RÍO DE JANEIRO, 10 oct (Xinhua) -- La relajación de las personas en las medidas de prevención contra la pandemia del nuevo coronavirus (COVID-19) en Brasil se ha convertido en la gran preocupación de las autoridades sanitarias porque podría hacer aumentar las víctimas mortales, que este sábado superaron las 150.000, según dijo a Xinhua la epidemióloga Marília Sa.
"Corta el corazón ver los números que tenemos, sólo los Estados Unidos tienen más muertes que nosotros. No son sólo números, son personas, son vidas, que diariamente se van perdiendo", lamentó Sa en entrevista con Xinhua.
Este sábado, Brasil superó los 150.000 fallecidos por la COVID-19, tras registrar 559 víctimas mortales en las últimas 24 horas y elevar el total a 150.198, convirtiendo el país en el segundo del mundo con más fallecidos por el virus, tras los Estados Unidos, y el tercero con más casos (más de 5 millones), detrás de EE. UU. y la India.
Para la epidemióloga, "Brasil fue uno de los países que peor enfrentó la pandemia, la negligenciamos mucho, la ignoramos y no nos preparamos, ni en tests ni en equipamientos para preparar los hospitales y el personal sanitario", lamentó.
Sa alertó sobre el cansancio de la población tras más de seis meses de cuarentena y del peligro que supone la relajación de las medidas de prevención.
"Ahora llegamos a esta situación con unas pérdidas sociales muy grandes, con impactos económicos y sociales inmensos. Por suerte, tenemos una estabilización en este momento, los números están cayendo poco a poco, pero tenemos una preocupación porque las personas no aguantan más, piensan que la pandemia ya pasó y se repiten errores que vimos al principio", comentó.
En este sentido, dejó claro que "la pandemia no pasó, apenas conseguimos ahora tener un pequeño control sobre ella. Relajarnos demasiado ahora, no seguir los protocolos o hacer la apertura sin basarse en evidencias y números, significa correr el riesgo de volver a niveles críticos anteriores sin haber llegado todavía a padrones adecuados".
"Hasta tener una vacuna, no podemos relajarnos, lamentablemente", resaltó la epidemióloga brasileña.
Según ella, Brasil "tiene una peculiaridad, que es que nos quedamos en una meseta de muertes y casos elevada durante muchos meses. Hoy tenemos un nivel de muertes y casos parecido al que teníamos en mayo y junio. En Europa lo que vimos es una curva muy ascendiente al inicio que luego bajó y ahora enfrentan una segunda ola. Aquí en Brasil por suerte no tuvimos una segunda ola en ningún lugar, pero no estamos libres de ella y puede darse en cualquier momento", comentó.
En este sentido alertó que "por mucho que hayamos pasado por esta situación tan difícil, por tardar tanto en bajar de los mil muertos diarios, que es un absurdo, no significa que a partir de ahora vuelva a caer la curva y no suba más. La preocupación con los protocolos, con la forma con la que las personas enfrentan la COVID-19, parece que hay ahora una cierta catarsis, en la que las personas empiezan a salir, se quitan la máscaras y vuelven a su rutina habitual, todavía no es el momento para esto, tenemos que tener mucho cuidado".
Por último, también citó otros problemas en el sistema sanitario brasileño que provocó la COVID-19.
"Como pasamos tanto tiempo en una meseta elevada, otros problemas de salud como los crónicos, hipertensión, diabetes, cánceres...estamos con un atraso en todos ellos, y antes de salir de una situación alta de óbitos y casos de la COVID-19 ya vemos los efectos de los problemas que no fueron tratados en la salud pública, de personas que dejaron o no fueron tratadas de sus problemas durante este tiempo".
"Nuestra preocupación es evitar la transmisión en el territorio, cuidar adecuadamente de los infectados por la COVID-19, ir detrás de las personas que tuvieron contacto con ellas, hacer una educación adecuada en salud para las personas y cuidar de las personas con otros problemas de salud. Todo esto se suma actualmente en Brasil para el personal sanitario, es una situación muy complicada", concluyó.
