BEIJING, 3 sep (Xinhua) -- La conmemoración del 75° aniversario de la victoria en la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa y la Guerra Mundial Antifascista, realizada hoy jueves en Beijing, es una ocasión significativa para que China tome inspiración de la historia y enfrente valientemente los nuevos retos de hoy.
Durante la guerra de 14 años contra la agresión japonesa, el pueblo chino demostró al mundo su patriotismo, carácter nacional, heroísmo y fuerte voluntad de triunfo.
Con más de 35 millones de víctimas, China conoce muy bien el elevado precio de esta victoria. La experiencia, cuando no es olvidada, puede servir de guía para el futuro. Recordar la guerra permite a todas las naciones involucradas aprender de la historia y no permitir nunca que una tragedia así ocurra de nuevo.
China ha estado comprometida durante mucho tiempo con su papel como firme defensora de la paz mundial, facilitadora de la globalización, y una importante contribuyente a la construcción de un mundo abierto. China fue el primer país en firmar la Carta de Naciones Unidas. Se ha unido a casi todas las organizaciones intergubernamentales y ha enviado más elementos de mantenimiento de paz a las misiones de la ONU que cualquier otro miembro permanente del Consejo de Seguridad.
El compromiso con la paz y la armonía está profundamente arraigado en la mente de los chinos, quienes nunca infligirían el tipo de sufrimiento que han experimentado a ninguna otra nación.
Pero el desarrollo de la historia no siempre se apega a la voluntad de las personas que aman la paz. El mundo de hoy aún es devastado por la hegemonía, el unilateralismo, y las mentalidades de suma cero y de Guerra Fría, las cuales representan un severo desafío para el desarrollo de China.
Ciertos políticos estadounidenses han lanzado ataques injustificados contra China de manera descarada y desvergonzada, han difamado el sistema político de China, interferido burdamente en los asuntos internos de China, emprendido acciones provocadoras en el Mar Meridional de China, e intentado generar divisiones entre el partido gobernante de China y el pueblo chino, entre otras acciones agresivas.
Tales comportamientos violan las normas internacionales, ponen en peligro las relaciones bilaterales y dañan los intereses de los pueblos de ambos países. Estos actos insensatos e imprudentes de algunos políticos estadounidenses deben ser registrados en las páginas de la historia en un capítulo dedicado a la vergüenza. Estas fuerzas malignas dentro de la sociedad estadounidense, las cuales difícilmente representan la voluntad común del pueblo estadounidense, merecen el título de "tigre de papel" y están condenadas al fracaso.
Nunca olvidemos que China es un país que sobrevive y prospera ante las pruebas rigurosas y las dificultades. Ante la hegemonía y la política de poder proveniente de cualquier país, sin importar cuán poderoso sea, China no vacilará nunca ni se rendirá, y mostrará la misma valentía que demostró en el prolongado y arduo combate contra los agresores fascistas.
Bajo el liderazgo del Partido Comunista de China (PCCh), el pueblo chino ha realizado buenos preparativos para cualquier dificultad, incertidumbre y volatilidad que se encuentre por delante.
El pueblo chino nunca estará de acuerdo con ninguna persona o fuerza que intente tergiversar la historia del PCCh, calumniar su carácter y misión y separar al PCCh del pueblo chino. Cualquier intento por intimidar e imponer voluntades externas sobre China, por cambiar el rumbo del desarrollo de China o por sabotear la búsqueda del pueblo chino de una vida mejor estará condenado al fracaso.
Es particularmente imperativo para algunos políticos estadounidenses saber que la muy discutida desvinculación de China y Estados Unidos es a lo sumo una aventura imprudente. Aunque China y Estados Unidos sean países grandes e importantes, siempre será mejor para ellos trabajar juntos en la construcción de un mejor mañana, en lugar hacer su vida separados. La historia ha demostrado una y otra vez que la cooperación sigue siendo la mejor opción para ambas naciones. No hay excepción a este principio en este momento.
También es importante saber que ciertos políticos estadounidenses imprudentes están socavando las relaciones China-Estados Unidos y deben asumir la responsabilidad por sus errores. La amistad entre los pueblos de los dos países sigue siendo sólida y profunda.
El pueblo chino seguirá profundizando sus intercambios y cooperación con los pueblos de otros países y seguirá haciendo grandes aportaciones a la gran causa de la paz y el desarrollo mundiales.
La perseverancia y solidaridad nacional que el pueblo chino demostró en la primera línea de batalla contra los agresores fascistas sólo será transmitida a quienes enfrentan nuevas batallas.
