ESPECIAL: Vida de cuarentena en España tras brote de COVID-19

Actualizado 2020-03-24 19:13:33 | Spanish. xinhuanet. com

Por Feng Junwei y Huang Shunda

MADRID, 24 mar (Xinhua) -- Gonzalo Resa Heras se despierta de una pesadilla. Mira el reloj: pasan ya de las 11 de la mañana, pero todavía se siente cansado porque, una vez más, tardó horas en conciliar el sueño y no consiguió dormir bien.

Hasta hace unos días, no era ni mucho menos la rutina de este joven español de 21 años. Normalmente, se levantaba a las 6:50 para tomar un tren a Alcalá de Henares desde su casa en Torrejón de Ardoz, y estar, presto, en el aula universitaria a las 9.

Sin embargo, la alarma causada por el coronavirus ha roto toda esta rutina. Las clases en todas las instituciones educativas en la Comunidad de Madrid están suspendidas desde el 11 de marzo y, tres días después, comenzó la cuarentena en el país al decretarse el estado de alarma.

Gonzalo, que ha empezado a sufrir molestias físicas debido al confinamiento, está enfrascado en su trabajo final de grado, pero la situación lo está afectando también en este sentido pues no puede reunirse con sus tutores ni tampoco ir a la biblioteca.

Para evitar riesgos, hace la compra una vez a la semana. Aprovecha para comprar lo que necesita para varios días, y también para sus abuelos, que al ser un grupo vulnerable, no salen de casa.

Hoy, una vez más, no encuentra mascarillas, ni hidrogel, que algunos compran en grandes cantidades. Además, empieza a notar escasez de desinfectantes y lejía. Sus familiares han recorrido varias tiendas, pero también están agotados.

Vuelve a casa decepcionado y le cuenta a su madre, Yolanda Heras, lo que ha conseguido. Sin nada que hacer, se dedican a limpiar la casa a conciencia una vez más.

Los hospitales están al borde del colapso atendiendo a los casos confirmados de la neumonía del nuevo coronavirus, explica, por eso la limpieza es tan importante para que el entorno sea lo más saludable posible.

Aparte de los problemas de aprovisionamiento, "hay agobio, frustración, preocupación, incluso sentimiento de profunda tristeza a veces. Personalmente, eso hace que me cueste dormir y hacer mis tareas", revela.

Yolanda, entre tanto, tiene su propio dolor de cabeza.

Trabaja de "stock manager" en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Su empresa ha hecho un ERTE como consecuencia del cierre de las tiendas que gestiona por la epidemia, con lo que percibe solo el 70 por ciento de su salario normal.

"Es la primera vez en mi vida adulta que no tengo trabajo". Pensando en las graves consecuencias económicas, confiesa sentimientos de incertidumbre y algo de temor, ya que, al fin y al cabo, no sabe hasta qué punto van a sufrir las empresas ni si quebrarán por algún motivo.

No es la única afectada por los ERTE. Casi todos sus compañeros de trabajo, su marido y su hermana se encuentran en la misma situación, mientras el resto de sus amigos teletrabajan.

El único momento "festivo" que esperan Gonzalo y su madre cada día llega a las ocho de la tarde, cuando salen a la terraza, junto con sus vecinos, para dar un gran aplauso dedicado a los profesionales de la salud.

Bajo el cielo oscuro suenan trompetas, gritos o canciones como "Resistiré", un tema que el Dúo Dinámico sacó a la luz en 1988 y se ha convertido en himno de los momentos difíciles de la sociedad española.

Es en estos momentos que Gonzalo puede relajarse un poco. Piensa que para vencer este virus se necesita optimismo, algo que forma parte del carácter de los españoles, y confianza en la responsabilidad de los ciudadanos y en que seguirán luchando para superar la crisis.

"Estamos ya abocados a una tragedia considerable, lo que vamos a conseguir es que no se convierta en hecatombe, pero eso también es digno de aplauso, no es ningún pensamiento negativo", relata.

Mientras tanto, a cientos de kilómetros de distancia, Juan Manuel Hidalgo, de 56 años, habla en teleconferencia con sus colegas desde su casa en Barcelona.

Miembro del Sindicato Independiente de Radio Televisión Española (RTVE), cada semana realizaba viajes a Madrid u otros puntos de España por razones de trabajo. Ahora ha tenido que suspenderlos y debe recurrir al teletrabajo.

Este ritmo a veces le permite relajarse, pero son más las ocasiones en que, al no poder estar presente, el estrés es más difícil de gestionar.

Aunque es difícil salir, Juan Manuel tiene suerte de vivir en el campo con su familia. Además, los ingresos en su corporación por ahora no se han visto afectados.

