Por Alien Fernández
Imagen del 31 de marzo de una médica atendiendo a una paciente en un hospital del municipio Plaza de la Revolución, en La Habana, Cuba, Actualmente Cuba tiene casi 1.500 profesionales de la salud en 22 países para luchar contra la enfermedad causada por el nuevo coronavirus (COVID-19), quienes son miembros del Contingente Internacional de Médicos Cubanos Henry Reeve, constituido en 2005 por el entonces presidente cubano, Fidel Castro, a fin de ofrecer ayuda médica especializada a países que enfrentan situaciones de desastres y graves epidemias. (Xinhua/Joaquín Hernández)
LA HABANA, 27 abr (Xinhua) -- El médico cubano Reinaldo González es consciente de que no va a una guerra, pero sabe que enfrentará a un enemigo invisible y peligroso en su viaje a Sudáfrica: el nuevo coronavirus.
El doctor, de 49 años, forma parte de la brigada de 216 profesionales de la salud cubana que viajaron el pasado fin de semana al país africano para colaborar en la lucha contra la pandemia de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19).
Actualmente Cuba tiene casi 1.500 profesionales de la salud en 22 países para luchar contra el virus, quienes son miembros del Contingente Internacional de Médicos Cubanos Henry Reeve, constituido en 2005 por el entonces presidente cubano, Fidel Castro, a fin de ofrecer ayuda médica especializada a países que enfrentan situaciones de desastres y graves epidemias.
"Con gusto iríamos a cualquier otro país, porque es la vida de seres humanos la que está en juego y nosotros fuimos formados por la Revolución Cubana para curar", expresó González en entrevista con Xinhua.
Por su parte, el doctor Jorge Delgado Bustillo, uno de los fundadores del Contingente Henry Reeve y quien dirige la Unidad Central de Cooperación Médica de Cuba, explicó a Xinhua que no existe una escuela de preparación del Contingente sino que el entrenamiento se realiza durante el propio cumplimiento de las misiones en hospitales, policlínicas y consultorios.
Con 70 años de edad y una amplia experiencia como epidemiólogo, el directivo consideró que una de las cualidades de las brigadas médicas de emergencia cubanas es llegar a los más intrincados rincones del mundo y adaptarse a escenarios muy complejos.
"Lo mismo trabajan en un hospital, que en las carpas que llevan con seguridad de asepsia y antisepsia, de modo que un pediatra puede atender un niño en una sala con aire acondicionado o bajo una carpa en una camilla", precisó.
El galeno insistió en que la composición de las brigadas se corresponde al escenario que asumirán, por ejemplo, para enfrentar el nuevo coronavirus, la integran fundamentalmente especialistas en epidemiologia, medicina general y enfermería.
"En todas las brigadas van médicos generales integrales, que es una especialidad propia de nuestro sistema de salud, son profesionales que cubren un gran campo asistencial y por ejemplo lo mismo se desempeñan como clínicos o pediatras, que pueden asumir incluso cirugías menores", explicó.
Las brigadas del Contingente Henry Reeve, que lleva ese nombre en homenaje al joven norteamericano voluntario en la primera guerra de Cuba contra la colonia española en 1869, están compuestas mayormente por especialistas con misiones anteriores, así como jóvenes que se inician en la cooperación internacional.
Tal es el caso de la doctora Yohana Calzabori, de 30 años, quien recientemente partió a Sudáfrica para asistir a pacientes contagiados con la COVID-19 y dijo sentirse orgullosa de "poner un granito de arena para que esta pesadilla termine".
En los casi 15 años de creado el Contingente, unos 8.000 profesionales de la nación caribeña han colaborado en 16 inundaciones, ocho huracanes, y ocho terremotos, y se destaca la participación en el enfrentamiento al ébola en Africa occidental, en 2014.
Jorge Luís Quiñones, quien ahora atiende a pacientes con la COVID-19 en la región de Lombardía, en el norte de Italia, fue uno de los médicos cubanos que cruzó la línea roja en Sierra Leona para asistir a los enfermos de ébola.
El especialista de segundo grado en medicina general integral dijo a Xinhua desde un hospital de campaña en la nación europea que la misión del ébola marcó la madurez profesional del Contingente, pero que cada experiencia ha tenido distintos riesgos y particularidades.
"Aunque la letalidad por la COVID-19 es menor que por el ébola, existe un mayor número de personas infestadas, y eso aumenta la posibilidad de contagio, además, saber que esta enfermedad está afectando a Cuba nos preocupa porque estamos distantes de nuestras familias", señaló.
Agregó que otra de las complejidades es el uso casi permanente del equipo de protección, pues mientras que para el ébola se lo ponían durante máximo dos horas para la actual pandemia permanecen con esos medios entre siete y 11 horas de trabajo.
"Ninguno de esos sacrificios es más importante que el agradecimiento constante que recibimos de las personas de acá, nos han recibido con mucho cariño, incluso han llegado a ofrecernos sus ropas para que podamos soportar las temperaturas por debajo de cero grados", comentó.
El doctor, de 43 años nacido en la provincia cubana de Holguín, dijo que la profesionalidad con la que atienden a todos los pacientes, sin importar sus ideas políticas es la mejor respuesta al gobierno de Estados Unidos que pretende impedir la colaboración médica internacional de la nación caribeña.
Una reciente declaración de la cancillería cubana denunció que el Departamento de Estado de Estados Unidos ejerce un "ataque inmoral y persistente contra el esfuerzo cubano de brindar solidaridad a aquellos países que han solicitado cooperación para enfrentar la COVID-19".
En esa línea, el analista político cubano Iroel Sánchez afirmó a Xinhua que Washington busca acabar con la colaboración médica cubana para asfixiar aún más la economía de la isla y exterminar el ejemplo de solidaridad que representa para el mundo.
Para el también creador de la enciclopedia cubana EcuRed, el hecho de que gobiernos como el italiano acepten a los médicos del país envía tácitamente varios mensajes a contracorriente del discurso dominante sobre Cuba.
"De algún modo están legitimando el nivel de los profesionales de la salud cubana, la calidad del sistema que los forma y la naturaleza solidaria del país en el que viven", dijo.
Las autoridades sanitarias cubanas han dicho que el país dispone de casi 100.000 médicos y un indicador de nueve médicos por cada 1.000 habitantes, por lo que posee suficiente disponibilidad de recursos humanos para contribuir al esfuerzo global contra la COVID-19 sin afectar el servicio a la población cubana.
La colaboración médica internacional de Cuba comenzó en 1963, cuando la nación envió una primera brigada a Argelia, que había sufrido un terremoto de gran magnitud, desde entonces casi medio millón de cooperantes han prestado ayuda en 164 países, según cifras oficiales.