ESPECIAL: "Cuenta conmigo", proyecto cubano que enfrenta el Síndrome de Down

Actualizado 2019-03-30 02:12:47 | Spanish. xinhuanet. com

CUBA-HABANA-PROYECTO CUENTA CONMIGO-SINDROME DE DOWN

Imagen del 28 de marzo de 2019 de un profesor (d) impartiendo una clase de baile a alumnas con Síndrome de Down, en la Casa de la Cultura Mirta Aguirre, sede del proyecto "Cuenta Conmigo", en el municipio de Playa en La Habana, capital de Cuba. (Xinhua/Joaquín Hernández)

Por Raúl Menchaca

LA HABANA, 29 mar (Xinhua) -- A Daysi Pons le cambió la vida hace 31 años cuando nació su hija Lien, quien llegó al mundo con Síndrome de Down, un trastorno genético que afecta a uno de cada 800 recién nacidos, en quienes provoca discapacidad intelectual y retrasos en el desarrollo.

Desde aquel instante, Pons, quien hoy tiene 55 años de edad y es licenciada en ciencias farmacológicas, decidió arropar a su hija con amor, pero sin sobreprotección y darle las herramientas suficientes para valerse por si misma.

Por ese motivo, en 2013 creó y asumió la coordinación del proyecto "Cuenta conmigo", una experiencia sociocultural para la inclusión de jóvenes y adultos con esa condición, que en la actualidad agrupa a una decena de mujeres de entre 18 y 40 años.

"El proyecto nace por la necesidad de que nuestro hijos tengan un espacio donde darle curso a todo lo que han aprendido y que por llegar a una edad determinada, cuando terminan la escuela de enseñanza especial o los centros médicos sicopedagógicos, si se retiran a la casa pierden todo lo aprendido", explicó Pons a Xinhua.

La Casa de la Cultura Mirta Aguirre, en el municipio habanero de Playa, es la sede del proyecto, sitio donde confluyen los esfuerzos de padres de familia y la ayuda gubernamental, con talleres temáticos que se imparten de miércoles a viernes.

Lien tiene hoy en día 31 años y es una de las participantes más aventajadas en los talleres de artes plásticas, música, psico-ballet, baile folclórico y danzas populares.

A esos talleres se suman clases de docencia, teatro, audiovisuales, expresión corporal, psico-títeres, deportes y preparación para la vida.

Una particularidad del proyecto es su conducción por los propios familiares, en la mayoría de los casos las madres, quienes en los encuentros del grupo permanecen todo el tiempo junto a sus hijas, para velar por las necesidades individuales y colectivas.

Pero las madres no son meros acompañantes, sino que asumen la conducción del taller de "Preparación para la vida", en que cada una enseña habilidades útiles para la cotidianeidad como poner la mesa, utilizar bien los cubiertos, fregar, coser o bordar.

Los instructores de la Casa de la Cultura hacen su aporte, como es el caso de Pablo "Paco" Torres, graduado en la Escuela Nacional de Bellas Artes de San Alejandro y quien se encarga de enseñar los rudimentos de la pintura.

"Para mí al principio fue algo excepcional, porque no tenía ningún tipo de experiencia en este tipo de trabajo, pero ha sido una motivación trasmitirles todo lo que pueda", dijo el pintor de 57 años.

Poco a poco, las alumnas adquieren destrezas propias de la pintura y mejoran el control muscular, el uso de los espacios, la mezcla y generación de colores y el respeto por los contornos.

La joven Claudia Moreno, quien es la instructora de música, aprovecha su pertenencia al Ensemble Vocal Luna para armar un coro entre las cantantes profesionales y las alumnas del proyecto.

"Es la manera que tenemos de proyectar lo que hacemos diariamente en el coro, ahora con un enfoque didáctico, social, comunitario. Lo hacemos a manera de taller y es algo un poco más sencillo que lo que hacemos habitualmente", comentó la joven profesora.

Para las alumnas, el coro es un momento de alegría y gozo, al igual que las clases de psico-ballet que imparten Romy Rodríguez y José Omar Arteaga, dos jóvenes bailarines que estudian en el Instituto Superior de Arte de La Habana.

