BEIJING, 18 jun (Xinhua) -- La costarricense Man Yu Fung y el cubano Li Domínguez Fong crecieron escuchando historias sobre China de sus familiares emigrados, pero los avances del país que hoy en día pueden ver con sus propios ojos, desbordan cualquiera de los maravillosos relatos que les contaban sus abuelos.
Ambos participan en la Exhibición de Arte Latinoamericano y Caribeño 2019, que se lleva a cabo hasta el próximo 20 de junio en el Museo de Arte Mundial, ubicado en el recinto del Monumento del Milenio de China.
Con solo ocho años, Man Yu Fung dejó Hong Kong en 1997 para empezar una nueva vida en Costa Rica junto a su familia. Durante su infancia allí sufrió debido a las diferencias culturales. Muchos locales se burlaban de su origen y de las dificultades que en un comienzo tenía para hablar en español.
Esa experiencia inicial marcó su producción artística y está presente en la colección "Traje humano", que se presenta en Beijing y que está compuesta por expresiones artísticas multidisciplinarias como pintura, escultura, instalación, video y diseño.
"Estaba muy enojada con mi traje humano, que era asiático, que no hablaba español, que era algo tan malo que ningún niño quería jugar conmigo", cuenta Man Yu Fung en una entrevista reciente con Xinhua.
La primera pintura de "Traje humano" se remonta a esos primeros días de su niñez en Costa Rica, cuando ni siquiera soñaba con convertirse en una artista. "Mi mamá encontró el cuadro entre un montón de basuras y cosas de bodega, y gracias a eso aún lo conservo", comenta.
Desde entonces, Man Yu Fung comenzó a pintar un lienzo tras otro, por eso, afirma, su colección es ya "mucho más grande" que ella misma.
La artista costarricense se afana en dejar claro que en la actualidad, cuando la República Popular China se apresta a celebrar su 70º aniversario de fundación, la situación es completamente diferente.
"Ahora el mundo tiene una gran admiración hacia China", asegura.
Cuando aún era una niña, viajó a la parte continental de China y recuerda haber visto muchas bicicletas y pocos carros. A su regreso a Beijing, en el año 2017, encontró algo totalmente distinto. Destaca incluso el cambio en apenas dos años desde su última visita.
"Tal vez los chinos no se dan cuenta, pero como yo vine hace dos años y me fui, al volver uno encuentra un gran contraste y mucho mayor con la China de cuando era niña", explica.
El crecimiento del país, añade, ha cambiado aquella imagen de los chinos que solo vendían en las esquinas alguna comida o preparaban "chop suey". "Los ojos del mundo están abiertos y dirigidos hacia a los chinos".
Al respecto, señala que su propio país, Costa Rica, ha cambiado mucho su visión. "Las personas tienen una perspectiva totalmente diferente de los chinos", afirma.
Por su parte, el cubano Domínguez Fong, de 41 años, coincide en destacar los avances de China en los últimos años. Los define en una sola palabra: "evolución". Es lo que ha visto en varios viajes desde el año 2007, cuando llegó al país por primera vez a conocer a su familia china.
"China está evolucionando constantemente en todas las direcciones. En el arte están muy superados", asevera. "A toda la nación, a todos los niños, se les ve la felicidad en el rostro. Se nota que las cosas aquí van muy bien y que este es el siglo chino, el momento de los chinos para brillar".
Domínguez Fong es un chino de tercera generación. Su abuelo emigró a Cuba a comienzos del siglo pasado y formó familia con una mujer cubana.
Una de las hijas de ese matrimonio es Flora Fong, nacida en Camagüey en 1949. Ella es la madre de Domínguez y una de las más grandes pintoras cubanas, hoy convertida en un símbolo de la unión de las culturas caribeña y asiática.
Domínguez Fong ha seguido su propio camino en el arte moderno, como se evidencia en la colección que se muestra en la exposición de Beijing, pero reconoce la influencia de China en sus expresiones artísticas.
En "El gran archipiélago", una de las piezas de su muestra, resalta la forma de cocodrilo de la isla de Cuba, rodeada de puentes, montañas, árboles y la sombra de muchas personas.
"Quizás no es muy evidente la presencia de la simbología china en mi obra, pero sí la uso mucho en lo que es el temperamento, la brazada, en la gestualidad, en las transparencias y las líneas, el uso del negro", asegura, y agrega: ,esas cosas puede que tengan que ver con el inconsciente”.
"Todos esos códigos de China se van incorporando, esas conexiones. Son parte de uno", complementa.
En opinión de Domínguez Fong, los artistas latinoamericanos tienen un mensaje muy plural y diverso a partir de las distintas vertientes del arte moderno.
"En China hay mucho interés por el mensaje del arte latinoamericano, lo valoran y están muy atentos", sostiene, y añade que "China tiene todas las puertas abiertas para que el conocimiento vaya y venga, que no es lo mismo que en otras plazas, europeas o estadounidenses", dijo.
Bajo el título de "Compartiendo la belleza", la sexta Exhibición de Arte Latinoamericano y Caribeño trae a Beijing piezas de cuatro reconocidos exponentes de las artes visuales de Uruguay, México, Costa Rica y Cuba.
La muestra está organizada por el Grupo de Arte y Entretenimiento de China y el Ministerio de Cultura y Turismo, en conjunto con las embajadas de los países participantes.