ESPECIAL: Cuba "está preparada" para otros cuatro años de administración Trump

Actualizado 2020-01-25 10:45:07 | Spanish. xinhuanet. com

LA HABANA, 24 ene (Xinhua) -- Mientras en Estados Unidos las campañas por las elecciones presidenciales comienzan a ser un tema recurrente, el gobierno de Cuba reafirma sus posturas políticas y asevera que la isla "está preparada" ante una posible reelección del presidente Donald Trump.

A pesar de que Trump es el tercer presidente en la historia de EEUU sometido a un juicio político, algunas encuestas auguran una elección pareja en noviembre próximo y analistas sostienen que Trump tiene firmes posibilidades de ser reelecto.

Sobre el tema, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, fue abordado el jueves último por la prensa nacional y extranjera que le acompañó durante una visita gubernamental a la provincia central de Sancti Spíritus.

Cuba "está preparada para enfrentar momentos difíciles con elección o sin reelección (de Trump)", subrayó Díaz-Canel, quien criticó la política que Washington lleva contra la isla pero destacó que los cubanos "siempre hemos sido capaces de encontrar salidas y respuestas emancipadoras".

"Tenemos toda una estrategia y todo un legado de resistencia y lucha", enfatizó.

La hostilidad y el recrudecimiento del bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por Washington hace casi 60 años han sido rasgos distintivos de la política de la Casa Blanca hacia la mayor de las Antillas desde que Trump llegó al Salón Oval el 20 de enero de 2017.

Cuba y EEUU mantuvieron una abierta confrontación durante más de 50 años por diferencias políticas e ideológicas, hasta que el 17 de diciembre de 2014 los entonces presidentes Raúl Castro y Barack Obama anunciaron el histórico inicio del proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas.

En poco más de dos años se reabrieron las embajadas de ambos países y se firmaron 22 acuerdos en diversos sectores.

Sin embargo, con Trump en la Casa Blanca el tratamiento a Cuba dio un vuelco de 180 grados hacia una política agresiva plagada de sanciones bajo el argumento de que La Habana apoya al gobierno venezolano de Nicolás Maduro.

Desde su asunción a la presidencia, el magnate republicano recrudeció la hostilidad hacia La Habana mediante medidas coercitivas y más restricciones de viajes y comercio que afectan a cubanos y estadounidenses, tal y como han denunciado las autoridades del país caribeño.

En septiembre de 2017, con el argumento de incidentes de salud reportados por diplomáticos norteamericanos en La Habana, el Departamento de Estado anunció la retirada del 60 por ciento del personal de su embajada en Cuba y suspendió la emisión de visas allí.

Menos de un mes después, el propio Departamento ordenó la salida de 15 diplomáticos cubanos de la misión de la isla en Washington D.C.

También, Trump activó el Título III de la Ley Helms-Burton, en mayo de 2019, que permite a ciudadanos estadounidenses presentar demandas judiciales contra compañías o personas que usen propiedades nacionalizadas por el gobierno cubano a ciudadanos o empresas de EEUU después del triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro, en 1959.

A esto hay que añadir que el inquilino de la Casa Blanca limitó las remesas, suspendió los viajes educativos grupales "pueblo a pueblo", prohibió los viajes en crucero a la isla y prohibió a las aerolíneas comerciales estadounidenses viajar a todos los destinos de Cuba, con la excepción de La Habana, medida que luego extendió a los vuelos chárteres.

Por si fuera poco, impone igualmente sanciones a embarcaciones y navieras que transporten petróleo de Venezuela a la ínsula.

A finales de diciembre, Michael Kozak, subsecretario en funciones para América Latina en el Departamento de Estado, declaró a El Nuevo Herald que la administración Trump mantendría su política de "máxima presión" a Cuba en 2020 y que ultimaba nuevas medidas para continuar las privaciones de ingresos al gobierno cubano.

Para las autoridades y la mayor parte de la población en la isla, todas estas sanciones afectan de manera directa a los ciudadanos de ambas naciones, tanto a los que desean visitar como a los que quisieran hacer negocios.

No obstante, Cuba ha reiterado que está abierta a un "diálogo entre iguales" con Estados Unidos y a convivir en paz, en un ambiente de coexistencia civilizada, sobre la base del respeto mutuo y la reciprocidad.

Ante la persistente política agresiva de EEUU contra la isla socialista, y una eventual reelección de Trump, la decisión de Cuba se oye alto y claro en la voz de su presidente al decir: "Tengan por seguro que nosotros ni nos vamos a rendir, ni nos vamos a dejar mancillar, ni nos vamos a arrodillar. Al precio que sea necesario".

