Por Cristóbal Chávez Bravo
SANTIAGO, 22 may (Xinhua) -- El 22 de mayo marca una fecha especial para Chile, ya que hace 60 años, se registró en la sureña ciudad de Valdivia el mayor terremoto, de 9,5 grados en la escala de Richter, suceso que marcó la historia del país sudamericano para siempre y que aún deja enseñanzas, aclaran expertos.
"El terremoto fue tan potente que fue capaz de hacer vibrar al planeta entero", aseguró a Xinhua el director del Centro de Investigación en Riesgos Naturales y Antropogénicos (RINA) de la Universidad Austral de Chile, Galo Valdebenito.
El académico explicó que éste es un hito único y sigue encabezando la lista de los terremotos más grandes desde que se tiene registro de esos fenómenos naturales.
"No sabría decir si haya alguno más grande, pero sí sabemos con certeza y gracias a los estudios paleo-sísismicos de que terremotos comparables con el del año 60 han ocurrido antes, pero cuando digo comparables significa magnitud en torno a 9".
Aclaró que nadie puede decir a ciencia cierta que no haya ocurrido otro antes, pero sí pueden establecer que un evento de esta magnitud ocurre cada 400 años.
El terremoto de 9,5 grados con epicentro en Valdivia, a unos 800 kilómetros al sur de la capital chilena, duró 14 minutos y dejó unos 2.000 muertos, la mayoría a causa del tsunami formado por olas de hasta 25 metros que azotó las costas chilenas y localidades tan distantes del Pacífico como Hawái, Japón, Filipinas, California, Nueva Zelanda, Samoa y las islas Marquesas.
"Japón sigue publicando (estudios) y seguimos aprendiendo hoy después de 60 años cosas nuevas respecto al sismo del 60. Más allá de lo que significó en potencia, en término de su tamaño o en otras palabras en término de su magnitud", señaló Valdevenito sobre los estudios del país asiático donde murieron unas 100 personas producto del tsunami.
El megaterremoto, como muchos expertos lo catalogan, también provocó la erupción del volcán Puyehue y el bloqueo del desagüe del lago Riñihue, que obligó a trabajar mancomunadamente a autoridades gubernamentales, militares y a la comunidad para evitar la inundación de zonas habitadas por más de 100.000 personas.
Galo Valdebenito precisó que el terremoto de 1960 en Chile forzó modificar la norma sísmica vigente en el país, en pos de restringir las edificaciones en las costas, el material de las construcciones e incluso desmitificó la condición de sismicidad media-baja de Valdivia.
"En términos de energía, este sismo generó una liberación que fue tan grande que es comparable con la energía que consume EE.UU. un año entero o equivalente a 200.000 bombas atómicas de Hiroshima", afirmó.
Esta jornada, la Fundación Proyecta Memoria realizó un conversatorio virtual en el que sobrevivientes del terremoto de 1960 narraron sus experiencias.
Elena Clasing rememoró que ella tenía 14 años cuando ocurrió el sismo y la sorprendió jugando en las aguas de estero de la ciudad sureña de Chile. Clasing resistió los embates del movimiento aferrándose a un árbol y solo regresó a su casa cuando concluyó el terremoto.
Durante el trayecto camino a su casa, observó la destrucción de algunas construcciones, aunque su casa no fue afectada porque estaba afincada en un terreno pedregoso, superficie que le permitió moverse junto al sismo.
Tras arribar a su morada, que se encontraba en una colina a unos 30 metros sobre el nivel de las aguas del río Calle Calle, Clasing observó en posición privilegiada "una enorme masa de agua gigante (que apareció) por una de las riberas del río", una de las olas que azotó a Valdivia tras el terremoto.
Para Galo Valdevenito, los sismos del pasado en Chile se han encargado de comprobar que "nuestra ingeniería funciona bien, que nuestros edificios están estructuralmente bien concebidos y que, pese a que nuestras normas son bien simples y sencillas, son increíblemente efectivas y eso habla bien de nuestra ingeniería sísmica".
En la actualidad, y tras el terremoto de 8,8 grados, que sacudió hace 10 años a Chile, el país sumó 16 organismos afines, a saber, Direcciones Regionales empoderadas en su gestión, con Centros de Alerta Temprana (CAT) regionales que funcionan 24/7 y que están conectados permanentemente con el nivel central.
A esto se suman sistemas de comunicaciones redundantes y vehículos de emergencia de última generación ante una situación de emergencia, según aclaró recientemente el director de la Oficina Nacional de Emergencia de Chile (Onemi), Ricardo Toro.
