BUENOS AIRES, 19 oct (Xinhua) -- Una larga cuarentena que cumplirá este martes siete meses fue la principal medida del Gobierno argentino para mitigar la propagación de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19).
Tras el primer caso de COVID-19 reportado en el país austral el 3 de marzo, un hombre de 43 años que había visitado Italia recientemente, el presidente Alberto Fernández decretó la cuarentena obligatoria en todo el territorio nacional a partir del 20 de marzo, medida se fue renovando de manera sistemática, con distintas flexibilizaciones en los 24 distritos del país hasta el día de hoy, que el país ya reporta 1.002.662 casos positivos.
La situación, en un principio, estuvo caracterizada por una mayoría de casos importados, es decir, de personas que llegaban del exterior y se habían infectado, aunque actualmente el virus circula por toda la Argentina.
Primeramente, el Gobierno nacional, además, impulsó el uso del alcohol (etílico y en gel) y barbijos, ordenó el cierre de fronteras y la obligatoriedad del aislamiento, la posibilidad de trabajo remoto y el aislamiento obligatorio por 14 días para los "casos sospechosos" o para quienes tuvieran un historial de viaje a las zonas afectadas o haya estado en contacto con casos confirmados o probables de COVID-19.
Otras disposiciones importantes fueron la suspensión de los vuelos y viajes de larga distancia en ómnibus, más el cierre de museos, centros deportivos, salas de juegos, restaurantes, piscinas y lugares de acceso público y la cancelación de espectáculos públicos, fiestas, eventos masivos y reuniones familiares, con la imposición de distancias de seguridad y otras medidas necesarias para evitar aglomeraciones.
En junio, el Gobierno lanzó la Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), un auxilio económico para que se abone hasta un 50 por ciento del salario de empleados privados, que todavía se mantiene. En el mismo sentido, otorgó crédito a tasa cero para monotributistas y trabajadores autónomos sin ningún costo financiero, al igual que a empresas y prohibió a las compañías los despidos sin justa causa y las suspensiones de personal ante la disminución de demanda laboral.
En un principio, la pandemia sacudió duramente a la provincia de Buenos Aires y a la ciudad de Buenos Aires, que aglutinaban el 85 por ciento de los infectados. Sin embargo, poco a poco la provincia aumentó considerablemente el número de casos y ahora agrupa al 50 por ciento del total.
El fuerte reclamo de los comercios e industrias permitió flexibilizar los cierres de las actividades, que de a poco fueron volviendo a "la nueva normalidad", como se la denominó oficialmente.
En la provincia, esta semana permitirán realizar cinco actividades que estaban prohibidas, como el personal auxiliar de casas particulares que trabaje en un solo domicilio y los restaurantes y bares al aire libre. Además, habilitarán los gimnasios con actividades al aire libre, las salidas recreativas de niños y niñas y encuentros en grupos de hasta 10 personas al aire libre.
Finalmente, se podrán encarar las obras de construcción en viviendas multifamiliares y parques industriales.
Para defender la vigencia de la prolongada cuarentena, el presidente Fernández insistió en que buscaba privilegiar "la vida de la gente" más allá de la complicada situación económica.
"No debemos dudar de lo que hemos hecho, no debemos preguntarnos si hicimos bien. Miren los resultados. No fue la acción de un gobierno, fue la acción de una sociedad", expresó.
