LA HABANA, 18 octubre, 2020 (Xinhua) -- Imagen del 17 de octubre de 2020 de los autores del libro "La danza del león chino en Cuba", Carlos Alay (d-atrás) y Julio Hun (i-atrás), tocando instrumentos musicales durante una presentación por el lanzamiento de su libro en el Barrio Chino de La Habana, Cuba. En casi 150 páginas y con un profuso material fotográfico, Carlos Alay y Julio Hun indagan en la presencia de la danza del león en Cuba y en general en la profunda huella marcada por la cultura china en la isla. (Xinhua/Zhu Wanjun)
Por Raúl Menchaca
LA HABANA, 17 oct (Xinhua) -- Hace más de medio siglo, cuando eran niños, los cubanos Carlos Alay y Julio Hun soñaban con bailar la danza del león, una colorida expresión cultural china que entonces era casi desconocida en Cuba.
Niños al fin y al cabo crecidos en el Barrio Chino de La Habana, ambos iban a los cines Águila de Oro y Nuevo Continental, hoy desaparecidos, a ver una y otra vez viejas películas hongkonesas donde siempre aparecía esa danza que los fascinaba.
"Nos hicimos amigos de los proyeccionistas y le pedíamos que proyectaran esas películas cuyo tema era la lucha Hung Ka y tenían como protagonista al maestro Wong Fei-Hung, interpretado por el actor Kwan Tak-Hing, pero en alguna escena aparecía la danza del león", explica Hun a Xinhua.
"En aquel entonces, -dice por su parte, Alay-, ni siquiera sabíamos que esa era la danza del león, a la que confundíamos con la danza del dragón".
Alay, que hoy tiene 62 años, es nieto de chinos asentados en Cuba, que tuvieron un hijo cubano al que casaron con una china, mientras Hun, de 60, es de padres cubanos, pero con un abuelo paterno chino.
Los dos recogieron una herencia cultural que se aprecia hoy con mayor claridad en el Barrio Chino habanero, envuelto en un serio y profundo proceso de reanimación con el renacer de antiguas manifestaciones artísticas.
La danza del león chino fue vista en Cuba por primera vez en 1910 durante los carnavales habaneros de ese año, cuando desfiló una comparsa nombrada "Los chinos buenos", que se presentó en público en algunos años más, hasta que desapareció y prácticamente cayó en desuso.
No fue hasta inicios de la década de 1980, cuando investigadores de las raíces culturales cubanas se interesaron por esa danza, en particular el folclorista Raúl Simanca, quien se empeñó en el rescate y revitalización de esa expresión danzaría.
Así, el 23 de octubre de 1983, la danza del león reapareció en las cercanías del Barrio Chino habanero y entre sus protagonistas estuvieron Alay y Hun, quienes hoy rememoran los detalles de esa presentación.
"Simanca hizo una cabeza de león a base de alambre, papel y yeso, que pesaba unos 30 kilogramos y con eso bailamos la primera vez y después en los carnavales", recuerda Alay con orgullo.
Hun no olvida el peso de esa cabeza, que desde 1985 se utilizó de manera regular en los carnavales habaneros en una comparsa nombrada "la danza del león", que en un inicio estuvo formada en un 90 por ciento por chinos naturales.
Todo cambiaría en 1988, cuando la Embajada de China donó al casino Chung Wah dos estructuras de leones, dos trajes de monjes con sus máscaras, dos juegos de tambores, gongs y platillos, además de un dragón de diez metros.
Ambos hombres, que fueron protagonistas directos de esa historia, recogieron todas sus vivencias y profundizaron mucho más en una investigación etnográfica de más de 30 años de la que nació el libro "La danza del león chino en Cuba", publicado por la editorial Extramuros, de La Habana.
En casi 150 páginas y con un profuso material fotográfico, ambos autores indagan en la presencia de esa manifestación danzaría en Cuba y en general en la profunda huella marcada por la cultura china en la isla.
"Esa danza no es un complemento de las artes marciales, sino un complejo mágico-religioso en si mismo", apunta Hun en la presentación de la segunda edición del texto, realizada este sábado en la plaza San Fan Con, como se nombra aquí a Guan Gong, el legendario héroe transculturado y adorado en la isla.
Alay considera que el libro es un aporte a la intención de que el Barrio Chino habanero sea declarado como Patrimonio Cultural de la nación y, en particular, la danza del león.
Pero el aporte de ambos no se detiene, pues tienen en proceso por la misma editorial dos nuevos textos, "Las artes marciales chinas en Cuba", de Alay, y "Nueve recetas chinas para una mesa cubana", de Hun.
Los dos investigadores están seguros de que más allá de sus libros forman parte de una historia que comenzó hace medio siglo en los viejos cines del Barrio Chino habanero, pero que aún desafía al tiempo.