Brasil revive uno de los secuestros más trágicos de su historia, pero con final distinto

Actualizado 2019-08-21 07:31:54 | Spanish. xinhuanet. com

BRASIL-RIO DE JANEIRO-SECUESTRO DE AUTOBUS

Imagen proveída por Agencia Estado, del secuestrador de un autobús reaccionando mientras desciende del vehículo en el puente Rio-Niteroi, en Río de Janeiro, Brasil, el 20 de agosto de 2019. La policía brasileña mató el martes al hombre que durante 3 horas y media mantuvo en calidad de rehenes a 36 pasajeros y el conductor de un autobús en Río de Janeiro, confirmaron autoridades locales. (Xinhua/Ricardo Cassiano/AGENCIA ESTADO)

RIO DE JANEIRO, 20 ago (Xinhua) -- Brasil revivió hoy uno de los sucesos más trágicos de los últimos años, el secuestro del autobús 174 ocurrido el 12 de junio del 2000 en Río de Janeiro y que terminó con la muerte televisada del secuestrador y una rehén, hecho que conmocionó a todo el país.

Este martes ningún rehén murió, aunque el secuestrador, un joven de 20 años con brote psicótico que, según testigos, quería hacer un nuevo "174" y paralizar Río de Janeiro, falleció al recibir al menos seis disparos de un tirador de élite de la Policía brasileña.

En el 2000, un hombre de 19 años secuestró a 10 pasajeros de la línea de autobús 174 que había salido de una universidad en la zona sur de Río de Janeiro.

Tras más de cuatro horas de negociaciones, bajó del vehículo con una rehén como escudo mientras el país veía en directo los hechos por televisión.

Un policía le disparó pero falló el tiro, que sólo rozó a la rehén, por lo que el agresor asesinó de tres disparos a la joven. Posteriormente, los policías detuvieron al secuestrador, quien falleció por asfixia mientras era trasladado a la comisaría.

Este martes, Brasil se levantó con la noticia de que un sujeto secuestró un autobús que iba de Sao Goncalo, en la región metropolitana de Río de Janeiro, al centro de la capital regional, la segunda mayor ciudad de Brasil.

Alrededor de las 05:30 hora local (08:30 GMT), mientras el vehículo cruzaba el puente Río-Niterói, que atraviesa la Bahía de Guanabara, el secuestrador se identificó como policía y pidió al conductor que dejara el vehículo cruzado en la vía, amenazando con incendiarlo con gasolina si se le desobedecía.

Los 37 rehenes, incluyendo al conductor, pudieron alertar por teléfono del secuestro, por lo que la Policía reaccionó rápidamente, aisló el puente y empezó las negociaciones con el criminal, quien portaba una pistola, que resultó ser falsa, una navaja y un táser (arma de electrochoque).

Durante las tres horas siguientes, el hombre liberó a seis personas (cuatro hombres y dos mujeres). Posteriormente, cuando bajó del vehículo fue abatido de seis tiros por un "sniper" (tirador de élite) situado sobre un camión a 80 metros de distancia. Ninguno de los rehenes fue herido y todos pudieron dejar el autobús.

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, dijo que "no hay que sentir pena" por el secuestrador, y celebró que ninguno de los rehenes sufrió daños.

"En el caso del autobús 174, no usaron 'sniper' y ¿qué sucedió? La pasajera murió. No hay que tener pena del secuestrador", comentó.

Por su parte, el gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, conocido por su dureza contra la violencia, llegó minutos después al lugar de los hechos, celebró la actuación de la policía brasileña y determinó la promoción de los agentes que actuaron en el secuestro.

"Lo ideal era que todos salieran vivos de la operación, pero preferimos salvar a los rehenes. Determiné que la Secretaría de Víctimas cuide de los rehenes y también de la familia del secuestrador", explicó a los periodistas.

Los hechos han abierto un debate en el país sobre la letalidad de la Policía y su legitimidad en ciertos momentos.

Witzel, quien defiende "abatir" a los criminales que lleven fusil, dijo que pretende consultar a la Corte Suprema sobre las posibilidades en las que agentes pueden matar a sospechosos de un crimen.

"Hay una duda interpretativa de algunos juristas sobre el momento en el que se puede hacer la neutralización de una persona con una arma de guerra. Si hoy este (secuestrador) fue abatido, ¿por qué los que están de fusil no pueden ser abatidos?", cuestionó en alusión a los narcotraficantes que dominan las favelas de Río de Janeiro y que suelen ostentar armas de guerra.

El gobernador también se refirió a las críticas recibidas por conmemorar el final de una operación que dejó un muerto.

"Algunas personas dicen que conmemoré la muerte. Conmemoré la vida. La población que estaba a su alrededor, estaba celebrando las vidas que fueron salvadas", explicó.

"Lamento la muerte del agresor, la policía ya mostró que quiere preservar la vida. Pero ya teníamos fotos del interior del vehículo, y había gasolina. Sabíamos que en cualquier momento podría prender fuego al autobús", agregó.

