ESPECIAL: Aficionados argentinos, ansiosos por la vuelta del fútbol

Actualizado 2020-09-03 09:14:19 | Spanish. xinhuanet. com

ARGENTINA-BUENOS AIRES-COVID-19

 Pablo López (c), de 37 años de edad, aficionado de Boca Juniors, porta una mascarilla mientras posa junto a sus hijos Tomás (d), de 15 años de edad y Delfina (i), de 9 años de edad, aficionada a San Lorenzo de Almagro, frente a su casa, en la ciudad de Buenos Aires, capital de Argentina, el 4 de septiembre de 2020. López comenta que lo más triste es no saber cuándo volverá con su hijo a la "cancha". El miércoles se cumplieron 177 días desde el último partido de la primera división del fútbol argentino con asistencia de público y los aficionados ansían no solo el regreso de las competencias, sino también a los estadios, una alegría que les quitó la pandemia de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus (COVID-19). (Xinhua/Martín Zabala)

BUENOS AIRES, 2 sep (Xinhua) -- Este miércoles se cumplen 177 días desde el último partido de la primera división del fútbol argentino con asistencia de público y los aficionados ansían no solo el regreso de las competencias, sino también a los estadios, una alegría que les quitó la pandemia.

Han sido 5 meses y 20 días desde aquel encuentro, una victoria del Racing Club 2-1 sobre el

Estudiantes de La Plata, a domicilio. Siete días después, el 16 de marzo, se disputaría la primera jornada de la Copa de la Superliga, sin aficionados, cuando la enfermedad ya había llegado al país.

El torneo fue suspendido y la actividad se paralizó el 17 de marzo.

Fernando Massa (47) es de una localidad del interior bonaerense, pero vive en La Plata, a 50 kilómetros de Buenos Aires, y le cuenta a Xinhua que va a ver al River Plate desde 1991, "en forma ininterrumpida".

"Es la primera vez que estoy tanto tiempo sin ir a la cancha. Al principio era algo novedoso, pensábamos que iba a ser un par de meses nomás, y ya cuando pasó el mes y medio me empecé a angustiar", dice.

El fanático "millonario" asegura que ir a la cancha "no es solamente ver al equipo y alentarlo, sino compartir un momento con los amigos, el viaje, el partido, gritar los goles, abrazarte con tus amigos, con gente que no conocés".

Además, después suelen compartir el rito de una comida juntos, lo cual también se perdió, como coincide Pablo López (37), fanático de Boca Juniors, quien parafrasea a Diego Maradona, un ídolo del club.

"Esto de no poder ir a la cancha nos corta las piernas. Voy a la cancha hace más de 25 años, primero con mi papá, después con amigos y hace 15 años con mi hijo, que a los meses de haber nacido ya lo llevé a la Bombonera", señala.

López puntualiza a Xinhua que "lo más triste es que no se sabe cuándo vamos a poder volver a la cancha y eso es lo que más triste nos pone".

"He ido hasta operado. Subir 70 u 80 escalones con muletas en el estadio es un sentimiento que no se puede explicar, y no poder ir tanto tiempo es algo que nos duele mucho y nos pega muy fuerte", remarca.

El vecino de la ciudad de Buenos Aires dice esperar que "pronto" se pueda "volver a disfrutar esos hermosos momentos por los colores azul y oro, que son los que llevamos en el corazón".

"No poder ir se perdió un momento con mi hijo, de disfrute, de estar en la cancha, de abrazarnos por los goles, de llorar de alegría o de tristeza, después ir a comer algo, conversar", se lamenta.

Constanza Pecetto (39), seguidora del Independiente, manifiesta que "en Argentina el fútbol ocupa un lugar casi religioso y así como la gente concurre los domingos a las misas, en este caso nuestro esparcimiento lo tenemos en las canchas de fútbol".

"Al no haber fútbol, al no tener la televisación ni siquiera como opción, los domingos se hacen más aburridos, es como que falta ese espacio en el que la familia se reúne frente al televisor para ver el partido de su equipo", añade.

Federico Andersen (47), además de trabajar cada día contra la pandemia, ya que es médico cardiólogo, es otro aficionado de Boca que suele ir a la Bombonera con su hijo Pedro (22).

"Teníamos el cronograma de partidos establecidos y uno siempre va marcando en el calendario qué día le toca ir a la cancha, pero se fue prolongando, se fue extendiendo en el tiempo y la verdad que es duro", asegura.

Al respecto, añade que es "una parte importante de nuestra vida poder disfrutar de ir a la cancha el domingo, de ver los resultados, los partidos, a Boca".

