ESPECIAL: Elier Martín, cubano que pedalea contra el paso del tiempo

Actualizado 2019-12-09 02:03:21 | Spanish. xinhuanet. com

Por Raúl Menchaca

LA HABANA, 8 dic (Xinhua) -- Con 71 años recién cumplidos, el cubano Elier Martín sigue empeñado en desafiar el paso del tiempo, montado en una bicicleta sobre la que aún compite y sobre todo gana.

De pequeña estatura, pero delgado y fibroso, este hombre natural de El Rincón, un poblado de la periferia sur de La Habana, es un zapatero jubilado que cuando de niño se subió a una bicicleta, comprendió que ese sería su destino.

Sus padres no podrían imaginar que cuando le regalaron una bicicleta en 1960, su hijo de 11 años quedaría indisolublemente ligado a aquella bici que primero fue un juguete y más tarde sería algo inseparable.

"A escondidas armaba y desarmaba la bicicleta, pero también me escapaba de casa para montarla por el barrio, aunque entonces mis padres no me dejaban hacerlo", contó a Xinhua con una sonrisa traviesa en los labios.

Martín es un ser particular entre los cubanos aficionados al deporte, pues en Cuba resulta predominante la pasión por el béisbol y el boxeo, aunque en los últimos años el fútbol ha ganado muchos adeptos.

Lo cierto es que este ciclista aficionado nunca pudo llegar a convertirse en un deportista de élite, pues la vida y las necesidades cotidianas lo llevaron por otros derroteros, convirtiéndose en un excelente zapatero ortopédico, oficio con el que mantuvo a su familia.

La llegada de la jubilación le permitió sin embargo entregarse por entero a su vieja pasión del ciclismo, a pesar de que en otra persona menos voluntariosa, la edad hubiera sido un freno para perseguir los viejos sueños.

Así, Martín comenzó a asistir a la presa La Guayaba, en el sureste de la capital cubana, donde con cierta regularidad se reúne un grupo de entusiastas del ciclismo en una improvisada Peña que organiza competencias, charlas e intercambios sobre esa disciplina deportiva.

Martín destacó rápido sobre los otros participantes, admirados del esfuerzo que otros más jóvenes tenían que hacer para vencerlo, al resultar vencedor en no pocas carreras, pese a montar una bicicleta de segunda mano y cuadro de hierro que le regaló un sobrino.

Esos resultados hicieron que los miembros de la Peña hicieran una colecta para comprarle otra bicicleta con cuadro de aluminio, con la que comenzó a ganar competencias de mayor envergadura en la categoría de mayores de 60 años.

"Ellos me ayudaron mucho y me siguen ayudando, porque soy un jubilado de pocos ingresos y esta es una disciplina muy costosa", comentó con agradecimiento.

En 2013 llegaría la gran oportunidad, al correr en la clásica ciclística de 200 kilómetros Excelencias del Motor, una carrera que se disputa de ida y vuelta entre La Habana y la ciudad de Pinar del Río, cabecera de la provincia del mismo nombre, en el extremo occidental de Cuba.

En esa ocasión, Martín mostró sus capacidades y terminó tercero, lo que le abrió las puertas para las sucesivas ediciones del evento, en que quedó segundo en 2016 y fue líder en 2017.

El ciclista, con una vitalidad envidiable, disputa la competencia de 130 kilómetros, que es la que corren los ciclistas mayores de 60 años.

"El secreto de mi longevidad deportiva es el entrenamiento sistemático, y una alimentación sana y balanceada", afirmó.

Comentó, no obstante, que al parecer hay también un componente genético, pues una parte de sus familiares murieron longevos, incluso mayores de 100 años.

Padre de dos hijos, con igual número de nietos y casado desde hace 47 años con Gladys Alvarez, Martín se ha convertido en un deportista mítico entre los ciclistas cubanos, que reconocen su empeño de seguir pedaleando contra el paso del tiempo.

