Especial: Familias cubanas construyen resiliencia en medio de la pandemia

Actualizado 2020-06-26 01:12:55 | Spanish. xinhuanet. com

Por Yosley Carrero

LA HABANA, 25 jun (Xinhua) -- María Teresa Castillo, una trabajadora del sector privado que vive en el pueblo costero de Guanabo, a unos 20 kilómetros del centro de la capital cubana, sabe que es afortunada de estar viva.

Su familia, como otras miles en el país, ha aprendido a ser resiliente ante las circunstancias impuestas por la emergencia del nuevo coronavirus en Cuba y sus afectaciones directas a la salud, agravadas por el impacto de las seis décadas del bloqueo de Estados Unidos contra el país.

Para la mujer de 55 años el 29 de marzo habría sido un día normal en medio de los preparativos de la fiesta de cumpleaños de una de sus dos hijas sino la hubieran trasladado una noche antes al Hospital Militar Central "Luis Diaz Soto" tras ser contacto de una viajera cubana que dio positivo a la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19) a su regreso de España.

Castillo llevaba más de una semana en casa padeciendo de síntomas como congestión nasal y fiebre, pero tenía la esperanza que fuera algo pasajero como las gripes a las que más de una vez se había sobrepuesto con descanso, abundante líquido y vitaminas.

Sin embargo, "cuando la prueba del PCR (reacción en cadena de la polimerasa) dio positiva sentí como de la noche a la mañana todo cambió y comenzó así la mayor pesadilla de mi vida", contó.

"Al principio entré en pánico a causa de los rumores y noticias falsas sobre la enfermedad en redes sociales. Hubo momentos de duda, de llanto, pero luego empecé a vencer el miedo y a sentir más confianza gracias al apoyo de los médicos, a quienes ya siento como parte de mi familia", reveló.

Recordó que eran pasadas las 21:00 hora local del 30 de marzo cuando por vez primera entró a la pequeña sala de hospitalización ubicada en el séptimo piso de la institución hospitalaria, equipada con teléfono y señal de televisión, donde recibió tratamiento médico por 19 días.

"La COVID-19 me ha dejado barreras emocionales que debo vencer", añadió.

Los primeros casos de coronavirus en Cuba fueron reportados el 11 de marzo después de que tres turistas italianos de visita en la ciudad de Trinidad, a unos 350 kilómetros de La Habana, dieran positivo a la enfermedad.

La isla anunció suspensión de vuelos internacionales el 31 de marzo.

El modelo cubano de enfrentamiento a la pandemia incluye la pesquisa activa a través de equipos médicos que trabajan en la detección temprana de los síntomas de la enfermedad a través de los 11. 432 consultorios del médico de la familia y 449 policlínicos radicados en los centros urbanos y comunidades rurales del país.

Por ese motivo, tras la confirmación de Castillo como caso positivo al SARS COV-2, causante de la pandemia, siete de sus contactos más cercanos fueron confinados en hospitales y centros de aislamiento de la ciudad bajo vigilancia epidemiológica.

Su hija menor, Anabel Hernández, de 25 años y quien fue trasladada al mismo centro médico, finalmente dio negativa a la COVID-19 y se ha convertido en activista social en favor del cumplimiento de las normas de distanciamiento social.

"El único modo de evitar un segundo brote de la pandemia es incrementar la responsabilidad ciudadana en relación con esta enfermedad. Hay un grupo de medidas que llegaron para quedarse", dijo la joven.

Sin embargo, la ubicación de los integrantes de una misma familia en un mismo centro de aislamiento anti COVID-19 o institución médica depende del estado de salud y la sintomatología reportada, así como la disponibilidad de capacidades.

La mayor de las hijas de Castillo, Adriana Hernández, de 28 años, fue trasladada al centro de aislamiento ubicado en las áreas del Instituto Pre Vocacional de Ciencias Exactas "Vladimir Ilich Lenin", a unos 20 kilómetros de sus familiares más cercanos.

"Recuerdo particularmente que pasé el día de mi cumpleaños sin la compañía de mis seres queridos, pero fue por una razón de peso mayor. Afortunadamente no contraje la enfermedad", señaló la joven estudiante de la Universidad de San Gerónimo de La Habana.

La capital del país, el único territorio aún no incorporado a la primera fase de la etapa post- pandemia en Cuba, se mantiene como el epicentro de la enfermedad en la isla con 108 de los 110 casos reportados en las últimas dos semanas.

El sicólogo cubano Manuel Calviño precisó que la familia cubana deberá tomar conciencia sobre la necesidad de aprender a convivir con la COVID-19 tras la desaparición de la emergencia sanitaria y asumir patrones de comportamiento diferentes.

"La pandemia puede desaparecer, pero no la enfermedad. El nuevo coronavirus llama también la atención sobre nuevas formas operativas de vivir en relación con el número de personas que recibimos en nuestras casas, así como las condiciones de trabajo y la cantidad de estudiantes en un aula", apuntó el especialista.

Cuba ha reportado 85 muertes por causa de la pandemia al tiempo que 2.321 personas han sido confirmadas como positivas a la enfermedad, de acuerdo con datos del Ministerio de Salud Pública en la isla.

María Teresa Castillo, una de los 2.171 cubanos que han sido dados de alta de la enfermedad en el país hasta la fecha, tras haberle ganado la batalla al nuevo coronavirus y regresar a casa con sus hijas, se convirtió en donante de plasma voluntario "para ayudar a salvar la vida de otras personas afectadas por la COVID -19".

"Somos una familia resiliente, somos todas sobrevivientes al nuevo coronavirus", añadió.

