CHANGCHUN, 7 abr (Xinhua) -- Para los residentes de la aldea de Huojugou, en las montañas de Changbai de China, el silbido del tren es el agradable sonido que anuncia la llegada de agua para las cocinas y los baños.
Desde hace 44 años este pueblo montañoso y otros de la provincia de Jilin, en el noreste de China, dependen de un tren que solo cuenta con una locomotora y un vagón tanque para acceder al agua.
El tren viaja entre los pueblos de Songshu y Baihe, ubicados en lo profundo de la montaña de Changbai. Desde 1975 ha recorrido más de 1,6 millones de kilómetros para entregar agua a más de 2.600 aldeanos de la zona que tenían un acceso limitado al agua limpia.
Aunque se han construido depósitos para almacenar el agua, los aldeanos a lo largo de la línea mantienen la tradición de dar la bienvenida al tren en persona haciendo sonar sus cubos y botellas.
"Ir a buscar agua era un gran dolor de cabeza. Teníamos que desplazarnos hasta un río lejano para obtener agua e incluso hacíamos un agujero en el hielo durante el invierno", rememoró un residente de 80 años de la aldea de Yingbishan, Li Zuopei.
"Luego el pequeño tren nos empezó a traer agua directamente a la puerta y es sorprendente que el servicio haya estado funcionando ininterrumpidamente durante tantos años", señaló Li.
Los trenes son un servicio especial de la línea Hunbai, una ruta con trenes diésel. Se pusieron en marcha para resolver el problema del acceso limitado al agua en el área, donde el agua subterránea no es potable debido a unos componentes minerales complejos.
"El agua que sale de los pozos nos provocaba la enfermedad de Kaschin-beck, y tratábamos cada gota de agua segura como si fuera aceite", dijo otro residente de Huojugou, Zhou Aiqin.
Hacer que el tren circule todo el año no es una tarea fácil, especialmente en invierno, cuando las temperaturas descienden por debajo de menos 20 grados centígrados. Parte del combustible se gasta calentando el agua durante el viaje para evitar que se congele.
"El agua a menudo nos salpica la ropa y se congela instantáneamente. No podemos doblar los brazos ni las piernas y tenemos que movernos como un gorila", relató un trabajador veterano en la estación de Quanyang de la línea, Jia Lin.
La tripulación y los trabajadores de la estación, como los residentes a lo largo de la línea, sienten un vínculo con las misiones de entrega, incluso a pesar de que la demanda se ha reducido considerablemente debido a la mejora de las infraestructuras para el agua y la reubicación de los aldeanos. Los trenes funcionan tres veces al mes, frente a las tres veces por semana que solían hacerlo, para dar servicio a solo 300 residentes.
"Pero siempre que exista demanda, nuestro pequeño tren seguirá funcionando", afirmó el jefe de la estación de Quanyang, Xin Yuehong.
