BEIJING, 1 ago (Xinhua) -- Los negociadores chinos y estadounidenses concluyeron este miércoles en Shanghai la duodécima ronda de consultas económicas y comerciales de alto nivel entre las dos principales economías del mundo y acordaron volver a reunirse en septiembre.
Durante los últimos dos días, las dos partes llevaron a cabo intercambios francos, eficientes, constructivos y a profundidad sobre temas importantes de interés común en el campo de la economía y el comercio.
Las conversaciones se produjeron después de que el presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, se reunieran a finales de junio en Japón y acordaron reiniciar, sobre la base de la igualdad y el respeto mutuo, las conversaciones comerciales entre sus países, que se habían interrumpido debido a la medida unilateral de Washington de incrementar los aranceles en mayo pasado.
Si bien la reanudación de las conversaciones debe ser bienvenida como un paso importante para volver a encaminar los esfuerzos de las dos partes para normalizar sus relaciones comerciales, no deberíamos esperar que las futuras conversaciones sean sencillas.
Esto está determinado por la complejidad del comercio entre China y EEUU, que exigen determinación y perseverancia para mantener las conversaciones frente a los obstáculos.
Si bien China siempre ha estado decidida a lograr un acuerdo de beneficio mutuo a través de esfuerzos conjuntos, sobre la base del respeto mutuo y la igualdad de trato, Washington ha seguido cambiando y aumentando sus demandas.
Antes de las conversaciones de Shanghai, Washington recurrió al mismo viejo truco de amenazar con despojar a algunos países, incluida China, de su condición de país en desarrollo en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Esas tácticas de presión baratas nunca han funcionado.
Para implementar verdaderamente los consensos alcanzados por los jefes de Estado de los dos países, Washington debería abandonar la mentalidad de suma cero y adoptar la cooperación de beneficio mutuo.
En las conversaciones, los dos equipos comerciales también discutieron el aumento de la compra de productos agrícolas estadounidenses por parte de China, de acuerdo con sus propias necesidades internas, y las condiciones favorables que ofrecerá la parte estadounidense para la compra.
Si bien los halcones chinos en Washington han hecho circular durante mucho tiempo una retórica engañosa sobre el comercio bilateral, la verdad es que China y Estados Unidos son muy complementarios en el comercio agrícola y otras áreas económicas, y tienen un gran espacio para la cooperación.
Dado el hecho de que el comercio agrícola entre los dos países ha soportado la mayor parte de sus fricciones comerciales, está claro ahora que la cooperación de beneficio mutuo, no el juego de suma cero, debería ser la principal característica de las relaciones comerciales entre China y Estados Unidos.
A medida que ambas partes avanzan hacia futuras conversaciones comerciales, los intransigentes de Washington podrían aumentar nuevamente la presión sobre la Casa Blanca.
De hecho, mientras se desarrollaba la ronda de conversaciones entre China y EEUU en Shanghai, Chuck Schumer, líder de los demócratas en el Senado de Estados Unidos presionó a la administración Trump para que no se "venda" a Beijing, porque "este es un juego de quién es más fuerte y quién puede durar más".
La Casa Blanca debería resistir el clamor de los halcones chinos en Washington porque ellos han pasado por alto el hecho de que el propósito de cualquier negociación comercial es encontrar un terreno común y satisfacer las preocupaciones razonables de cada cual mientras se defiende la propia línea de fondo.
