Por Gerardo Laborde
MONTEVIDEO, 24 jul (Xinhua) -- El gubernamental Plan Ceibal democratizó el acceso a la tecnología en Uruguay desde 2007 con la entrega de una tableta electrónica a cada alumno del sistema educativo público, y este año fue un pilar de la enseñanza a distancia durante la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19).
Con la suspensión de las clases el 13 de marzo tras la detección de los primeros casos de la enfermedad se puso en marcha "Ceibal en casa", con el objetivo de asegurar la continuidad del vínculo entre estudiantes y docentes.
"Hay una decisión sostenida de optar por una educación que llegue a todos los estudiantes, por todos los medios posibles", explicó a Xinhua el presidente del Plan Ceibal, Leandro Folgar.
El Plan Ceibal contaba desde antes de la pandemia con más de 173.000 recursos educativos, incluido CREA, un sistema de gestión de contenidos, plataformas para el aprendizaje de matemáticas, una biblioteca digital y textos escolares.
Con "Ceibal en casa" se apuntó a mejorar la interacción digital entre estudiantes y docentes, y la participación de las familias como facilitadores clave en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Los recursos del plan se dirigieron a que todos los actores pudieran "sostener los aprendizajes a distancia y lidiar con el aislamiento", explicó Folgar.
Uruguay fue el primero en universalizar hace 13 años el proyecto OLPC (Una computadora portátil por niño, por sus siglas en inglés) del Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
La entrega gratuita de una computadora, que años después se actualizó a una tableta electrónica, permitió que en una década los niños de los hogares más pobres que accedían a ese dispositivo pasara de un 9 a un 90 por ciento.
Uruguay tenía una posición "privilegiada" en la infraestructura disponible y conectividad, gracias, entre otras cosas, a una extensa red de fibra óptica.
No obstante, la conectividad gratuita se basaba en los centros educativos y no en los hogares, y "hubo que hacer un esfuerzo para fortalecer ese nuevo paradigma", señaló Folgar.
El Plan Ceibal tiene operativos 550.000 dispositivos en manos de estudiantes y docentes en un país de 3,4 millones de habitantes.
"Contamos con la infraestructura y los canales para fortalecer una modalidad mixta", sostuvo Folgar.
Esta iniciativa uruguaya es tomada como un modelo a nivel internacional.
"Recibimos pedidos de cooperación de varios países y tratamos de dar la respuesta más sistemática y útil posible", aunque "cada contexto es diferente", y es necesario "atender la realidad de cada país", agregó el funcionario.
Por su parte, Pablo Caggiani, consejero del Consejo de Educación Inicial y Primaria, dijo a Xinhua que se buscó mantener el vínculo con los estudiantes bajo "la modalidad que sea".
Para concretarlo fue clave "Ceibal en casa" y la política de la estatal Administración Nacional de Telecomunicaciones (Antel) de no cobrar el acceso a sitios web educativos.
En esa etapa se transmitieron "conocimientos que los niños ya habían adquirido", para "no generar una presión sobre los niños y los hogares en un momento de tanta angustia por la situación económica y sanitaria", contó Caggiani.
El Plan Ceibal, que tuvo una inversión pública de entre 50 y 60 millones de dólares al año, estuvo disponible también para los centros privados.
Algunos hogares tenían dificultades de conexión y se apeló para superarlas a grupos de Whatsapp o Facebook, y para las zonas rurales alejadas se diseñaron formatos especiales para radio y la televisión.
A partir de mayo y junio, con el reintegro paulatino a la presencialidad, un proceso que terminó de concretarse el 29 de junio, la plataforma mudó hacia un enfoque de "educación combinada".
En opinión de Caggiani, en 2020 y 2021 el protocolo sanitario "condicionará mucho la presencialidad, y habrá cierres parciales dependiendo de la circulación comunitaria del virus".
