ESPECIAL: Campesinos privados cubanos comienzan a exportar a Europa

Actualizado 2020-11-05 04:52:56 | Spanish. xinhuanet. com

Por Raúl Menchaca

CUBA-MADRUGA-PRODUCTOR PRIVADO-EXPORTACION

Imagen del 3 de noviembre de 2020 de un trabajador realizando sus labores de limpieza en los cultivos de cítricos en la finca La Esperanza, del campesino cubano Lázaro Rafael Fundora, en las cercanías del poblado de Madruga, Cuba. Lázaro Rafael Fundora, quien se considera un atrevido emprendedor, se convirtió en estos días en el primer productor privado cubano que en los últimos 60 años exporta sus cosechas a Europa, luego de que en agosto el gobierno aprobó una ley que permite esas ventas. (Xinhua/Joaquín Hernández)

LA HABANA, 4 nov (Xinhua) -- El campesino de Cuba, Lázaro Rafael Fundora, quien se considera un atrevido emprendedor, se convirtió en estos días en el primer productor privado cubano que en los últimos 60 años exporta sus cosechas a Europa, luego de que en agosto el gobierno aprobó una ley que permite esas ventas.

En entrevista con Xinhua, el campesino aseguró que su principal característica personal es ser muy voluntarioso, sobre todo cuando va detrás de sus sueños.

Desde su finca La Esperanza, en las cercanías del poblado de Madruga, a poco más de 60 kilómetros al sureste de La Habana, salieron 1,8 toneladas de limón persa hacia España y 1,5 de aguacates hacia Italia, detalló.

"Desde hace dos años estaba buscando la forma de exportar mis producciones, algo que finalmente logré con la aparición de la nueva ley", dijo.

La finca, adquirida en usufructo, tiene apenas 20 hectáreas, pero de un suelo muy fértil donde además del limón persa y el aguacate crecen mangos, papayas y cultivos menores, como tomate, col, frijoles y ají, todos atendidos por una docena de trabajadores: seis hombres y seis mujeres.

"Con el dinero que recibo de las exportaciones puedo adquirir insumos y maquinaria para incrementar la eficiencia de la finca, y así es una cadena en la que cuanto más produzco, más gano y más gana el país", aseguró Fundora, un hombre de 52 años que estudió Economía y Finanzas, sin saber que terminaría trabajando en el campo.

Tras el éxito de esas ventas al extranjero se respira un ambiente de optimismo en la finca que motiva más a los trabajadores, como aseguró a Xinhua, Marielys Salazar, una de las empleadas del lugar.

"A nosotros nos favorece también, porque cuando hay más producción significa mayor salario, y por tanto mejores condiciones de vida (...) aunque aquí hacemos lo que haga falta", afirmó Salazar mientras recogía algunos frutos.

Fundora es heredero de una tradición familiar agrícola que le legaron sus abuelos, algo que reconoce como una fortaleza a la hora de lograr producciones de alta calidad, en las que no se utilizan productos químicos.

"Nuestra producción es inocua y no tiene minerales pesados, que es lo que se está buscando ahora en el mundo y que tiene un mercado un poquito más amplio y más selectivo, porque tiene mucho mejor calidad", explicó.

Los clientes demandan también que los productos tengan buen tamaño, color y jugosidad, además de estar libres de plagas o arañazos. Pero para hacer más competitivas sus exportaciones, Fundora espera la certificación Global GAP, un estándar mundial que avala las buenas prácticas agrícolas.

Las producciones del campesino recorrieron un camino relativamente expedito para llegar a Europa, pues desde hace varios años vende de manera directa al sector turístico de la isla, que sigue siendo su principal mercado.

Con esa experiencia y las nuevas regulaciones legales, Fundora aprovechó su relación contractual con la empresa estatal Frutas Selectas para buscar potenciales clientes europeos.

El conocimiento comercial de la empresa resultó un factor vital, pues además facilitó la transportación terrestre y aérea de los productos, en medio de las restricciones que tiene la nación y el mundo como efecto de la pandemia del nuevo coronavirus.

"Frutas Selectas ha sido un buen aliado en esta travesía, en la que aprovechamos la nueva legislación del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, y de otros organismos estatales", apuntó.

Como la experiencia resultó satisfactoria, ahora Fundora negocia la venta a Italia de otras dos toneladas de aguacate, un producto cuyo anterior envío se agotó rápido tras ofertarse en varias regiones italianas.

Pero el campesino sigue soñando en grande y planifica también futuras exportaciones de mangos y chirimoyas ("Annona cherimola"), dos frutas cubanas de indiscutible buen sabor.

"Hay que exportar todo lo que se pueda. Lo necesitan los campesinos y lo necesita el país", afirmó Fundora con rotundidad, y en esa aseveración va toda la carga semántica de su perseverancia por hacer crecer la producción.

