WASHINGTON, 22 may (Xinhua) -- Washington declaró la semana pasada una emergencia nacional por lo que calificó como amenazas tecnológicas, y anunció restricciones a la venta y transferencia de tecnologías estadounidenses a Huawei de China.
La compañía Huawei ha sido acusada desde hace tiempo por EEUU de ser capaz de usar su equipo de red para espiar a otras naciones para el gobierno chino. Sin embargo, "ningún servicio de inteligencia ha publicado evidencia clara de que Huawei haya insertado 'puertas traseras' para que autoridades chinas accedan a datos que pasan por sus redes", señaló en diciembre de 2018 un artículo publicado en Politico, un medio estadounidense.
Dada la falta de pruebas de que Huawei amenaza la seguridad de Estados Unidos, las dos acciones tomadas la semana pasada por Washington, el uso del aparato de Estado para oprimir a una compañía, son un reflejo nada menos que de intimidación.
Aparte de la campaña de difamación contra Huawei, Estados Unidos también ha estado tratando de convencer a Europa de que abandone los productos de Huawei, citando amenazas a la seguridad. Lo cual no ha sido bienvenido.
"Europa no debe dejarse arrastrar a la disputa comercial entre China y Estados Unidos", dijo el poderoso grupo de cabildeo industrial BDI de Alemania, citado por los medios el jueves.
Francia también se rehusó a recibir órdenes de Estados Unidos. "Nuestra perspectiva no es bloquear Huawei o a cualquier compañía", declaró el presidente francés, Emmanuel Macron, en la conferencia VivaTech en París el jueves.
Lanzar una guerra tecnológica o una guerra comercial contra cualquier país no es apropiado, tampoco es la mejor forma de defender la seguridad nacional, expresó Macron.
La prohibición sobre el suministro de chips fabricados en Estados Unidos a Huawei representa perder-perder en todo sentido, ya que representa una amenaza para la viabilidad de Huawei y las compañías estadounidenses también pagan el precio.
Del total de 70.000 millones de dólares que Huawei gastó en la compra de componentes en 2018, alrededor de 11.000 millones de dólares fueron para compañías estadounidenses, informó el viernes la agencia de noticias Reuters.
"La prohibición daña financieramente a miles de estadounidenses empleados por empresas estadounidenses que hacen negocios con Huawei", comentó Catherine Chen, una directora de la junta de Huawei, en un artículo publicado el viernes en The New York Times.
"Una prohibición total al equipo de Huawei podría eliminar decenas de miles de empleos estadounidenses", comentó.
Aunque Huawei no hace muchos negocios en Estados Unidos, la compañía es el único proveedor de equipo de red para muchos proveedores rurales de internet estadounidenses, según informó el martes un artículo de CNN.
"Esas compañías han dicho que se necesitará tiempo, o que podría ser imposible, reemplazar la tecnología de Huawei con la de un rival", añadió.
Como una acción para mitigar la repercusión de la prohibición, el Departamento de Comercio de Estados Unidos emitió el lunes una licencia temporal de 90 días que flexibiliza las restricciones sobre acuerdos de negocios con Huawei.
Huawei no pretende aislarse de los demás, por el contrario, quiere hacer tantos amigos como sea posible, dijo el martes a la prensa china su fundador, Ren Zhengfei, cuando se le preguntó por qué Huawei no utilizó sustitutos antes de que Estados Unidos tomara las medidas agresivas más recientes.
"No queremos perjudicar a los amigos", expresó. "Queremos ayudarles a lograr buenas balances contables. Incluso si hacemos ajustes, aún tenemos que prestar ayuda".
El espíritu de apertura es el que ayudó a Estados Unidos a desarrollarse. Sin embargo, las restricciones de Washington a Huawei, sobre la base de acusaciones infundadas y especulaciones políticas, incumplen las reglas de oro que alguna vez abrazó.
Para que Washington gane en una era de cooperación e interdependencia, sería mejor que reviviera el espíritu de apertura.
