KUNMING, 3 oct (Xinhua) -- Un juego de pelota se podría jugar sin público, sin árbitros, e incluso sin algunos jugadores. Pero no sin pelota. Por algo, sin importar si es fútbol, baloncesto o voleibol, lo que siempre siguen los ojos de los espectadores es la pelota.
Pero así como la pelota es importante para el juego, también puede serlo para gente que no esté interesada en este, e incluso que lo desconozca por completo.
Es el caso de los habitantes de una aldea montañosa de los alrededores del cañón del río Nujiang, que nace en la meseta Qinghai-Tíbet, quienes ahora derivan su sustento de la fabricación de pelotas de béisbol.
Otrora un objeto desconocido para quienes viven en la aldea de Tuoping de la provincia de Yunnan, en el suroeste de China, hoy las pelotas de béisbol prometen convertirse para ellos en una importante fuente de ingresos, con un primer lote de 15.000 unidades listo para ser vendido a la región oriental del país.
Hua Liumei, de 28 años, es inspectora de calidad de una fábrica de pelotas de la aldea. El bullicioso taller donde sus colegas trabajan con destreza le hace recordar los viejos tiempos, cuando la pobreza extrema atormentaba la aldea.
En una lejana área del Gran Cañón del Nujiang, un paisaje espectacular conocido por su agreste relieve, 125 de las 167 familias que allí vivían estaban atrapadas por la pobreza. Esto hasta cuando fueron reubicadas.
Desde siempre, el río fue un obstáculo para que los aldeanos pudieran salir de allí. Hasta 2008, una tirolesa era el único método para cruzarlo.
Las duras condiciones naturales son solo una parte de los factores que por largo tiempo impidieron erradicar la pobreza allí. Para cumplir su misión de derrotar la pobreza absoluta antes de 2020, China ha venido ayudando a las personas de escasos recursos a mudarse de inhóspitas regiones montañosas y reasentarse en lugares con mejores entornos naturales y condiciones de vida.
Pero la mentalidad de los lugareños hizo que la campaña contra la pobreza fuera más difícil de lo que en principio pensaron las autoridades.
"Los aldeanos no estaban dispuestos a irse del cañón, pues se habían acostumbrado a ganarse la vida con lo poco que lograban cultivar en esas tierras estériles", relata He Jiancai, secretario del Partido Comunista de China de la aldea.
"Como habían vivido en esas casas de adobe por generaciones, la nostalgia por su terruño y la incertidumbre sobre lo que sería la vida en otro lugar, eran también factores importantes que los hacían dudar", agrega.
El grupo de trabajo contra la pobreza acudió a visitar a todas las familias para tratar de convencerlas de que al otro lado del río tendrían una vida mejor. Incluso les llevaron a conocer las casas recién construidas por el gobierno local, como una forma de darles un vistazo al futuro.
Las nuevas viviendas estaban aceptablemente amuebladas, y además, el asentamiento contaba con instalaciones como plazas públicas, hospitales y guarderías. Para el final del año pasado, todas las familias pobres se habían mudado a las nuevas residencias.
El gobierno local también organizó talleres sobre la lucha contra la pobreza con el fin de garantizar una fuente de ingresos estable para los habitantes, recurriendo a despertar su amor propio y su recursividad para no volver a caer en la pobreza nunca más.
Según datos oficiales, las recién desarrolladas industrias han brindado oportunidades de trabajo a un total de 302 aldeanos, 56 de los cuales se dedican a oficios como la fabricación de pelotas de béisbol y el tejido de bambú.
"Era casi imposible imaginar una vida como ésta viviendo a los pies de las montañas", dice A Huamei, quien ahora gana más de 2.000 yuanes (280 dólares) al mes y se siente muy orgullosa de su trabajo como costurera en una fábrica de pelotas.
Pero la labor de las autoridades para rescatar a estos campesinos de las garras de la pobreza no termina allí. A finales de este año será puesto en operación un puente colgante que ahora mismo está en construcción, lo que impulsará a esta comunidad, alguna vez retraída y huraña, más dentro aún del mundo exterior al que acaba de llegar.
"Este mismo año haremos la solicitud para que nuestra Tuoping sea retirada de la lista de aldeas pobres", afirma con emoción He.