"Se hace muy difícil, lo extrañamos mucho porque es una excusa para una actividad que disfrutamos y compartimos con mi hijo, estamos ansiosos para que vuelva el fútbol y ver a nuestro equipo por la TV", comenta.

Las autoridades del fútbol argentino todavía no han resuelto la fecha del regreso a las competencias, aunque tienen la intención de que se reanude el 25 de septiembre, con un campeonato corto que finalizará en diciembre.

Los equipos de la Primera División volvieron a entrenarse el lunes 10 de agosto, tras casi cinco meses sin actividad, aunque se han registrado varios casos de COVID-19 en los planteles.

El más resonante fue el del Boca, que estaba realizando una burbuja sanitaria entre un hotel y su predio de Ezeiza, en la periferia sur de Buenos Aires, y se produjo un brote de contagios.

El último campeón local será uno de los cinco equipos que jugarán desde el 17 de septiembre por la Copa Libertadores de América, junto al River, el Defensa y Justicia, el Racing Club y el Tigre.

Alejandra Fernández Guida (35) es del sur del Gran Buenos Aires y reparte su corazón entre el River y el Temperley (segunda división).

"No es sólo perder el espectáculo deportivo, sino también todo el ritual que significa ir a la cancha un domingo a ver a tu equipo. Hace casi seis meses que no vivimos esa experiencia: la de comer el asado en familia, esperar que se acerque la hora del partido y salir para la cancha", dice.

Y enfatiza que ahora se encuentra "haciendo zapping a cualquier hora para encontrar un partido de fútbol por la TV" y "no importa si es de un país remoto, sirve para despuntar el vicio".

Juan Eder (49), simpatizante del River, advierte que "el fútbol sin público no es lo mismo, no es lo mismo un gol sin público, porque lo que faltan son los amigos, lo que hace que uno disfrute de la cancha".

"No es solo el juego, es compartir la previa del partido, el después comiendo juntos y debatiendo las jugadas, o simplemente pensando en el próximo encuentro", sostiene.

Además, Pablo Adrián Bigliardi (49), dice que sufre "no poder ver a River" y "compartir con mi hijo, mi familia, mis amigos, la visita a la cancha".

No obstante, destaca que "se trata de una razón de fuerza mayor y que no haya fútbol redunda también en un beneficio para nuestra sociedad" para evitar la propagación del virus.

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ESPECIAL: Aficionados argentinos, ansiosos por la vuelta del fútbol

Spanish.xinhuanet.com 2020-09-03 09:14:19

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 Pablo López (c), de 37 años de edad, aficionado de Boca Juniors, porta una mascarilla mientras posa junto a sus hijos Tomás (d), de 15 años de edad y Delfina (i), de 9 años de edad, aficionada a San Lorenzo de Almagro, frente a su casa, en la ciudad de Buenos Aires, capital de Argentina, el 4 de septiembre de 2020. López comenta que lo más triste es no saber cuándo volverá con su hijo a la "cancha". El miércoles se cumplieron 177 días desde el último partido de la primera división del fútbol argentino con asistencia de público y los aficionados ansían no solo el regreso de las competencias, sino también a los estadios, una alegría que les quitó la pandemia de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus (COVID-19). (Xinhua/Martín Zabala)

BUENOS AIRES, 2 sep (Xinhua) -- Este miércoles se cumplen 177 días desde el último partido de la primera división del fútbol argentino con asistencia de público y los aficionados ansían no solo el regreso de las competencias, sino también a los estadios, una alegría que les quitó la pandemia.

Han sido 5 meses y 20 días desde aquel encuentro, una victoria del Racing Club 2-1 sobre el

Estudiantes de La Plata, a domicilio. Siete días después, el 16 de marzo, se disputaría la primera jornada de la Copa de la Superliga, sin aficionados, cuando la enfermedad ya había llegado al país.

El torneo fue suspendido y la actividad se paralizó el 17 de marzo.

Fernando Massa (47) es de una localidad del interior bonaerense, pero vive en La Plata, a 50 kilómetros de Buenos Aires, y le cuenta a Xinhua que va a ver al River Plate desde 1991, "en forma ininterrumpida".

"Es la primera vez que estoy tanto tiempo sin ir a la cancha. Al principio era algo novedoso, pensábamos que iba a ser un par de meses nomás, y ya cuando pasó el mes y medio me empecé a angustiar", dice.

El fanático "millonario" asegura que ir a la cancha "no es solamente ver al equipo y alentarlo, sino compartir un momento con los amigos, el viaje, el partido, gritar los goles, abrazarte con tus amigos, con gente que no conocés".

