ESPECIAL: Fincas agroecológicas ganan espacio en Cuba por estímulo del Gobierno

Actualizado 2020-09-11 09:10:56 | Spanish. xinhuanet. com

Por Raúl Menchaca

CUBA-ARTEMISA-FINCAS AGROECOLOGICAS

ARTEMISA, 10 septiembre, 2020 (Xinhua) -- Imagen del 17 de abril de 2019 de un obrero trabajando en la preparación de un terreno para el cultivo de hortalizas en la finca agroecológica Marta, en la provincia de Artemisa, Cuba. Gracias al fomento gubernamental, las fincas agroecológicas cubanas ganan actualmente espacio y reconocimiento como una alternativa productiva local que ayuda a disminuir una factura internacional de alimentos que ronda los 2.000 millones de dólares anuales. (Xinhua/Joaquín Hernández)

LA HABANA, 10 sep (Xinhua) -- Gracias al fomento gubernamental, las fincas agroecológicas cubanas ganan hoy espacio y reconocimiento como una alternativa productiva local que ayuda a disminuir una factura internacional de alimentos que ronda los 2.000 millones de dólares anuales.

A unos 20 kilómetros al oeste de La Habana, en la vecina provincia de Artemisa, Fernando Funes es el orgulloso propietario de la Finca Marta, un vergel de ocho hectáreas que una década atrás era considerado como la peor tierra de cultivo de la zona.

"La Finca Marta es un proyecto agroecológico familiar. Es una decisión de nuestra familia de involucrarnos en la vida del campo cubano y una disposición a hacer para contribuir de alguna manera con el desarrollo agrícola de nuestro país", explica Funes a Xinhua, mientras recorre el área.

El espacio, donde no se usan productos químicos, comercializa de manera directa cada cosecha, que vende a restaurantes privados y a empresas estatales, aunque entrega una parte a la comunidad de manera gratuita. Además, cuenta con un restaurante ecológico, que abre una o dos veces por semana, y utiliza diferentes tipos de energías renovables.

Más cerca de la capital cubana, apenas de unos 10 kilómetros al este, la Finca Vista Hermosa tiene 67 hectáreas que han estado en manos de cuatro generaciones de la familia de Misael Ponce, el actual dueño.

"Le he entregado mi vida a esto, porque es lo que me gusta hacer y a lo que dedico prácticamente el 80 por ciento de mi tiempo", dice Ponce a Xinhua con un deje de orgullo.

El campesino, que no tiene estudios superiores, pero atesora la experiencia acumulada por la familia en la producción agrícola, ha dedicado la tierra fundamentalmente a la ganadería, aunque también hay aves, peces y sembradíos de varios tipos de frutas, vegetales y hortalizas.

Aunque las restricciones impuestas por la presencia en Cuba del nuevo coronavirus tienen cerrados los centros públicos, la granja mantiene un vínculo directo con el restaurante Mediterráneo Havana, al que desde hace años abastece en la modalidad conocida internacionalmente como "from farm to table" (de la granja a la mesa).

Tal y como sucede con Finca Marta esta granja actúa también como un punto de atracción turística, promovido por varias agencias de viajes para mostrar la vida en el campo cubano y sobre todo la aplicación de los principios agroecológicos.

Más simple, pero no menos efectivo es el patio de la casa de Ángel Hernández quien en el patio de su casa, ubicada en un céntrico barrio de La Habana, cultiva tomates, frijoles, plátanos, maíz, limones, vegetales y varias frutas, con los que dice garantiza el 60 por ciento de la alimentación de la familia.

"Esto no será una solución grande a largo plazo, pero sí es una gran ayuda que mitiga y al mismo tiempo ayuda al país a sobrevivir", asegura a Xinhua mientras trabajaba en uno de sus canteros improvisados con botellas vacías.

La isla tiene una larga experiencia en los proyectos de producir alimentos en cualquier espacio de las áreas urbanas, incluidos patios y balcones, e incluso posee desde 1997 un Programa Nacional de Agricultura urbana, suburbana y familiar que dirige el Ministerio de la Agricultura (MINAGRI) y que incluye a más de 147.000 fincas que producen alimentos, tanto de origen vegetal como animal, además de semillas, recursos forestales y otras producciones agropecuarias.

Ese novedoso programa, que aporta cada año unos 1,2 millones de toneladas de hortalizas, incluye el empleo del humus de lombriz para mejorar los suelos y el uso de bioplaguicidas para reemplazar las importaciones.

El impacto de la COVID-19 y el recrudecimiento del bloqueo que desde hace más de medio siglo mantiene Estados Unidos contra la isla, y que redujo drásticamente las importaciones cubanas, han obligado a potenciar de nuevo ese programa que en la actualidad tiene en producción más de 8.000 hectáreas.

El MINAGRI prevé ampliar ese programa a más de 10.000 hectáreas en 2025 y a unas 11.200 en 2030.

