Imagen del 25 de julio de 2020 tomada con un dispositivo móvil de la marca Huawei de un trabajador ordeñando una cabra en la Finca Vista Hermosa, a unos 10 kilómetros al oriente de La Habana, Cuba. (Xinhua/Lin Zhaohui)
Por Raúl Menchaca
LA HABANA, 27 jul (Xinhua) -- Desde hace cuatro generaciones, la familia del cubano Misael Ponce ha vivido vinculada a la Finca Vista Hermosa, un sitio que hace honor a su nombre con la conjunción del verde deslumbrante de sus cultivos y el límpido azul del cielo.
Quizás por eso, este hombre de 44 años confiesa que no puede estar lejos de la finca, cuyas 67 hectáreas están dedicadas fundamentalmente a la ganadería, aunque también hay aves, peces y sembradíos de varios tipos de frutas, vegetales y hortalizas.
Un centenar de vacas y 50 novillos ocupa el centro de la actividad de la granja, que está a unos 10 kilómetros al oriente de La Habana y forma parte de la cooperativa Emiliano Montes de Oca.
Con esos animales, este año deben producir 48.000 litros de leche fresca y unas 40 toneladas de carne, cifras altas para la realidad agrícola cubana actual.
Para ello hay sembradas grandes áreas de pastos y forrajes, que incluyen desde caña de azúcar y pasto "king grass", hasta morera (moras), thitonia (planta) y moringa (árbol).
"Le he entregado mi vida a esto, porque es lo que me gusta hacer y a lo que dedico prácticamente el 80 por ciento de mi tiempo", dijo Ponce a Xinhua con un deje de orgullo.
El joven productor no tiene estudios superiores, pero sí la experiencia acumulada por la familia en la producción agrícola, conocimiento que califica como su "herencia" y que ahora comienza a transmitir a su sobrino, Aniel Sotolongo, quien a los 24 años muestra una evidente inclinación por el trabajo en el campo.
Imagen del 25 de julio de 2020 tomada con un dispositivo móvil de la marca Huawei de un trabajador ordeñando una vaca en la Finca Vista Hermosa, a unos 10 kilómetros al oriente de La Habana, Cuba. (Xinhua/Lin Zhaohui)
Finca Vista Hermosa, donde trabajan 32 personas, es en la actualidad la mayor productora de leche de cabra de la provincia habanera y una de las más grandes abastecedoras de carne, pero su dueño no está conforme con lo logrado hasta ahora.
"Considero que la finca hoy está haciendo apenas el 50 por ciento de lo que puede hacer", afirmó con convicción, mientras tomaba un descanso debajo de un hermoso árbol cargado de mangos.
La finca tiene unas 150 cabras de ordeña, también alimentadas con pienso propio, con las que se garantiza de manera gratuita la leche a todos los niños intolerantes a la lactosa del municipio, entre otros destinos.
Aunque las restricciones impuestas por la presencia en Cuba del nuevo coronavirus tienen cerrados los centros públicos, la granja mantiene un vínculo directo con el restaurante Mediterráneo Havana, al que desde hace años abastece en la modalidad conocida internacionalmente como "from farm to table" (de la granja a la mesa).
En un pequeño inmueble está instalado un centro de elaboración, en el que a partir de recursos propios se producen varios tipos de quesos y embutidos que se venden a la población, al restaurante Mediterráneo Havana y en el propio restaurante de la finca, visitada por cerca de un millar de turistas cada mes.
Y es que la granja actúa también como un punto de atracción turística, promovido por varias agencias de viajes para mostrar la vida en el campo cubano y sobre todo la aplicación de los principios agroecológicos.
Forma parte también del movimiento de "fincas slow" (tradicionales), un proyecto del Movimiento de Alimentación Sostenible (MAS) en Cuba, vinculado a la organización Slow Food International, que defiende una alimentación "buena, limpia y justa", en contraposición a la llamada "fast food" o comida rápida.
Imagen del 25 de julio de 2020 tomada con un dispositivo móvil de la marca Huawei de trabajadoras cosechando vegetales en el área de cultivo de la Finca Vista Hermosa, a unos 10 kilómetros al oriente de La Habana, Cuba. (Xinhua/Lin Zhaohui)
La ventaja principal, además de las altas producciones, está en que incluso la carne vacuna y de cerdo se obtienen sin usar productos químicos en los procesos productivos.
"Trabajamos bajo el principio de que hay que mantener un equilibrio entre el medio ambiente, el hombre, los animales, las plantas y el suelo", afirmó rotunda la ingeniera pecuaria Iris Fonseca, quien desde hace cuatro años es asesora y complemento científico de la sabiduría práctica de Ponce.
Fonseca explicó que utilizan las excretas de los animales para producir materia orgánica que combinan con humus de lombriz para mejorar el suelo, en particular el de los cultivos semi protegidos de hortalizas, vegetales y plantas aromáticas.
La ingeniera señaló que los principios de la llamada agroecología les han servido para mantener determinados niveles de producción de manera sostenible.
Esa es la razón por la que los cerdos están en una amplia área cercada, donde viven en condiciones de semi libertad y se alimentan de manera natural de lo que ofrecen las palmas y los árboles frutales, a lo que se suma un poco de desechos alimenticios que aportan los trabajadores.
Más allá del cierre temporal del restaurante Mediterráneo Havana y la ausencia de turistas por el nuevo coronavirus, no se ha modificado la rutina productiva de la finca, aunque la comercialización varió de manera drástica.
Anteriormente, una parte de los productos se comercializaba en mercados públicos con la presencia de los clientes, pero por las nuevas medidas sanitarias se comenzó un servicio de entrega a domicilio.
Con el éxito de la Finca Vista Hermosa, Ponce demuestra la viabilidad de la producción de alimentos en Cuba y sobre todo las posibilidades que ofrecen las técnicas agroecológicas.