ESPECIAL: Renace el Barrio Chino de La Habana

Actualizado 2019-11-18 12:25:58 | Spanish. xinhuanet. com

CUBA-HABANA-BARRIO CHINO-REINAUGURACION

Personas caminan en el recién reinaugurado barrio chino en La Habana, capital de Cuba, el 17 de noviembre de 2019. La plaza San Fan Con es el lugar donde mejor se aprecia la amalgama que conforma la cultura cubana, y el sustancial aporte hecho desde que hace más de 170 años que llegaron a La Habana los primeros emigrantes chinos. (Xinhua/Joaquín Hernández)

Por Raúl Menchaca

LA HABANA, 17 nov (Xinhua) -- Dos símbolos muy importantes para los cubanos, San Fan Con y La Giraldilla, se unieron mientras el Dragón hacía sus habituales filigranas en la apertura este domingo de la segunda etapa de la renovación del Barrio Chino de La Habana.

La Giraldilla es la presentación de la ciudad de La Habana y San Fan Con es Guan Gong, el legendario héroe transculturado y adorado en la isla y cuyo nombre lleva la inaugurada Plaza multipropósito que se pretende sea el centro histórico y cultural de la zona.

Aledaña a la calle Cuchillo, donde hay una seguidilla de restaurantes de comida pretendidamente china, está la Plaza, adornada en el centro con un hexagrama del I Ching y donde dentro de poco las personas podrán consultar a ese oráculo.

Alrededor de la amplia explanada hay puestos, todos con motivos chinos, dedicados al papel, con la venta de caligrafías, origamis y papier maché; a los textiles y el hilo, a la cerámica y a las artesanías confeccionadas con piedra, madera y metal.

También hay un restaurante, una cafetería, baños públicos y en el futuro se colocará un hermoso tríptico de cerámica fragmentada que representará los principales inventos antiguos de China, la llegada de los chinos a la isla y a la figura de San Fan Con.

"Este será un espacio para todo el país no solo para los chinos y los descendientes, sino para toda la barriada, para la comunidad", dice con entusiasmo a Xinhua el director de la Escuela Cubana de Wushu, el maestro Roberto Vargas Lee.

Vargas Lee, quien creció en el Barrio Chino habanero, recuerda que en ese lugar hubo un antiguo mercado chino al que acudían muchos, pero el sitio fue después abandonado hasta desaparecer.

"Ahora de manera modesta vemos renacer ese comercio, al mismo tiempo que recuperamos un espacio cultual para la colectividad", asevera el maestro, quien viste un traje de claro corte chino.

Desde la Plaza, a través de un pequeño dintel se pasa a otra área donde se venden sazones naturales, flores, animales afectivos, plantas medicinales, jabones y esencias naturales y alimentos.

"Todo lo que he visto está muy agradable, bien diseñado", asegura Nolly Carbonell, una joven traductora de inglés que decidió visitar el lugar acompañada por otras dos amigas.

Tras considerar que ese pudiera convertirse en un punto de atracción turística, Carbonell destaca la decisión del gobierno de la ciudad de renovar esa área y "de darle a los habaneros y a todos los visitantes la oportunidad de disfrutar de otro lugar de esparcimiento".

En otro punto cercano, apenas cruzando una estrecha calle, se abrieron pequeñas instalaciones para la venta de plantas ornamentales y de artículos de jardinería, además de un área de juegos infantiles con varios juguetes inflables.

Es evidente la alegría de la gente por el impulso renovador que vive la comunidad, donde habitan unas 13.000 personas, y donde no se detendrán las obras, como afirma la directora de la Casa de las Artes y Tradiciones Chinas, Teresa Li, quien es nieta de chinos.

Li es la cara visible del movimiento de restauración y rejuvenecimiento de la zona, que abarca 22 manzanas, las que de una u otra manera tendrán algún tipo de renovación en etapas posteriores.

En este lugar es donde mejor se aprecia la amalgama que conforma la cultura cubana, y el sustancial aporte hecho desde que hace más de 170 años llegaron a La Habana los primeros emigrantes chinos.

Un buen ejemplo de esa mezcla es Alexis González, un negro con dreadlocks, nieto de chinos que en la actualidad imparte un taller de pintura china en Casa de las Artes y Tradiciones Chinas y en el Instituto Confucio.

Desde hace unos 20 años, González se interesó por la pintura y la caligrafía chinas, las que ha aprendido de manera autodidacta hasta convertirlas en el centro de su vida profesional.

Ahora tiene un puesto en la Plaza San Fan Con donde pinta a la vista de todos casi como un chino legítimo para confirmar el singular renacimiento que vive el renovado Barrio Chino de La Habana.

