RÍO DE JANEIRO, 10 jul (Xinhua) -- El gobierno brasileño de Jair Bolsonaro logró hoy su mayor victoria en más de 7 meses en el poder, con la aprobación esta noche en el Congreso del texto base de la nueva Seguridad Social, con 379 votos a favor y 191 en contra,
La reforma, que entre otras cosas endurece las condiciones para la jubilación, está considerada clave para sanear las maltrechas cuentas públicas brasileñas.
En 2018, el sistema de la Seguridad Social brasileño presentó un déficit de 194.000 millones de reales (51.750 millones de dólares). Debido al envejecimiento de la población y al hecho de que Brasil era uno de los pocos países del mundo que no exigía una edad mínima para la jubilación, el temor era de que el país acabara fallido sin una reforma de su sistema de pensiones.
El gobierno entregó al Congreso su propuesta de reforma el pasado 20 de febrero. El texto contempla un ahorro cercano al trillón de reales (265.000 millones de dólares) durante la próxima década. Desde la entrega del texto, el proyecto ha estado varias veces en riesgo de no ser aprobado, debido a la fuerte oposición que contaba entre los diputados.
En las últimas semanas, sin embargo, el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, quien ha mantenido varios cruces de palabras públicos con Bolsonaro, tomó las riendas de las negociaciones con los distintos partidos para acelerar los trámites y llevar la propuesta a votación.
Para la aprobación, también fue necesario que el gobierno liberara partidas presupuestarias a los diputados y permitiera la designación de cargos públicos de segundo y tercer escalón, principalmente en los estados, contrariando el discurso de "nueva política" de la administración de Bolsonaro pero que finalmente, se ha visto obligado a practicar "la vieja política" para ganar la votación.
La propuesta establece una edad mínima general, tanto para los trabajadores públicos como los privados, para acceder al cobro de la jubilación: 62 años para las mujeres y 65 para los hombres, con un tiempo mínimo de contribución de 30 y 35 años respectivamente.
El gobierno confía ahora en que la reforma sirva para que los inversores internacionales recuperen la confianza en Brasil y apuesten nuevamente por el país. Tras ella, el Ejecutivo espera impulsar una nueva reforma tributaria, ampliar su programa de privatizaciones y reducir la burocracia en el país.
