Por Raúl Menchaca
LA HABANA, 24 feb (Xinhua) -- La cooperación científica entre China y Cuba está haciendo aportes en la lucha contra el COVID-19, según el científico cubano Eduardo Martínez, quien se muestra confiado en el éxito del país asiático ante el desafío sanitario.
Martínez, presidente de la estatal empresa BioCubaFarma y uno de los responsables de la ayuda cubana al enfrentamiento del nuevo coronavirus, explicó en entrevista con Xinhua que el Interferón Alfa 2B Recombinante, producto líder de la biotecnología cubana, forma parte de la treintena de fármacos que se emplean en China en el enfrentamiento a la epidemia de coronavirus.
Hasta el momento han sido entregados a las autoridades chinas más de 150.000 frascos de dos dosis de ese fármaco cubano, que tiene un efecto antiviral y se usa incluso para tratar algunos tipos de cáncer y variantes de la hepatitis, entre otras dolencias.
Ese medicamento recibió en 2012 el Premio Nacional de Innovación Tecnológica, conferido por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) de la isla y ganó al año siguiente el Premio Nacional de Salud.
"Sentimos un gran orgullo por el éxito de ese medicamento y por poder ayudar al pueblo chino", afirma a el científico.
Martínez, un biólogo graduado en 1990 en la Universidad de La Habana, explica que el coronavirus disminuye la producción natural de interferón en el organismo y el fármaco cubano es capaz de suplir esa deficiencia y fortalecer el sistema inmunológico de los pacientes.
Recuerda que ese fármaco marcó la primera trasferencia tecnológica desde Cuba hacia China, a través de la empresa mixta ChangHeber, ubicada en la ciudad de Changchun y encargada de la producción del medicamento.
La cooperación biotecnológica entre los dos países tiene más de 15 años y se inició en 2004 cuando los entonces presidentes Fidel Castro y Hu Jintao asistieron a la firma de un memorando de entendimiento que sirvió de marco legal para desarrollar más tarde esos lazos.
Martínez destacó la actuación de las autoridades chinas en la lucha contra el nuevo coronavirus, la cual, dice, impidió un mayor nivel de mortalidad.
"Todo hubiera sido peor si no fuera por las medidas tomadas y la organización de China, un país grande, con una población muy grande", subraya Martínez a Xinhua.
El científico también ratifica la voluntad cubana de ayudar a China en todo lo que esté a su alcance en especial en el sector de salud.
"En ese campo podemos cooperar con China, lo hemos estado haciendo y pensamos que lo podemos fortalecer", asevera.
En la actualidad, además de ChangHeber, los dos países gestionan las empresas mixtas Biotech Pharmaceutical y Heber-Shandong Lukang, ubicadas respectivamente en la capital Beijing y la provincia de Shandong.
Esas tres empresas se encargan de cinco plantas productoras, donde trabajan con una decena de tecnologías cubanas de avanzada transferidas desde la isla a China, donde además hay tres productos cubanos con registro sanitario.
Por su parte, China ha registrado y comercializa en Cuba más de 100 medicamentos y 500 equipos y dispositivos en el sector médico-farmacéutico, con perspectivas de que el flujo siga aumentando.
También ambas partes instalaron el primer Centro Conjunto de Innovación Biotecnológica, cuya fase de montaje culminó en la provincia china de Hunan, con equipos y laboratorios diseñados por especialistas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de La Habana.
"Estamos avanzando a pasos acelerados para introducir varios productos nuestros muy novedosos, que pueden beneficiar al pueblo chino, y además instalar también negocios para producirlos desde China para otros países", adelanta Martínez.
En ese sentido detalla productos como las tabletas de Policosanol, también conocido como PPG, que disminuyen el nivel de colesterol, y el inyectable HeberProt-P, muy efectivo en el tratamiento a las úlceras del pie diabético.
"También vamos a producir en China la enzima Fructosiltransferasa que permite tener fructooligosacáridos, elementos que inhiben el crecimiento de patógenos como la Escherichia coli y al mismo tiempo se pueden utilizar como edulcorantes en la producción de alimentos", agrega el científico.
El directivo asevera que la colaboración bilateral va "más allá de la transferencia de tecnología o de los temas comerciales, porque abarca la investigación científica y la innovación en neuroinformática, cáncer y enfermedades neurovegetativas".