 
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ESPECIAL: Elier Martín, cubano que pedalea contra el paso del tiempo

Spanish.xinhuanet.com 2019-12-09 02:03:21

Por Raúl Menchaca

LA HABANA, 8 dic (Xinhua) -- Con 71 años recién cumplidos, el cubano Elier Martín sigue empeñado en desafiar el paso del tiempo, montado en una bicicleta sobre la que aún compite y sobre todo gana.

De pequeña estatura, pero delgado y fibroso, este hombre natural de El Rincón, un poblado de la periferia sur de La Habana, es un zapatero jubilado que cuando de niño se subió a una bicicleta, comprendió que ese sería su destino.

Sus padres no podrían imaginar que cuando le regalaron una bicicleta en 1960, su hijo de 11 años quedaría indisolublemente ligado a aquella bici que primero fue un juguete y más tarde sería algo inseparable.

"A escondidas armaba y desarmaba la bicicleta, pero también me escapaba de casa para montarla por el barrio, aunque entonces mis padres no me dejaban hacerlo", contó a Xinhua con una sonrisa traviesa en los labios.

Martín es un ser particular entre los cubanos aficionados al deporte, pues en Cuba resulta predominante la pasión por el béisbol y el boxeo, aunque en los últimos años el fútbol ha ganado muchos adeptos.

Lo cierto es que este ciclista aficionado nunca pudo llegar a convertirse en un deportista de élite, pues la vida y las necesidades cotidianas lo llevaron por otros derroteros, convirtiéndose en un excelente zapatero ortopédico, oficio con el que mantuvo a su familia.

La llegada de la jubilación le permitió sin embargo entregarse por entero a su vieja pasión del ciclismo, a pesar de que en otra persona menos voluntariosa, la edad hubiera sido un freno para perseguir los viejos sueños.

Así, Martín comenzó a asistir a la presa La Guayaba, en el sureste de la capital cubana, donde con cierta regularidad se reúne un grupo de entusiastas del ciclismo en una improvisada Peña que organiza competencias, charlas e intercambios sobre esa disciplina deportiva.

Martín destacó rápido sobre los otros participantes, admirados del esfuerzo que otros más jóvenes tenían que hacer para vencerlo, al resultar vencedor en no pocas carreras, pese a montar una bicicleta de segunda mano y cuadro de hierro que le regaló un sobrino.

Esos resultados hicieron que los miembros de la Peña hicieran una colecta para comprarle otra bicicleta con cuadro de aluminio, con la que comenzó a ganar competencias de mayor envergadura en la categoría de mayores de 60 años.

"Ellos me ayudaron mucho y me siguen ayudando, porque soy un jubilado de pocos ingresos y esta es una disciplina muy costosa", comentó con agradecimiento.

En 2013 llegaría la gran oportunidad, al correr en la clásica ciclística de 200 kilómetros Excelencias del Motor, una carrera que se disputa de ida y vuelta entre La Habana y la ciudad de Pinar del Río, cabecera de la provincia del mismo nombre, en el extremo occidental de Cuba.

En esa ocasión, Martín mostró sus capacidades y terminó tercero, lo que le abrió las puertas para las sucesivas ediciones del evento, en que quedó segundo en 2016 y fue líder en 2017.

El ciclista, con una vitalidad envidiable, disputa la competencia de 130 kilómetros, que es la que corren los ciclistas mayores de 60 años.

"El secreto de mi longevidad deportiva es el entrenamiento sistemático, y una alimentación sana y balanceada", afirmó.

Comentó, no obstante, que al parecer hay también un componente genético, pues una parte de sus familiares murieron longevos, incluso mayores de 100 años.

Padre de dos hijos, con igual número de nietos y casado desde hace 47 años con Gladys Alvarez, Martín se ha convertido en un deportista mítico entre los ciclistas cubanos, que reconocen su empeño de seguir pedaleando contra el paso del tiempo.

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