No obstante, no puede evitar imaginar las secuelas económicas y, a medio o corto plazo, los recortes económicos.

En su tiempo libre, sigue de cerca las últimas noticias sobre la epidemia, que son descorazonadoras: no hay mascarillas, guantes ni respiradores.

Lo que más le sorprendió, relata, fue la manifestación en Madrid el día 8 de marzo, con unas 120.000 personas, encabezada por gente que días después estaba infectada, y que incluso desde el Gobierno se alentó a la población a acudir a actos como este, sin advertir del riesgo de contagios.

Todavía recuerda la semana del 2 de marzo, cuando en Italia ya habían empezado la cuarentena y los comerciantes chinos en España comenzaban a cerrar ya sus negocios y recluirse en sus casas, lo que, sin embargo, no llamó demasiada atención en la sociedad española.

"En España se ha actuado tarde y mal. Se han perdido dos semanas clave para el control de la epidemia", dice con pesar.

Tiene amigos en Madrid con coronavirus que tienen bastante fiebre y síntomas de ahogo, pero están en sus casas, ya que los hospitales solo son capaces de atender a los más graves. Lo que le preocupa más es que más del 10 por ciento de los contagiados por coronavirus en España son trabajadores sanitarios. "Si caen los médicos, caemos todos".

Afortunadamente, el Gobierno, a sus ojos, se ha puesto serio con la crisis sanitaria y está tomando todas las medidas posibles para impedir la propagación, "aunque han tardado en llegar". Espera que la crisis sanitaria remita en uno o dos meses.

Al enterarse de que China ha ofrecido una cantidad considerable de máscaras, kits de diagnóstico y batas, opina que es fundamental la cooperación mutua, ya que la experiencia del personal sanitario chino "es clave para poder actuar" y se debería copiar en su país, sobre todo porque en China ha funcionado.

Por su parte, Gonzalo recalca que "China ha tenido una capacidad de actuación y prevención mucho mayor que la de España. Tienen muchas más infraestructuras que nosotros. Tienen una capacidad de producción independiente. La población parece haber estado concienciada".

Valora también la agilización en la producción de materiales médicos y la rapidez a la hora de instalar nuevos hospitales en el país asiático.

"Me alegro mucho de que China está superando la crisis. Es el único país que nos puede ayudar mucho y lo está haciendo, así que espero que la ayuda de China sea fundamental para combatir este virus pronto", afirma.

 
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Spanish.xinhuanet.com 2020-03-24 19:13:33

Por Feng Junwei y Huang Shunda

MADRID, 24 mar (Xinhua) -- Gonzalo Resa Heras se despierta de una pesadilla. Mira el reloj: pasan ya de las 11 de la mañana, pero todavía se siente cansado porque, una vez más, tardó horas en conciliar el sueño y no consiguió dormir bien.

Hasta hace unos días, no era ni mucho menos la rutina de este joven español de 21 años. Normalmente, se levantaba a las 6:50 para tomar un tren a Alcalá de Henares desde su casa en Torrejón de Ardoz, y estar, presto, en el aula universitaria a las 9.

Sin embargo, la alarma causada por el coronavirus ha roto toda esta rutina. Las clases en todas las instituciones educativas en la Comunidad de Madrid están suspendidas desde el 11 de marzo y, tres días después, comenzó la cuarentena en el país al decretarse el estado de alarma.

Gonzalo, que ha empezado a sufrir molestias físicas debido al confinamiento, está enfrascado en su trabajo final de grado, pero la situación lo está afectando también en este sentido pues no puede reunirse con sus tutores ni tampoco ir a la biblioteca.

Para evitar riesgos, hace la compra una vez a la semana. Aprovecha para comprar lo que necesita para varios días, y también para sus abuelos, que al ser un grupo vulnerable, no salen de casa.

Hoy, una vez más, no encuentra mascarillas, ni hidrogel, que algunos compran en grandes cantidades. Además, empieza a notar escasez de desinfectantes y lejía. Sus familiares han recorrido varias tiendas, pero también están agotados.

Vuelve a casa decepcionado y le cuenta a su madre, Yolanda Heras, lo que ha conseguido. Sin nada que hacer, se dedican a limpiar la casa a conciencia una vez más.

Los hospitales están al borde del colapso atendiendo a los casos confirmados de la neumonía del nuevo coronavirus, explica, por eso la limpieza es tan importante para que el entorno sea lo más saludable posible.

Aparte de los problemas de aprovisionamiento, "hay agobio, frustración, preocupación, incluso sentimiento de profunda tristeza a veces. Personalmente, eso hace que me cueste dormir y hacer mis tareas", revela.

Yolanda, entre tanto, tiene su propio dolor de cabeza.