Además, después suelen compartir el rito de una comida juntos, lo cual también se perdió, como coincide Pablo López (37), fanático de Boca Juniors, quien parafrasea a Diego Maradona, un ídolo del club.

"Esto de no poder ir a la cancha nos corta las piernas. Voy a la cancha hace más de 25 años, primero con mi papá, después con amigos y hace 15 años con mi hijo, que a los meses de haber nacido ya lo llevé a la Bombonera", señala.

López puntualiza a Xinhua que "lo más triste es que no se sabe cuándo vamos a poder volver a la cancha y eso es lo que más triste nos pone".

"He ido hasta operado. Subir 70 u 80 escalones con muletas en el estadio es un sentimiento que no se puede explicar, y no poder ir tanto tiempo es algo que nos duele mucho y nos pega muy fuerte", remarca.

El vecino de la ciudad de Buenos Aires dice esperar que "pronto" se pueda "volver a disfrutar esos hermosos momentos por los colores azul y oro, que son los que llevamos en el corazón".

"No poder ir se perdió un momento con mi hijo, de disfrute, de estar en la cancha, de abrazarnos por los goles, de llorar de alegría o de tristeza, después ir a comer algo, conversar", se lamenta.

Constanza Pecetto (39), seguidora del Independiente, manifiesta que "en Argentina el fútbol ocupa un lugar casi religioso y así como la gente concurre los domingos a las misas, en este caso nuestro esparcimiento lo tenemos en las canchas de fútbol".

"Al no haber fútbol, al no tener la televisación ni siquiera como opción, los domingos se hacen más aburridos, es como que falta ese espacio en el que la familia se reúne frente al televisor para ver el partido de su equipo", añade.

Federico Andersen (47), además de trabajar cada día contra la pandemia, ya que es médico cardiólogo, es otro aficionado de Boca que suele ir a la Bombonera con su hijo Pedro (22).

"Teníamos el cronograma de partidos establecidos y uno siempre va marcando en el calendario qué día le toca ir a la cancha, pero se fue prolongando, se fue extendiendo en el tiempo y la verdad que es duro", asegura.

Al respecto, añade que es "una parte importante de nuestra vida poder disfrutar de ir a la cancha el domingo, de ver los resultados, los partidos, a Boca".

"Se hace muy difícil, lo extrañamos mucho porque es una excusa para una actividad que disfrutamos y compartimos con mi hijo, estamos ansiosos para que vuelva el fútbol y ver a nuestro equipo por la TV", comenta.

Las autoridades del fútbol argentino todavía no han resuelto la fecha del regreso a las competencias, aunque tienen la intención de que se reanude el 25 de septiembre, con un campeonato corto que finalizará en diciembre.

Los equipos de la Primera División volvieron a entrenarse el lunes 10 de agosto, tras casi cinco meses sin actividad, aunque se han registrado varios casos de COVID-19 en los planteles.

El más resonante fue el del Boca, que estaba realizando una burbuja sanitaria entre un hotel y su predio de Ezeiza, en la periferia sur de Buenos Aires, y se produjo un brote de contagios.

El último campeón local será uno de los cinco equipos que jugarán desde el 17 de septiembre por la Copa Libertadores de América, junto al River, el Defensa y Justicia, el Racing Club y el Tigre.

Alejandra Fernández Guida (35) es del sur del Gran Buenos Aires y reparte su corazón entre el River y el Temperley (segunda división).

"No es sólo perder el espectáculo deportivo, sino también todo el ritual que significa ir a la cancha un domingo a ver a tu equipo. Hace casi seis meses que no vivimos esa experiencia: la de comer el asado en familia, esperar que se acerque la hora del partido y salir para la cancha", dice.

Y enfatiza que ahora se encuentra "haciendo zapping a cualquier hora para encontrar un partido de fútbol por la TV" y "no importa si es de un país remoto, sirve para despuntar el vicio".

Juan Eder (49), simpatizante del River, advierte que "el fútbol sin público no es lo mismo, no es lo mismo un gol sin público, porque lo que faltan son los amigos, lo que hace que uno disfrute de la cancha".

"No es solo el juego, es compartir la previa del partido, el después comiendo juntos y debatiendo las jugadas, o simplemente pensando en el próximo encuentro", sostiene.

Además, Pablo Adrián Bigliardi (49), dice que sufre "no poder ver a River" y "compartir con mi hijo, mi familia, mis amigos, la visita a la cancha".

No obstante, destaca que "se trata de una razón de fuerza mayor y que no haya fútbol redunda también en un beneficio para nuestra sociedad" para evitar la propagación del virus.

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