 
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Especial: Familias cubanas construyen resiliencia en medio de la pandemia

Spanish.xinhuanet.com 2020-06-26 01:12:55

Por Yosley Carrero

LA HABANA, 25 jun (Xinhua) -- María Teresa Castillo, una trabajadora del sector privado que vive en el pueblo costero de Guanabo, a unos 20 kilómetros del centro de la capital cubana, sabe que es afortunada de estar viva.

Su familia, como otras miles en el país, ha aprendido a ser resiliente ante las circunstancias impuestas por la emergencia del nuevo coronavirus en Cuba y sus afectaciones directas a la salud, agravadas por el impacto de las seis décadas del bloqueo de Estados Unidos contra el país.

Para la mujer de 55 años el 29 de marzo habría sido un día normal en medio de los preparativos de la fiesta de cumpleaños de una de sus dos hijas sino la hubieran trasladado una noche antes al Hospital Militar Central "Luis Diaz Soto" tras ser contacto de una viajera cubana que dio positivo a la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19) a su regreso de España.

Castillo llevaba más de una semana en casa padeciendo de síntomas como congestión nasal y fiebre, pero tenía la esperanza que fuera algo pasajero como las gripes a las que más de una vez se había sobrepuesto con descanso, abundante líquido y vitaminas.

Sin embargo, "cuando la prueba del PCR (reacción en cadena de la polimerasa) dio positiva sentí como de la noche a la mañana todo cambió y comenzó así la mayor pesadilla de mi vida", contó.

"Al principio entré en pánico a causa de los rumores y noticias falsas sobre la enfermedad en redes sociales. Hubo momentos de duda, de llanto, pero luego empecé a vencer el miedo y a sentir más confianza gracias al apoyo de los médicos, a quienes ya siento como parte de mi familia", reveló.

Recordó que eran pasadas las 21:00 hora local del 30 de marzo cuando por vez primera entró a la pequeña sala de hospitalización ubicada en el séptimo piso de la institución hospitalaria, equipada con teléfono y señal de televisión, donde recibió tratamiento médico por 19 días.

"La COVID-19 me ha dejado barreras emocionales que debo vencer", añadió.

Los primeros casos de coronavirus en Cuba fueron reportados el 11 de marzo después de que tres turistas italianos de visita en la ciudad de Trinidad, a unos 350 kilómetros de La Habana, dieran positivo a la enfermedad.

La isla anunció suspensión de vuelos internacionales el 31 de marzo.

El modelo cubano de enfrentamiento a la pandemia incluye la pesquisa activa a través de equipos médicos que trabajan en la detección temprana de los síntomas de la enfermedad a través de los 11. 432 consultorios del médico de la familia y 449 policlínicos radicados en los centros urbanos y comunidades rurales del país.

Por ese motivo, tras la confirmación de Castillo como caso positivo al SARS COV-2, causante de la pandemia, siete de sus contactos más cercanos fueron confinados en hospitales y centros de aislamiento de la ciudad bajo vigilancia epidemiológica.

Su hija menor, Anabel Hernández, de 25 años y quien fue trasladada al mismo centro médico, finalmente dio negativa a la COVID-19 y se ha convertido en activista social en favor del cumplimiento de las normas de distanciamiento social.

"El único modo de evitar un segundo brote de la pandemia es incrementar la responsabilidad ciudadana en relación con esta enfermedad. Hay un grupo de medidas que llegaron para quedarse", dijo la joven.

Sin embargo, la ubicación de los integrantes de una misma familia en un mismo centro de aislamiento anti COVID-19 o institución médica depende del estado de salud y la sintomatología reportada, así como la disponibilidad de capacidades.

La mayor de las hijas de Castillo, Adriana Hernández, de 28 años, fue trasladada al centro de aislamiento ubicado en las áreas del Instituto Pre Vocacional de Ciencias Exactas "Vladimir Ilich Lenin", a unos 20 kilómetros de sus familiares más cercanos.

"Recuerdo particularmente que pasé el día de mi cumpleaños sin la compañía de mis seres queridos, pero fue por una razón de peso mayor. Afortunadamente no contraje la enfermedad", señaló la joven estudiante de la Universidad de San Gerónimo de La Habana.

La capital del país, el único territorio aún no incorporado a la primera fase de la etapa post- pandemia en Cuba, se mantiene como el epicentro de la enfermedad en la isla con 108 de los 110 casos reportados en las últimas dos semanas.

El sicólogo cubano Manuel Calviño precisó que la familia cubana deberá tomar conciencia sobre la necesidad de aprender a convivir con la COVID-19 tras la desaparición de la emergencia sanitaria y asumir patrones de comportamiento diferentes.

"La pandemia puede desaparecer, pero no la enfermedad. El nuevo coronavirus llama también la atención sobre nuevas formas operativas de vivir en relación con el número de personas que recibimos en nuestras casas, así como las condiciones de trabajo y la cantidad de estudiantes en un aula", apuntó el especialista.

Cuba ha reportado 85 muertes por causa de la pandemia al tiempo que 2.321 personas han sido confirmadas como positivas a la enfermedad, de acuerdo con datos del Ministerio de Salud Pública en la isla.

María Teresa Castillo, una de los 2.171 cubanos que han sido dados de alta de la enfermedad en el país hasta la fecha, tras haberle ganado la batalla al nuevo coronavirus y regresar a casa con sus hijas, se convirtió en donante de plasma voluntario "para ayudar a salvar la vida de otras personas afectadas por la COVID -19".

"Somos una familia resiliente, somos todas sobrevivientes al nuevo coronavirus", añadió.

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