BEIJING, 6 jun (Xinhua) -- Pregonando una retórica de "Estados Unidos Primero" la Administración del país norteamericano ha estado granjeándose la oposición de sus principales socios comerciales aumentando los aranceles para sacar provecho, pero las medidas proteccionistas y unilaterales perjudicarán a los estadounidenses primero.
Estados Unidos ha venido promocionando el aumento de los aranceles como una forma de reducir el déficit comercial con China e incluso ha engañado al público criticando a China por los problemas internos del país norteamericano. Sin embargo, la imagen de China que el Gobierno estadounidense ha estado tratando de representar no es convincente.
Las últimas cifras y estadísticas mostraron que las fricciones comerciales iniciadas por Estados Unidos no han impulsado su crecimiento económico. Por el contrario, varias instituciones nacionales e internacionales estadounidenses han advertido sobre la influencia negativa de estas en el crecimiento económico estadounidense.
Si Estados Unidos impone aranceles adicionales del 25 por ciento a todos los bienes importados de China, el PIB estadounidense disminuirá en un 1,01 por ciento, con una pérdida de 2,16 millones de empleos y una carga anual adicional de 2.294 dólares estadounidenses para una familia de cuatro miembros, según un informe divulgado en febrero por Trade Partnership, un laboratorio de ideas estadounidense.
Un documento publicado en mayo por investigadores de economía de la Universidad de Harvard, el Fondo Monetario Internacional, la Universidad de Chicago y el Banco de la Reserva Federal de Boston, utilizando datos recopilados en la frontera y de minoristas, mostró que casi el importe íntegro de los aranceles acaba siendo pagado por los importadores, lo que indica que "la incidencia arancelaria ha caído en gran medida sobre los hombros de Estados Unidos".
Los efectos indirectos también están corroborados por las estadísticas chinas que muestran que, en el contexto de las disputas comerciales iniciadas por Estados Unidos, la inversión directa de las compañías chinas en Estados Unidos se redujo en un 10 por ciento interanual hasta 5.790 millones de dólares en 2018.
Instigar y acelerar las guerras comerciales no solo perjudica a Estados Unidos y a China, sino también al resto del mundo, en un momento en que los países están cada vez más interconectados, dijo Zheng Yongnian, director del Instituto de Asia Oriental de la Universidad Nacional de Singapur.
Al utilizar los aranceles como un arma, Estados Unidos está rompiendo el sistema multilateral de comercio, generando caos en las cadenas de suministro globales, frenando la confianza del mercado y planteando serias amenazas a la tendencia de la globalización económica.
Es la mentalidad de la Guerra Fría la que devora a algunos políticos de Washington, que retratan la relación entre Estados Unidos y China en términos nacionalistas, dijo a Xinhua Diao Daming, profesor asociado de la Universidad Renmin de China, en una entrevista reciente.
Los provocadores de la extrema derecha de Washington han identificado a China como la mayor amenaza económica y de seguridad nacional a la que se enfrenta Estados Unidos, pero a nivel subnacional el escenario es que China está siendo recibida como un socio enérgico y confiable.
En un foro de gobernadores China-EEUU, el gobernador de Kentucky, Matt Bevin, dijo que "cuando China es fuerte, eso es bueno para Estados Unidos. Cuando Estados Unidos es fuerte, eso es bueno para China".
Los últimos 40 años han demostrado que las dos economías más grandes del mundo pueden perder debido a la confrontación, y la cooperación es la única opción correcta para ambos países. Una sana relación China-EEUU, a pesar de su complejidad y la diversidad de su naturaleza, beneficiaría a los pueblos de ambos lados del Pacífico de manera proporcional.
El puñado de críticos de China en Washington debería abandonar las acusaciones y especulaciones políticas sin fundamento. La obsesión con la retórica de "Estados Unidos Primero" solo dañará a los agricultores, trabajadores y empresas estadounidenses, exactamente a quienes Washington dice estar tratando de proteger.