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ESPECIAL: Fincas agroecológicas ganan espacio en Cuba por estímulo del Gobierno

Spanish.xinhuanet.com 2020-09-11 09:10:56

Por Raúl Menchaca

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ARTEMISA, 10 septiembre, 2020 (Xinhua) -- Imagen del 17 de abril de 2019 de un obrero trabajando en la preparación de un terreno para el cultivo de hortalizas en la finca agroecológica Marta, en la provincia de Artemisa, Cuba. Gracias al fomento gubernamental, las fincas agroecológicas cubanas ganan actualmente espacio y reconocimiento como una alternativa productiva local que ayuda a disminuir una factura internacional de alimentos que ronda los 2.000 millones de dólares anuales. (Xinhua/Joaquín Hernández)

LA HABANA, 10 sep (Xinhua) -- Gracias al fomento gubernamental, las fincas agroecológicas cubanas ganan hoy espacio y reconocimiento como una alternativa productiva local que ayuda a disminuir una factura internacional de alimentos que ronda los 2.000 millones de dólares anuales.

A unos 20 kilómetros al oeste de La Habana, en la vecina provincia de Artemisa, Fernando Funes es el orgulloso propietario de la Finca Marta, un vergel de ocho hectáreas que una década atrás era considerado como la peor tierra de cultivo de la zona.

"La Finca Marta es un proyecto agroecológico familiar. Es una decisión de nuestra familia de involucrarnos en la vida del campo cubano y una disposición a hacer para contribuir de alguna manera con el desarrollo agrícola de nuestro país", explica Funes a Xinhua, mientras recorre el área.

El espacio, donde no se usan productos químicos, comercializa de manera directa cada cosecha, que vende a restaurantes privados y a empresas estatales, aunque entrega una parte a la comunidad de manera gratuita. Además, cuenta con un restaurante ecológico, que abre una o dos veces por semana, y utiliza diferentes tipos de energías renovables.

Más cerca de la capital cubana, apenas de unos 10 kilómetros al este, la Finca Vista Hermosa tiene 67 hectáreas que han estado en manos de cuatro generaciones de la familia de Misael Ponce, el actual dueño.

"Le he entregado mi vida a esto, porque es lo que me gusta hacer y a lo que dedico prácticamente el 80 por ciento de mi tiempo", dice Ponce a Xinhua con un deje de orgullo.

El campesino, que no tiene estudios superiores, pero atesora la experiencia acumulada por la familia en la producción agrícola, ha dedicado la tierra fundamentalmente a la ganadería, aunque también hay aves, peces y sembradíos de varios tipos de frutas, vegetales y hortalizas.

Aunque las restricciones impuestas por la presencia en Cuba del nuevo coronavirus tienen cerrados los centros públicos, la granja mantiene un vínculo directo con el restaurante Mediterráneo Havana, al que desde hace años abastece en la modalidad conocida internacionalmente como "from farm to table" (de la granja a la mesa).

Tal y como sucede con Finca Marta esta granja actúa también como un punto de atracción turística, promovido por varias agencias de viajes para mostrar la vida en el campo cubano y sobre todo la aplicación de los principios agroecológicos.

Más simple, pero no menos efectivo es el patio de la casa de Ángel Hernández quien en el patio de su casa, ubicada en un céntrico barrio de La Habana, cultiva tomates, frijoles, plátanos, maíz, limones, vegetales y varias frutas, con los que dice garantiza el 60 por ciento de la alimentación de la familia.

"Esto no será una solución grande a largo plazo, pero sí es una gran ayuda que mitiga y al mismo tiempo ayuda al país a sobrevivir", asegura a Xinhua mientras trabajaba en uno de sus canteros improvisados con botellas vacías.

La isla tiene una larga experiencia en los proyectos de producir alimentos en cualquier espacio de las áreas urbanas, incluidos patios y balcones, e incluso posee desde 1997 un Programa Nacional de Agricultura urbana, suburbana y familiar que dirige el Ministerio de la Agricultura (MINAGRI) y que incluye a más de 147.000 fincas que producen alimentos, tanto de origen vegetal como animal, además de semillas, recursos forestales y otras producciones agropecuarias.

Ese novedoso programa, que aporta cada año unos 1,2 millones de toneladas de hortalizas, incluye el empleo del humus de lombriz para mejorar los suelos y el uso de bioplaguicidas para reemplazar las importaciones.

El impacto de la COVID-19 y el recrudecimiento del bloqueo que desde hace más de medio siglo mantiene Estados Unidos contra la isla, y que redujo drásticamente las importaciones cubanas, han obligado a potenciar de nuevo ese programa que en la actualidad tiene en producción más de 8.000 hectáreas.

El MINAGRI prevé ampliar ese programa a más de 10.000 hectáreas en 2025 y a unas 11.200 en 2030.

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