BEIJING, 10 nov (Xinhua) -- Cargado con neumáticos, autopartes y componentes electrónicos, un tren de mercancías partió el lunes de la zona de demostración China-OCS (Organización de Cooperación de Shanghai) en la ciudad portuaria oriental china de Qingdao hacia Kazajistán, donde se espera su llegada dentro de 12 días.
Tanto el servicio ferroviario que enlaza China con Asia Central como la zona de demostración son parte del legado tangible de la cumbre de la OCS celebrada en Qingdao en 2018 y, a lo largo de los dos últimos años, han contribuido a la causa de los miembros de la organización de hacer del bloque regional un motor incluso más fuerte a la hora de impulsar el desarrollo común, proteger la seguridad colectiva y reforzar los intercambios dentro de la región y fuera de ella.
Para potenciar la cooperación en la OCS, los líderes de sus países miembros celebrarán el martes una videoconferencia con la pandemia del coronavirus y la multitud de incertidumbres que acechan el mundo como telón de fondo.
Fundada en 2001, la OCS tiene como misión esencial fortalecer la confianza mutua e impulsar la seguridad colectiva, una idea que contrasta acusadamente con la mentalidad de confrontación de suma cero propia de la Guerra Fría.
El principio esencial de la OCS, el Espíritu de Shanghai, se caracteriza por la confianza y el beneficio mutuos, la igualdad, la consulta, el respeto por la diversidad cultural y la búsqueda del desarrollo común, y ha demostrado ser un estandarte en la construcción de un tipo nuevo de relaciones internacionales modernas basadas en el respeto mutuo, la equidad y la justicia y la cooperación mutuamente provechosa.
Tras 19 años de crecimiento, la OCS representa ahora a casi la mitad de la población mundial y más del 20 por ciento del producto interno bruto global. Con su influencia cada vez mayor, se ha erigido en una fuerza constructiva a la hora de fomentar la paz y el desarrollo mundial.
La organización, además, demostró su unidad cuando la pandemia de COVID-19 golpeó con dureza el mundo a principios de este año.
Sus miembros fueron capaces de ayudarse entre sí a través de este mecanismo durante el periodo más difícil del brote. Con control fronterizo y otras medidas preventivas, la propagación del virus se ha controlado, mientras las cadenas industriales y de suministro han recuperado el orden hasta un punto considerable.
Mirando hacia el futuro, se necesita con urgencia una cooperación más dinámica dentro del marco de la OCS, ya que aún quedan por delante enormes desafíos.
Primero, los miembros de la OCS deben continuar mejorando la cooperación en la gobernanza de la salud pública mientras se extiende por el mundo una segunda ola de la pandemia de COVID-19.
En segundo lugar, los países de la OCS deberían consolidar su sinergia para mantener la estabilidad regional. Para preservar la seguridad y la estabilidad en toda la región, los países deben consolidar aún más la confianza política mutua. También deberían apoyarse en cuestiones que involucren sus respectivos intereses fundamentales y ampliar continuamente la cooperación en materia de seguridad.
En tercer lugar, los miembros de la organización deben revitalizar el comercio y la inversión, así como mejorar la apertura y la interconectividad, especialmente cuando la economía mundial está sufriendo una contracción masiva inducida por una pandemia.
Mientras los líderes de la OCS se reúnen en la cumbre en línea, se enfrentan a una tarea especial y una oportunidad única de alcanzar un consenso nuevo y más amplio sobre el fortalecimiento de la cooperación integral dentro de la organización.
Las últimas dos décadas han demostrado el papel positivo que puede desempeñar la OCS en el mantenimiento de la paz y la estabilidad regionales y en la estimulación del crecimiento y el desarrollo. La comunidad mundial puede tener, con razón, la confianza para esperar una contribución firme y constructiva de la OCS en esta coyuntura crítica de la historia de la humanidad.