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ESPECIAL: Renace el Barrio Chino de La Habana

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Personas caminan en el recién reinaugurado barrio chino en La Habana, capital de Cuba, el 17 de noviembre de 2019. La plaza San Fan Con es el lugar donde mejor se aprecia la amalgama que conforma la cultura cubana, y el sustancial aporte hecho desde que hace más de 170 años que llegaron a La Habana los primeros emigrantes chinos. (Xinhua/Joaquín Hernández)

Por Raúl Menchaca

LA HABANA, 17 nov (Xinhua) -- Dos símbolos muy importantes para los cubanos, San Fan Con y La Giraldilla, se unieron mientras el Dragón hacía sus habituales filigranas en la apertura este domingo de la segunda etapa de la renovación del Barrio Chino de La Habana.

La Giraldilla es la presentación de la ciudad de La Habana y San Fan Con es Guan Gong, el legendario héroe transculturado y adorado en la isla y cuyo nombre lleva la inaugurada Plaza multipropósito que se pretende sea el centro histórico y cultural de la zona.

Aledaña a la calle Cuchillo, donde hay una seguidilla de restaurantes de comida pretendidamente china, está la Plaza, adornada en el centro con un hexagrama del I Ching y donde dentro de poco las personas podrán consultar a ese oráculo.

Alrededor de la amplia explanada hay puestos, todos con motivos chinos, dedicados al papel, con la venta de caligrafías, origamis y papier maché; a los textiles y el hilo, a la cerámica y a las artesanías confeccionadas con piedra, madera y metal.

También hay un restaurante, una cafetería, baños públicos y en el futuro se colocará un hermoso tríptico de cerámica fragmentada que representará los principales inventos antiguos de China, la llegada de los chinos a la isla y a la figura de San Fan Con.

"Este será un espacio para todo el país no solo para los chinos y los descendientes, sino para toda la barriada, para la comunidad", dice con entusiasmo a Xinhua el director de la Escuela Cubana de Wushu, el maestro Roberto Vargas Lee.

Vargas Lee, quien creció en el Barrio Chino habanero, recuerda que en ese lugar hubo un antiguo mercado chino al que acudían muchos, pero el sitio fue después abandonado hasta desaparecer.

"Ahora de manera modesta vemos renacer ese comercio, al mismo tiempo que recuperamos un espacio cultual para la colectividad", asevera el maestro, quien viste un traje de claro corte chino.

Desde la Plaza, a través de un pequeño dintel se pasa a otra área donde se venden sazones naturales, flores, animales afectivos, plantas medicinales, jabones y esencias naturales y alimentos.

"Todo lo que he visto está muy agradable, bien diseñado", asegura Nolly Carbonell, una joven traductora de inglés que decidió visitar el lugar acompañada por otras dos amigas.

Tras considerar que ese pudiera convertirse en un punto de atracción turística, Carbonell destaca la decisión del gobierno de la ciudad de renovar esa área y "de darle a los habaneros y a todos los visitantes la oportunidad de disfrutar de otro lugar de esparcimiento".

En otro punto cercano, apenas cruzando una estrecha calle, se abrieron pequeñas instalaciones para la venta de plantas ornamentales y de artículos de jardinería, además de un área de juegos infantiles con varios juguetes inflables.

Es evidente la alegría de la gente por el impulso renovador que vive la comunidad, donde habitan unas 13.000 personas, y donde no se detendrán las obras, como afirma la directora de la Casa de las Artes y Tradiciones Chinas, Teresa Li, quien es nieta de chinos.

Li es la cara visible del movimiento de restauración y rejuvenecimiento de la zona, que abarca 22 manzanas, las que de una u otra manera tendrán algún tipo de renovación en etapas posteriores.

En este lugar es donde mejor se aprecia la amalgama que conforma la cultura cubana, y el sustancial aporte hecho desde que hace más de 170 años llegaron a La Habana los primeros emigrantes chinos.

Un buen ejemplo de esa mezcla es Alexis González, un negro con dreadlocks, nieto de chinos que en la actualidad imparte un taller de pintura china en Casa de las Artes y Tradiciones Chinas y en el Instituto Confucio.

Desde hace unos 20 años, González se interesó por la pintura y la caligrafía chinas, las que ha aprendido de manera autodidacta hasta convertirlas en el centro de su vida profesional.

Ahora tiene un puesto en la Plaza San Fan Con donde pinta a la vista de todos casi como un chino legítimo para confirmar el singular renacimiento que vive el renovado Barrio Chino de La Habana.

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