Por René Quenallata Paredes
LA PAZ, 23 abr (Xinhua) -- Entidades estatales y privadas de Bolivia han emprendido iniciativas para promover la lectura de textos con ferias, recolección de libros e instalación de bibliotecas comunitarias.
La novedad aplicada este año es el "trueque", una práctica ancestral andina para intercambiar libros sin costo alguno.
La meta fundamental es generar una atmósfera cultural favorable para el desarrollo de la lectura en Bolivia a través del intercambio de textos, dijo a Xinhua la ministra boliviana de Culturas, Wilma Alanoca, en el marco del Día Internacional del Libro que se celebra cada 23 de abril.
"La gente tendrá la oportunidad de llevar un libro a las ferias instaladas y podrá llevarse otro que le interese. Queremos fomentar la lectura en una alianza entre el gobierno, la Cámara del Libro, organizaciones e iniciativas privadas", afirmó.
Explicó que el trueque en el imperio incaico consistía en el intercambio de cosas, ante la ausencia de la moneda. "En esos tiempos ancestrales se intercambiaban cosas, en vez de dar plata uno cambiaba por otro bien a otra persona, en este caso lo haremos con libros", añadió.
La ministra reconoció que existen datos que señalan que "lamentablemente" en Bolivia se lee cada vez menos, razón por lo cual se desarrollan políticas para generar hábitos de lectura.
Según una encuesta realizada en 2017 por el Foro Regional de Cochabamba, en Bolivia, el 43 por ciento de los ciudadanos del eje troncal La Paz (oeste), Cochabamba (centro) y Santa Cruz (este) afirman que no ha leído ningún libro al año.
El 37,9 por ciento leyó entre uno y tres libros.
Sólo el 3,2 por ciento de esa población lee más de 12 libros al año.
La encuesta también arrojó que los bolivianos prefieren leer libros de no ficción, en lugar de novela, poesía, cuento, teatro, es decir la gente prefiere leer más periódicos que libros, a pesar de la expansión de los medios audiovisuales.
La motivación más importante para leer es la educación, pero la proporción de estudiantes que no leen o leen poco es alarmante: el 49 por ciento afirmó que no lee libros.
El presidente boliviano, Evo Morales, también se sumó a la jornada del libro y enfatizó que la lectura es la mejor manera de aportar para que Bolivia salga adelante.
"Exhorto a los niños y jóvenes para que adquieran el hábito de la lectura, a propósito del Día Internacional del Libro que se celebra esta jornada", añadió.
"En el #DíaMundialDelLibro, instamos a los niños y jóvenes a que adquieran el hábito de la lectura. Es la mejor manera de formarse, pero también de conocer nuestra historia, nuestra realidad, y aportar a nuestra querida #Bolivia a salir adelante y no cometer errores del pasado", escribió en su cuenta en Twitter.
El Ministerio de Educación de Bolivia inició a principios de abril la campaña "Bolivia Lee 2019", con el fin de recaudar un millón de libros para promover la lectura y construir nuevas bibliotecas comunitarias, una cruzada que prevé movilizar a más de 250.000 personas entre servidores públicos, efectivos militares y policiales, maestros y activistas.
A su vez, Franz Juan Chirveches, director de la Cámara Departamental del Libro de La Paz, explicó a Xinhua que el tema de la lectura y del libro en América Latina tiene sus logros y retos, en algunos países más retos que logros, como el caso de Bolivia.
Señaló que es necesario implantar el sistema nacional de bibliotecas escolares con presupuesto y proyectos descentralizados, además del plan nacional de lectura, del cual se habla en la ley del libro, "pero no existen avances concretos o visibles".
Argumentó la necesidad de un plan nacional de lectura para elaborar programas, proyectos, presupuestos, actualización académica y bibliográfica e investigaciones.
No obstante, reconoció iniciativas como el trueque, destinadas a promover el hábito de la lectura.
De igual forma, destacó la campaña anual que realiza el Ministerio de Educación que recolecta libros para formar bibliotecas comunitarias, principalmente en el área rural y zonas periféricas.
En síntesis, consideró necesario promocionar la lectura de libros en todos los escenarios posibles, pero también con políticas estatales, con leyes como la actual, pero que sean de aplicación oportuna y efectiva para hacer de esta acción una cultura. Fin