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Spanish.xinhuanet.com 2020-11-05 04:52:56

Por Raúl Menchaca

CUBA-MADRUGA-PRODUCTOR PRIVADO-EXPORTACION

Imagen del 3 de noviembre de 2020 de un trabajador realizando sus labores de limpieza en los cultivos de cítricos en la finca La Esperanza, del campesino cubano Lázaro Rafael Fundora, en las cercanías del poblado de Madruga, Cuba. Lázaro Rafael Fundora, quien se considera un atrevido emprendedor, se convirtió en estos días en el primer productor privado cubano que en los últimos 60 años exporta sus cosechas a Europa, luego de que en agosto el gobierno aprobó una ley que permite esas ventas. (Xinhua/Joaquín Hernández)

LA HABANA, 4 nov (Xinhua) -- El campesino de Cuba, Lázaro Rafael Fundora, quien se considera un atrevido emprendedor, se convirtió en estos días en el primer productor privado cubano que en los últimos 60 años exporta sus cosechas a Europa, luego de que en agosto el gobierno aprobó una ley que permite esas ventas.

En entrevista con Xinhua, el campesino aseguró que su principal característica personal es ser muy voluntarioso, sobre todo cuando va detrás de sus sueños.

Desde su finca La Esperanza, en las cercanías del poblado de Madruga, a poco más de 60 kilómetros al sureste de La Habana, salieron 1,8 toneladas de limón persa hacia España y 1,5 de aguacates hacia Italia, detalló.

"Desde hace dos años estaba buscando la forma de exportar mis producciones, algo que finalmente logré con la aparición de la nueva ley", dijo.

La finca, adquirida en usufructo, tiene apenas 20 hectáreas, pero de un suelo muy fértil donde además del limón persa y el aguacate crecen mangos, papayas y cultivos menores, como tomate, col, frijoles y ají, todos atendidos por una docena de trabajadores: seis hombres y seis mujeres.

"Con el dinero que recibo de las exportaciones puedo adquirir insumos y maquinaria para incrementar la eficiencia de la finca, y así es una cadena en la que cuanto más produzco, más gano y más gana el país", aseguró Fundora, un hombre de 52 años que estudió Economía y Finanzas, sin saber que terminaría trabajando en el campo.

Tras el éxito de esas ventas al extranjero se respira un ambiente de optimismo en la finca que motiva más a los trabajadores, como aseguró a Xinhua, Marielys Salazar, una de las empleadas del lugar.

"A nosotros nos favorece también, porque cuando hay más producción significa mayor salario, y por tanto mejores condiciones de vida (...) aunque aquí hacemos lo que haga falta", afirmó Salazar mientras recogía algunos frutos.

Fundora es heredero de una tradición familiar agrícola que le legaron sus abuelos, algo que reconoce como una fortaleza a la hora de lograr producciones de alta calidad, en las que no se utilizan productos químicos.

"Nuestra producción es inocua y no tiene minerales pesados, que es lo que se está buscando ahora en el mundo y que tiene un mercado un poquito más amplio y más selectivo, porque tiene mucho mejor calidad", explicó.

Los clientes demandan también que los productos tengan buen tamaño, color y jugosidad, además de estar libres de plagas o arañazos. Pero para hacer más competitivas sus exportaciones, Fundora espera la certificación Global GAP, un estándar mundial que avala las buenas prácticas agrícolas.

Las producciones del campesino recorrieron un camino relativamente expedito para llegar a Europa, pues desde hace varios años vende de manera directa al sector turístico de la isla, que sigue siendo su principal mercado.

Con esa experiencia y las nuevas regulaciones legales, Fundora aprovechó su relación contractual con la empresa estatal Frutas Selectas para buscar potenciales clientes europeos.

El conocimiento comercial de la empresa resultó un factor vital, pues además facilitó la transportación terrestre y aérea de los productos, en medio de las restricciones que tiene la nación y el mundo como efecto de la pandemia del nuevo coronavirus.

"Frutas Selectas ha sido un buen aliado en esta travesía, en la que aprovechamos la nueva legislación del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, y de otros organismos estatales", apuntó.

Como la experiencia resultó satisfactoria, ahora Fundora negocia la venta a Italia de otras dos toneladas de aguacate, un producto cuyo anterior envío se agotó rápido tras ofertarse en varias regiones italianas.

Pero el campesino sigue soñando en grande y planifica también futuras exportaciones de mangos y chirimoyas ("Annona cherimola"), dos frutas cubanas de indiscutible buen sabor.

"Hay que exportar todo lo que se pueda. Lo necesitan los campesinos y lo necesita el país", afirmó Fundora con rotundidad, y en esa aseveración va toda la carga semántica de su perseverancia por hacer crecer la producción.

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