectoria estudiantil que ahora continúa con una beca de un año en la Universidad de Jinan, en Guangdong.
"Es un camino que empieza y que para mí no tiene fin, porque el aprendizaje del chino nunca termina, pero es algo muy bonito cuando se estudia con amor de verdad", afirmó la joven.
Toranzo es quizás el mejor ejemplo del creciente interés en Cuba por el idioma y la cultura chinos, un camino que ofrece modestamente el Instituto Confucio de La Habana.