Por Victoria Argüello
Imagen del 8 de julio de 2019 de la artista argentina, Angie Behrmann, trabajando en su taller, en la ciudad de Vicente López, a 18 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, capital de Argentina. La artista argentina con ascendencia alemana Angie Behrmann construye en Buenos Aires un espacio ambientado en la creación y promoción de la pintura china a partir de su primer acercamiento hace nueve años con el país asiático. (Xinhua/Martín Zabala) (mz)
VICENTE LÓPEZ, Argentina, 23 jul (Xinhua) -- La artista argentina con ascendencia alemana Angie Behrmann construye en Buenos Aires un espacio ambientado en la creación y promoción de la pintura china a partir de su primer acercamiento hace nueve años con el país asiático.
Su taller, ubicado en la localidad Vicente López de la provincia bonaerense, es el escenario de un reencuentro con la pintura a partir de conocer la variedad de formas de la cultura oriental, en especial la de China.
"Empecé casi de casualidad con la pintura china, yo quería retomar la pintura porque hace muchos años que no pintaba (...) no sé cómo llegué al taller de sumi-e, el nombre más popular con el que se conoce la pintura china y me anoté en la Asociación Cultural Chino Argentina (ACCA) y fue mi primer contacto de vuelta con la pintura", explicó Behrmann en entrevista con Xinhua.
Todo lo implícito al hecho de lograr un avance en el arte chino, como el conocimiento de la filosofía, la conexión con la naturaleza y el entender que cada objeto que se emplea para pintar guarda en sí mismo una historia, ha conducido a Angie a "enamorarse poco a poco" de la pintura china.
"A medida que fui aprendiendo más de esta técnica, también fui aprendiendo el idioma, conociendo más la cultura, y fui percibiendo cómo afectan las costumbres de la sociedad china en la pintura, y me fui dando cuenta que la pintura es la expresión artística de la filosofía", comentó la pintora.
Para la artista, la pintura china "es un proceso que nace desde el pensamiento, la filosofía, la meditación" que luego "mediante el cuerpo como un sólo instrumento hasta la punta del pincel, plasma esa idea en el papel, de manera que se entienda sin explicación".
Behrmann recuerda que una de las principales referencias que tuvo de la cultura oriental provino de su bisabuelo, un coleccionista alemán que visitó China y que llevó a su hogar cuadros y bordados del país.
Tras su primer acercamiento con los trazos, Angie comenzó a interesarse por aprender caligrafía china, al mismo tiempo estudiando el idioma, y paralelamente conociendo más sobre la filosofía y la historia del país.
Luego, a nivel técnico, se concentró en aprender el montaje de obras y la elaboración de sellos (lo cual realiza), aprendió la fabricación tradicional china del papel e indagó en la fabricación de pinceles, entre otros.
Para la pintura "me di cuenta que era necesario tener al menos un sello, por lo que mi investigación derivó en el diseño y tallado de sellos que hago con piedras que traigo de diferentes zonas de China; y también domino el enmarcado tradicional. Más tarde aprendí el montaje moderno en seco", contó.
En la actualidad, se describe no sólo como una permanente aprendiz de esta variante del arte chino sino como una difusora.
Con miras a ofrecer también referencias sobre el arte chino, Behrmann da talleres de pintura y montaje procurando una buena comprensión de la composición en lo que describe como "el arte de la asimetría", con tópicos introductorios como "los cuatro caballeros de la pintura china" alusivos a la orquídea, el bambú, el crisantemo y el ciruelo en flor, aplicando, por ejemplo, la técnica del "el ojo del fénix", enseñando el uso de los distintos tipos de papel Xuan y su combinación con el manejo y la carga del pincel, entre otros.
"Empezamos aprendiendo el manejo del pincel, los trazos, a disolver la tinta en barra, cómo se usan los papeles, abordamos los conceptos del arte, lo que es tradicional, lo moderno y los conceptos filosóficos", explicó.
En el taller, "intentamos mostrar la naturaleza también con sus defectos. Hay una antigua regla básica en este tipo de pintura que consta de seguir la naturaleza de las cosas, no pintar cosas que no sean reales dentro del marco de lo tradicional", manifestó.
"Para el paisaje se necesita aprender a trabajar la mancha, lo que también nos da pie para estilos contemporáneos", acotó.
La pintura de paisaje es el género más importante en la pintura tradicional China, por lo que más ha concentrado la atención de la artista, quien, a su vez, destacó la valía que le dan los chinos al contacto con la naturaleza, que es a su vez sinónimo del tiempo en soledad y la meditación.
"Una de las cosas que me fascinó de la pintura china es entender cómo el paisaje refleja en su forma más completa el concepto cosmológico del pensamiento y la filosofía oriental", concluyó.