 
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ESPECIAL: Cuba "está preparada" para otros cuatro años de administración Trump

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LA HABANA, 24 ene (Xinhua) -- Mientras en Estados Unidos las campañas por las elecciones presidenciales comienzan a ser un tema recurrente, el gobierno de Cuba reafirma sus posturas políticas y asevera que la isla "está preparada" ante una posible reelección del presidente Donald Trump.

A pesar de que Trump es el tercer presidente en la historia de EEUU sometido a un juicio político, algunas encuestas auguran una elección pareja en noviembre próximo y analistas sostienen que Trump tiene firmes posibilidades de ser reelecto.

Sobre el tema, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, fue abordado el jueves último por la prensa nacional y extranjera que le acompañó durante una visita gubernamental a la provincia central de Sancti Spíritus.

Cuba "está preparada para enfrentar momentos difíciles con elección o sin reelección (de Trump)", subrayó Díaz-Canel, quien criticó la política que Washington lleva contra la isla pero destacó que los cubanos "siempre hemos sido capaces de encontrar salidas y respuestas emancipadoras".

"Tenemos toda una estrategia y todo un legado de resistencia y lucha", enfatizó.

La hostilidad y el recrudecimiento del bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por Washington hace casi 60 años han sido rasgos distintivos de la política de la Casa Blanca hacia la mayor de las Antillas desde que Trump llegó al Salón Oval el 20 de enero de 2017.

Cuba y EEUU mantuvieron una abierta confrontación durante más de 50 años por diferencias políticas e ideológicas, hasta que el 17 de diciembre de 2014 los entonces presidentes Raúl Castro y Barack Obama anunciaron el histórico inicio del proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas.

En poco más de dos años se reabrieron las embajadas de ambos países y se firmaron 22 acuerdos en diversos sectores.

Sin embargo, con Trump en la Casa Blanca el tratamiento a Cuba dio un vuelco de 180 grados hacia una política agresiva plagada de sanciones bajo el argumento de que La Habana apoya al gobierno venezolano de Nicolás Maduro.

Desde su asunción a la presidencia, el magnate republicano recrudeció la hostilidad hacia La Habana mediante medidas coercitivas y más restricciones de viajes y comercio que afectan a cubanos y estadounidenses, tal y como han denunciado las autoridades del país caribeño.

En septiembre de 2017, con el argumento de incidentes de salud reportados por diplomáticos norteamericanos en La Habana, el Departamento de Estado anunció la retirada del 60 por ciento del personal de su embajada en Cuba y suspendió la emisión de visas allí.

Menos de un mes después, el propio Departamento ordenó la salida de 15 diplomáticos cubanos de la misión de la isla en Washington D.C.

También, Trump activó el Título III de la Ley Helms-Burton, en mayo de 2019, que permite a ciudadanos estadounidenses presentar demandas judiciales contra compañías o personas que usen propiedades nacionalizadas por el gobierno cubano a ciudadanos o empresas de EEUU después del triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro, en 1959.

A esto hay que añadir que el inquilino de la Casa Blanca limitó las remesas, suspendió los viajes educativos grupales "pueblo a pueblo", prohibió los viajes en crucero a la isla y prohibió a las aerolíneas comerciales estadounidenses viajar a todos los destinos de Cuba, con la excepción de La Habana, medida que luego extendió a los vuelos chárteres.

Por si fuera poco, impone igualmente sanciones a embarcaciones y navieras que transporten petróleo de Venezuela a la ínsula.

A finales de diciembre, Michael Kozak, subsecretario en funciones para América Latina en el Departamento de Estado, declaró a El Nuevo Herald que la administración Trump mantendría su política de "máxima presión" a Cuba en 2020 y que ultimaba nuevas medidas para continuar las privaciones de ingresos al gobierno cubano.

Para las autoridades y la mayor parte de la población en la isla, todas estas sanciones afectan de manera directa a los ciudadanos de ambas naciones, tanto a los que desean visitar como a los que quisieran hacer negocios.

No obstante, Cuba ha reiterado que está abierta a un "diálogo entre iguales" con Estados Unidos y a convivir en paz, en un ambiente de coexistencia civilizada, sobre la base del respeto mutuo y la reciprocidad.

Ante la persistente política agresiva de EEUU contra la isla socialista, y una eventual reelección de Trump, la decisión de Cuba se oye alto y claro en la voz de su presidente al decir: "Tengan por seguro que nosotros ni nos vamos a rendir, ni nos vamos a dejar mancillar, ni nos vamos a arrodillar. Al precio que sea necesario".

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