Actores chilenos hacen teatro de la mitología china en Beijing

Actualizado 2020-08-01 07:19:08 | Spanish. xinhuanet. com

Hace unas semanas fuimos a una representación teatral en un bar escondido entre los hutong: su puerta se abre en un pasillito que parece desaparecer en la intimidad de un siheyuan y que consta de dos o tres mesas y una barra hecha de una puerta dispuesta horizontalmente. (Los hutong son los callejones que forman el casco antiguo de la ciudad de Beijing, China. En estas calles, las casas tienen entradas estrechas y todas las habitaciones dan a un patio cuadrado, centro neurálgico de la vivienda. Este tipo de casa es conocido como siheyuan.)

El grupo en cuestión está liderado por un chileno loco que hace un teatro que todavía no existe. Y no hay nada como los poetas chilenos.

Fui con una amiga colombiana y cuando ella me dijo que iban a dar una representación del arquero Yi, el primer impulso que me vino (argentino después de todo) fue el de pensar en un arquero de futbol. Ya me imaginaban a esta figura mítica china atajando penales.

La representación teatral de todas maneras no puedo describirla y no se acerca a nada que yo haya visto antes. Lo que más me impactó fue la disociación entre el cuerpo y la voz de los actores, como si cada una de estas atribuciones de una persona estuviera representando papeles contrarios y complementarios.

Hasta que de repente el chileno dijo: chau gracias y la penumbra del escenario en el centro del bar se cerró en una oscuridad completa.

La obra trataba, según debía deducirse, sobre el mito chino del arquero Yi. Sirvan estos sinuosos prolegómenos para internarnos en dicho mito.

De vez en cuando los mortales condescienden a dar una mano a los dioses. Sobre todo si uno tiene un talento que roza lo sobrenatural.

El Libro de los montes y los mares señala: "El emperador Jun concedió a Yi el Arquero un arco rojo y flechas blancas con el fin de que Yi ayudara a los diversos pueblos de la Tierra. Entonces el Arquero emprendió su hazaña de ayudar a la gente mundana a liberarse de las penalidades."

Ocurrió que siendo Yao emperador de la China se vino un verano potente: diez soles apuntaban en ángulo recto hacia el país quemando los sembradíos y secando los pobres cuerpos de los ciudadanos, y nosotros que nos quejamos cuando se apaga el aire acondicionado.

Pero el reino tenía a este gran arquero, que se había preparado tanto que se decía que podía interceptar el vuelo errático de una mosca y partirla en dos. El emperador mandó entonces a Yi a que derivará los terribles soles que aquejaban el mapa.

El héroe de nuestro texto, certero y letal rito abajo nueve soles mató a los nueve cuervos (uno por sol, se entiende) y sus plumas cayeron al suelo, no quedando más que uno en el cielo.

Las plumas caían como nieve negra sobre el país reseco. Y el sol, el sol de siempre, parecía hinchado y singular.

Las aventuras de Yi son incontables y su hazaña es recordada en la mitología china por haber bajado nueve soles con su arma. Por eso tenemos ahora un sol y no diez, o veinte (porque podrían haberse reproducido).

El espectáculo del grupo Cuestión terminaba con los actores que hacían de los soles muertos retorciéndose en el piso y con el sol victorioso (sobreviviente) dando un largo monólogo sobre lo que significa que algunos lo crean único.

 
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Actores chilenos hacen teatro de la mitología china en Beijing

Spanish.xinhuanet.com 2020-08-01 07:19:08

Hace unas semanas fuimos a una representación teatral en un bar escondido entre los hutong: su puerta se abre en un pasillito que parece desaparecer en la intimidad de un siheyuan y que consta de dos o tres mesas y una barra hecha de una puerta dispuesta horizontalmente. (Los hutong son los callejones que forman el casco antiguo de la ciudad de Beijing, China. En estas calles, las casas tienen entradas estrechas y todas las habitaciones dan a un patio cuadrado, centro neurálgico de la vivienda. Este tipo de casa es conocido como siheyuan.)

El grupo en cuestión está liderado por un chileno loco que hace un teatro que todavía no existe. Y no hay nada como los poetas chilenos.

Fui con una amiga colombiana y cuando ella me dijo que iban a dar una representación del arquero Yi, el primer impulso que me vino (argentino después de todo) fue el de pensar en un arquero de futbol. Ya me imaginaban a esta figura mítica china atajando penales.

La representación teatral de todas maneras no puedo describirla y no se acerca a nada que yo haya visto antes. Lo que más me impactó fue la disociación entre el cuerpo y la voz de los actores, como si cada una de estas atribuciones de una persona estuviera representando papeles contrarios y complementarios.

Hasta que de repente el chileno dijo: chau gracias y la penumbra del escenario en el centro del bar se cerró en una oscuridad completa.

La obra trataba, según debía deducirse, sobre el mito chino del arquero Yi. Sirvan estos sinuosos prolegómenos para internarnos en dicho mito.

De vez en cuando los mortales condescienden a dar una mano a los dioses. Sobre todo si uno tiene un talento que roza lo sobrenatural.

El Libro de los montes y los mares señala: "El emperador Jun concedió a Yi el Arquero un arco rojo y flechas blancas con el fin de que Yi ayudara a los diversos pueblos de la Tierra. Entonces el Arquero emprendió su hazaña de ayudar a la gente mundana a liberarse de las penalidades."

Ocurrió que siendo Yao emperador de la China se vino un verano potente: diez soles apuntaban en ángulo recto hacia el país quemando los sembradíos y secando los pobres cuerpos de los ciudadanos, y nosotros que nos quejamos cuando se apaga el aire acondicionado.

Pero el reino tenía a este gran arquero, que se había preparado tanto que se decía que podía interceptar el vuelo errático de una mosca y partirla en dos. El emperador mandó entonces a Yi a que derivará los terribles soles que aquejaban el mapa.

El héroe de nuestro texto, certero y letal rito abajo nueve soles mató a los nueve cuervos (uno por sol, se entiende) y sus plumas cayeron al suelo, no quedando más que uno en el cielo.

Las plumas caían como nieve negra sobre el país reseco. Y el sol, el sol de siempre, parecía hinchado y singular.

Las aventuras de Yi son incontables y su hazaña es recordada en la mitología china por haber bajado nueve soles con su arma. Por eso tenemos ahora un sol y no diez, o veinte (porque podrían haberse reproducido).

El espectáculo del grupo Cuestión terminaba con los actores que hacían de los soles muertos retorciéndose en el piso y con el sol victorioso (sobreviviente) dando un largo monólogo sobre lo que significa que algunos lo crean único.

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