COMENTARIO: Política de intimidación de Washington no hará más reforzar voluntad de lucha de Beijing

Spanish.xinhuanet.com   2019-08-25 16:45:04

BEIJING, 25 ago (Xinhua) -- Washington decidió, una vez más, recrudecer su ofensiva comercial contra China y el sábado amenazó con aranceles adicionales sobre prácticamente todas las importaciones procedentes del país asiático.

Este último agravamiento de la guerra arancelaria parece mostrar que los halcones comerciales de Washington están cada vez más histéricos y desesperados en su intento de obligar a China a someterse.

Hace unas semanas, Washington calificó a Beijing de "manipulador de la divisa" sin tener en cuenta los hechos.

El Gobierno estadounidense se siente quizás libre de forzar su suerte en una guerra comercial que libró, pero China no se dejará intimidar.

Durante más de un año desde que Washington hizo el primer disparo en la guerra comercial contra Beijing, la parte china ha actuado siempre de buena fe en busca de una solución mutuamente beneficiosa a las disputas, con medidas como comprar productos agrícolas estadounidenses y reforzar el control sobre la venta de fentanilo, un potente opioide.

Sin embargo, la sinceridad de China se ha encontrado con difamaciones, cambios de opinión e intimidación por parte de los halcones comerciales de EEUU, que consideran al país asiático un pusilánime.

Endureciendo su retórica y amenazando con más gravámenes, Washington parece apostar a que China cederá primero. Pues bien, se trata de una apuesta perdedora.

Los defensores de la línea dura con China en el Gobierno de Trump han sobrestimado su habilidad para acobardar a Beijing y conseguir que haga concesiones que van en detrimento de sus intereses esenciales y, al mismo tiempo, han subestimado la determinación del país asiático de defender sus vitales.

Las contramedidas anunciadas por Beijing el viernes tras la amenaza arancelaria de EEUU son un recordatorio nítido de que aumentar la presión no hará más que incrementar la resolución de China.

La guerra comercial no tiene ganadores, sobre todo en un mundo con una economía cada vez más interconectada. Así pues, cuando Washington trata temerariamente de golpear a China con aranceles de castigo, lo que está haciendo en realidad es gravar a su propia gente, agitando y desconcertando los mercados bursátiles de todo el mundo, y desacelerando el crecimiento mundial.

La intimidación comercial temeraria y caprichosa de Washington ha enturbiado los mercados bursátiles estadounidenses y provocado la preocupación de todo el mundo, especialmente de sus aliados europeos.

El viernes, los tres principales índices de Estados Unidos cayeron, entre ellos el Dow Jones, que bajó 623 puntos.

En la cumbre del Grupo de los Siete (G7), que se está celebrando en Francia, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, advirtió de que "la guerra comercial conducirá a la recesión", mientras el presidente francés, Emmanuel Macron, apuntó que las guerras comerciales son malas para todo el mundo.

Por el bien de China y Estados Unidos, así como el resto de la comunidad internacional, las negociaciones siguen siendo la única salida a las disputas comerciales.

Los partidarios de una línea comercial dura en Estados Unidos deben tener en cuenta que extremar la presión no les dará mejores cartas en la mesa de negociaciones, sino que colocará más obstáculos en el camino hacia la solución definitiva de las fricciones comerciales.

Por lo tanto, cuanto antes superen esos halcones su adicción a la táctica de imponer presión máxima, antes podrán ambas partes resolver sus problemas comerciales.

Washington debe ser lo suficientemente sincero para convencer a Beijing de que va a buscar un eventual pacto comercial con el respeto y la igualdad como base y que responda a las principales preocupaciones no solo de Estados Unidos, sino también de China.

Si los halcones comerciales no llegan a esta conclusión, serán los responsables de las consecuencias nefastas que su arrogancia e intolerancia causarán en Estados Unidos y el resto del mundo.

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COMENTARIO: Política de intimidación de Washington no hará más reforzar voluntad de lucha de Beijing

Spanish.xinhuanet.com 2019-08-25 16:45:04

BEIJING, 25 ago (Xinhua) -- Washington decidió, una vez más, recrudecer su ofensiva comercial contra China y el sábado amenazó con aranceles adicionales sobre prácticamente todas las importaciones procedentes del país asiático.

Este último agravamiento de la guerra arancelaria parece mostrar que los halcones comerciales de Washington están cada vez más histéricos y desesperados en su intento de obligar a China a someterse.

Hace unas semanas, Washington calificó a Beijing de "manipulador de la divisa" sin tener en cuenta los hechos.

El Gobierno estadounidense se siente quizás libre de forzar su suerte en una guerra comercial que libró, pero China no se dejará intimidar.

Durante más de un año desde que Washington hizo el primer disparo en la guerra comercial contra Beijing, la parte china ha actuado siempre de buena fe en busca de una solución mutuamente beneficiosa a las disputas, con medidas como comprar productos agrícolas estadounidenses y reforzar el control sobre la venta de fentanilo, un potente opioide.

Sin embargo, la sinceridad de China se ha encontrado con difamaciones, cambios de opinión e intimidación por parte de los halcones comerciales de EEUU, que consideran al país asiático un pusilánime.

Endureciendo su retórica y amenazando con más gravámenes, Washington parece apostar a que China cederá primero. Pues bien, se trata de una apuesta perdedora.

Los defensores de la línea dura con China en el Gobierno de Trump han sobrestimado su habilidad para acobardar a Beijing y conseguir que haga concesiones que van en detrimento de sus intereses esenciales y, al mismo tiempo, han subestimado la determinación del país asiático de defender sus vitales.

Las contramedidas anunciadas por Beijing el viernes tras la amenaza arancelaria de EEUU son un recordatorio nítido de que aumentar la presión no hará más que incrementar la resolución de China.

La guerra comercial no tiene ganadores, sobre todo en un mundo con una economía cada vez más interconectada. Así pues, cuando Washington trata temerariamente de golpear a China con aranceles de castigo, lo que está haciendo en realidad es gravar a su propia gente, agitando y desconcertando los mercados bursátiles de todo el mundo, y desacelerando el crecimiento mundial.

La intimidación comercial temeraria y caprichosa de Washington ha enturbiado los mercados bursátiles estadounidenses y provocado la preocupación de todo el mundo, especialmente de sus aliados europeos.

El viernes, los tres principales índices de Estados Unidos cayeron, entre ellos el Dow Jones, que bajó 623 puntos.

En la cumbre del Grupo de los Siete (G7), que se está celebrando en Francia, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, advirtió de que "la guerra comercial conducirá a la recesión", mientras el presidente francés, Emmanuel Macron, apuntó que las guerras comerciales son malas para todo el mundo.

Por el bien de China y Estados Unidos, así como el resto de la comunidad internacional, las negociaciones siguen siendo la única salida a las disputas comerciales.

Los partidarios de una línea comercial dura en Estados Unidos deben tener en cuenta que extremar la presión no les dará mejores cartas en la mesa de negociaciones, sino que colocará más obstáculos en el camino hacia la solución definitiva de las fricciones comerciales.

Por lo tanto, cuanto antes superen esos halcones su adicción a la táctica de imponer presión máxima, antes podrán ambas partes resolver sus problemas comerciales.

Washington debe ser lo suficientemente sincero para convencer a Beijing de que va a buscar un eventual pacto comercial con el respeto y la igualdad como base y que responda a las principales preocupaciones no solo de Estados Unidos, sino también de China.

Si los halcones comerciales no llegan a esta conclusión, serán los responsables de las consecuencias nefastas que su arrogancia e intolerancia causarán en Estados Unidos y el resto del mundo.

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