BEIJING, 27 feb (Xinhua) -- Aunque todavía no existe una cura efectiva contra la neumonía viral COVID-19, causada por el nuevo coronavirus, las autoridades sanitarias chinas se esfuerzan por desarrollar tratamientos efectivos que reduzcan todo lo posible el número de muertes.
Uno de los medicamentos utilizados para tratar a los pacientes enfermos es el interferón alfa-2b humano recombinante, que se produce desde el año 2007 en la empresa mixta sino-cubana Changchun Heber Biological Technology (ChangHeber), ubicada en la provincia nororiental de Jilin.
Li Wenlan, directora ejecutiva de la compañía, indicó que la Comisión Nacional de Salud de China incluyó el interferón alfa-2b en su plan de diagnóstico y tratamiento para la neumonía COVID-19, por lo que aumentó la demanda del medicamento.
De acuerdo con la directora, no existían grandes existencias en los almacenes de dicha medicina y el proceso de producción del interferón original y luego el antiviral terminado demora al menos 50 días.
Sin embargo, si se produce directamente con el interferón original, se ahorra por lo menos dos tercios del tiempo.
"Al enterarse del grave brote del nuevo coronavirus en China y la urgente necesidad del interferón original para la producción de medicamentos antivirales, el lado cubano aplazó sus pedidos anteriores de importación a China", detalló Li. Además, decidieron designar un grupo de expertos cubanos para brindar ayuda a China.
ChangHeber inició la producción a partir del interferón original y del 25 de enero al 14 de febrero, en solo 21 días, pusieron en el mercado del país asiático la primera partida del interferón alfa-2b humano recombinante.
Hasta el momento están disponibles 190.000 unidades, aliviando en cierto grado la presión de la demanda del antiviral.
"Agradecemos específicamente al pueblo cubano por su ayuda y apoyo a China", aseguró Li.
"Actualmente, nuestra empresa ha empezado a reanudar gradualmente la producción, dedicándose con todos los esfuerzos a los pedidos cubanos para que lleguen a Cuba tan pronto como sea posible", precisó. Fin
Cuba fue uno de los primeros países del Tercer Mundo en desarrollar su propia tecnología para el interferón a finales de la década de 1980. La isla caribeña y el país asiático mantienen diversos proyectos de cooperación en materia de medicina y biotecnología.