Trabaja de "stock manager" en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Su empresa ha hecho un ERTE como consecuencia del cierre de las tiendas que gestiona por la epidemia, con lo que percibe solo el 70 por ciento de su salario normal.

"Es la primera vez en mi vida adulta que no tengo trabajo". Pensando en las graves consecuencias económicas, confiesa sentimientos de incertidumbre y algo de temor, ya que, al fin y al cabo, no sabe hasta qué punto van a sufrir las empresas ni si quebrarán por algún motivo.

No es la única afectada por los ERTE. Casi todos sus compañeros de trabajo, su marido y su hermana se encuentran en la misma situación, mientras el resto de sus amigos teletrabajan.

El único momento "festivo" que esperan Gonzalo y su madre cada día llega a las ocho de la tarde, cuando salen a la terraza, junto con sus vecinos, para dar un gran aplauso dedicado a los profesionales de la salud.

Bajo el cielo oscuro suenan trompetas, gritos o canciones como "Resistiré", un tema que el Dúo Dinámico sacó a la luz en 1988 y se ha convertido en himno de los momentos difíciles de la sociedad española.

Es en estos momentos que Gonzalo puede relajarse un poco. Piensa que para vencer este virus se necesita optimismo, algo que forma parte del carácter de los españoles, y confianza en la responsabilidad de los ciudadanos y en que seguirán luchando para superar la crisis.

"Estamos ya abocados a una tragedia considerable, lo que vamos a conseguir es que no se convierta en hecatombe, pero eso también es digno de aplauso, no es ningún pensamiento negativo", relata.

Mientras tanto, a cientos de kilómetros de distancia, Juan Manuel Hidalgo, de 56 años, habla en teleconferencia con sus colegas desde su casa en Barcelona.

Miembro del Sindicato Independiente de Radio Televisión Española (RTVE), cada semana realizaba viajes a Madrid u otros puntos de España por razones de trabajo. Ahora ha tenido que suspenderlos y debe recurrir al teletrabajo.

Este ritmo a veces le permite relajarse, pero son más las ocasiones en que, al no poder estar presente, el estrés es más difícil de gestionar.

Aunque es difícil salir, Juan Manuel tiene suerte de vivir en el campo con su familia. Además, los ingresos en su corporación por ahora no se han visto afectados.

No obstante, no puede evitar imaginar las secuelas económicas y, a medio o corto plazo, los recortes económicos.

En su tiempo libre, sigue de cerca las últimas noticias sobre la epidemia, que son descorazonadoras: no hay mascarillas, guantes ni respiradores.

Lo que más le sorprendió, relata, fue la manifestación en Madrid el día 8 de marzo, con unas 120.000 personas, encabezada por gente que días después estaba infectada, y que incluso desde el Gobierno se alentó a la población a acudir a actos como este, sin advertir del riesgo de contagios.

Todavía recuerda la semana del 2 de marzo, cuando en Italia ya habían empezado la cuarentena y los comerciantes chinos en España comenzaban a cerrar ya sus negocios y recluirse en sus casas, lo que, sin embargo, no llamó demasiada atención en la sociedad española.

"En España se ha actuado tarde y mal. Se han perdido dos semanas clave para el control de la epidemia", dice con pesar.

Tiene amigos en Madrid con coronavirus que tienen bastante fiebre y síntomas de ahogo, pero están en sus casas, ya que los hospitales solo son capaces de atender a los más graves. Lo que le preocupa más es que más del 10 por ciento de los contagiados por coronavirus en España son trabajadores sanitarios. "Si caen los médicos, caemos todos".

Afortunadamente, el Gobierno, a sus ojos, se ha puesto serio con la crisis sanitaria y está tomando todas las medidas posibles para impedir la propagación, "aunque han tardado en llegar". Espera que la crisis sanitaria remita en uno o dos meses.

Al enterarse de que China ha ofrecido una cantidad considerable de máscaras, kits de diagnóstico y batas, opina que es fundamental la cooperación mutua, ya que la experiencia del personal sanitario chino "es clave para poder actuar" y se debería copiar en su país, sobre todo porque en China ha funcionado.

Por su parte, Gonzalo recalca que "China ha tenido una capacidad de actuación y prevención mucho mayor que la de España. Tienen muchas más infraestructuras que nosotros. Tienen una capacidad de producción independiente. La población parece haber estado concienciada".

Valora también la agilización en la producción de materiales médicos y la rapidez a la hora de instalar nuevos hospitales en el país asiático.

"Me alegro mucho de que China está superando la crisis. Es el único país que nos puede ayudar mucho y lo está haciendo, así que espero que la ayuda de China sea fundamental para combatir este virus pronto", afirma.

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