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Brasil revive uno de los secuestros más trágicos de su historia, pero con final distinto

Spanish.xinhuanet.com 2019-08-21 07:31:54

BRASIL-RIO DE JANEIRO-SECUESTRO DE AUTOBUS

Imagen proveída por Agencia Estado, del secuestrador de un autobús reaccionando mientras desciende del vehículo en el puente Rio-Niteroi, en Río de Janeiro, Brasil, el 20 de agosto de 2019. La policía brasileña mató el martes al hombre que durante 3 horas y media mantuvo en calidad de rehenes a 36 pasajeros y el conductor de un autobús en Río de Janeiro, confirmaron autoridades locales. (Xinhua/Ricardo Cassiano/AGENCIA ESTADO)

RIO DE JANEIRO, 20 ago (Xinhua) -- Brasil revivió hoy uno de los sucesos más trágicos de los últimos años, el secuestro del autobús 174 ocurrido el 12 de junio del 2000 en Río de Janeiro y que terminó con la muerte televisada del secuestrador y una rehén, hecho que conmocionó a todo el país.

Este martes ningún rehén murió, aunque el secuestrador, un joven de 20 años con brote psicótico que, según testigos, quería hacer un nuevo "174" y paralizar Río de Janeiro, falleció al recibir al menos seis disparos de un tirador de élite de la Policía brasileña.

En el 2000, un hombre de 19 años secuestró a 10 pasajeros de la línea de autobús 174 que había salido de una universidad en la zona sur de Río de Janeiro.

Tras más de cuatro horas de negociaciones, bajó del vehículo con una rehén como escudo mientras el país veía en directo los hechos por televisión.

Un policía le disparó pero falló el tiro, que sólo rozó a la rehén, por lo que el agresor asesinó de tres disparos a la joven. Posteriormente, los policías detuvieron al secuestrador, quien falleció por asfixia mientras era trasladado a la comisaría.

Este martes, Brasil se levantó con la noticia de que un sujeto secuestró un autobús que iba de Sao Goncalo, en la región metropolitana de Río de Janeiro, al centro de la capital regional, la segunda mayor ciudad de Brasil.

Alrededor de las 05:30 hora local (08:30 GMT), mientras el vehículo cruzaba el puente Río-Niterói, que atraviesa la Bahía de Guanabara, el secuestrador se identificó como policía y pidió al conductor que dejara el vehículo cruzado en la vía, amenazando con incendiarlo con gasolina si se le desobedecía.

Los 37 rehenes, incluyendo al conductor, pudieron alertar por teléfono del secuestro, por lo que la Policía reaccionó rápidamente, aisló el puente y empezó las negociaciones con el criminal, quien portaba una pistola, que resultó ser falsa, una navaja y un táser (arma de electrochoque).

Durante las tres horas siguientes, el hombre liberó a seis personas (cuatro hombres y dos mujeres). Posteriormente, cuando bajó del vehículo fue abatido de seis tiros por un "sniper" (tirador de élite) situado sobre un camión a 80 metros de distancia. Ninguno de los rehenes fue herido y todos pudieron dejar el autobús.

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, dijo que "no hay que sentir pena" por el secuestrador, y celebró que ninguno de los rehenes sufrió daños.

"En el caso del autobús 174, no usaron 'sniper' y ¿qué sucedió? La pasajera murió. No hay que tener pena del secuestrador", comentó.

Por su parte, el gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, conocido por su dureza contra la violencia, llegó minutos después al lugar de los hechos, celebró la actuación de la policía brasileña y determinó la promoción de los agentes que actuaron en el secuestro.

"Lo ideal era que todos salieran vivos de la operación, pero preferimos salvar a los rehenes. Determiné que la Secretaría de Víctimas cuide de los rehenes y también de la familia del secuestrador", explicó a los periodistas.

Los hechos han abierto un debate en el país sobre la letalidad de la Policía y su legitimidad en ciertos momentos.

Witzel, quien defiende "abatir" a los criminales que lleven fusil, dijo que pretende consultar a la Corte Suprema sobre las posibilidades en las que agentes pueden matar a sospechosos de un crimen.

"Hay una duda interpretativa de algunos juristas sobre el momento en el que se puede hacer la neutralización de una persona con una arma de guerra. Si hoy este (secuestrador) fue abatido, ¿por qué los que están de fusil no pueden ser abatidos?", cuestionó en alusión a los narcotraficantes que dominan las favelas de Río de Janeiro y que suelen ostentar armas de guerra.

El gobernador también se refirió a las críticas recibidas por conmemorar el final de una operación que dejó un muerto.

"Algunas personas dicen que conmemoré la muerte. Conmemoré la vida. La población que estaba a su alrededor, estaba celebrando las vidas que fueron salvadas", explicó.

"Lamento la muerte del agresor, la policía ya mostró que quiere preservar la vida. Pero ya teníamos fotos del interior del vehículo, y había gasolina. Sabíamos que en cualquier momento podría prender fuego al autobús", agregó.

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