Pero quizá la más divertida de las clases sea la de baile folclórico y danzas populares, impartida por el instructor artístico y ex bailarín Orlys Abad, quien ha encontrado en la docencia una segunda vía de expresión.

"Lo que más me gusta es la dedicación y el sacrificio que hacen ellas para superar sus limitaciones y aprenderse los pasos", dijo Abad mientras observaba el disfrute de sus pupilas al bailar un mambo con una coreografía elemental.

Cada viernes se incorporan también al proyecto estudiantes del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona de La Habana, con el propósito de repasar conocimientos de lectura, escritura y operaciones básicas de cálculo.

"Cuenta conmigo", que nació del impulso y la necesidad maternal de Daysi Pons, ha trascendido para convertirse en un proyecto cubano que con dedicación y amor enfrenta los trastornos del Síndrome de Down.

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CUBA-HABANA-PROYECTO CUENTA CONMIGO-SINDROME DE DOWN

Imagen del 28 de marzo de 2019 de un profesor (d) impartiendo una clase de baile a alumnas con Síndrome de Down, en la Casa de la Cultura Mirta Aguirre, sede del proyecto "Cuenta Conmigo", en el municipio de Playa en La Habana, capital de Cuba. (Xinhua/Joaquín Hernández)

Por Raúl Menchaca

LA HABANA, 29 mar (Xinhua) -- A Daysi Pons le cambió la vida hace 31 años cuando nació su hija Lien, quien llegó al mundo con Síndrome de Down, un trastorno genético que afecta a uno de cada 800 recién nacidos, en quienes provoca discapacidad intelectual y retrasos en el desarrollo.

Desde aquel instante, Pons, quien hoy tiene 55 años de edad y es licenciada en ciencias farmacológicas, decidió arropar a su hija con amor, pero sin sobreprotección y darle las herramientas suficientes para valerse por si misma.

Por ese motivo, en 2013 creó y asumió la coordinación del proyecto "Cuenta conmigo", una experiencia sociocultural para la inclusión de jóvenes y adultos con esa condición, que en la actualidad agrupa a una decena de mujeres de entre 18 y 40 años.

"El proyecto nace por la necesidad de que nuestro hijos tengan un espacio donde darle curso a todo lo que han aprendido y que por llegar a una edad determinada, cuando terminan la escuela de enseñanza especial o los centros médicos sicopedagógicos, si se retiran a la casa pierden todo lo aprendido", explicó Pons a Xinhua.

La Casa de la Cultura Mirta Aguirre, en el municipio habanero de Playa, es la sede del proyecto, sitio donde confluyen los esfuerzos de padres de familia y la ayuda gubernamental, con talleres temáticos que se imparten de miércoles a viernes.

Lien tiene hoy en día 31 años y es una de las participantes más aventajadas en los talleres de artes plásticas, música, psico-ballet, baile folclórico y danzas populares.

A esos talleres se suman clases de docencia, teatro, audiovisuales, expresión corporal, psico-títeres, deportes y preparación para la vida.

Una particularidad del proyecto es su conducción por los propios familiares, en la mayoría de los casos las madres, quienes en los encuentros del grupo permanecen todo el tiempo junto a sus hijas, para velar por las necesidades individuales y colectivas.

Pero las madres no son meros acompañantes, sino que asumen la conducción del taller de "Preparación para la vida", en que cada una enseña habilidades útiles para la cotidianeidad como poner la mesa, utilizar bien los cubiertos, fregar, coser o bordar.

Los instructores de la Casa de la Cultura hacen su aporte, como es el caso de Pablo "Paco" Torres, graduado en la Escuela Nacional de Bellas Artes de San Alejandro y quien se encarga de enseñar los rudimentos de la pintura.

"Para mí al principio fue algo excepcional, porque no tenía ningún tipo de experiencia en este tipo de trabajo, pero ha sido una motivación trasmitirles todo lo que pueda", dijo el pintor de 57 años.

Poco a poco, las alumnas adquieren destrezas propias de la pintura y mejoran el control muscular, el uso de los espacios, la mezcla y generación de colores y el respeto por los contornos.

La joven Claudia Moreno, quien es la instructora de música, aprovecha su pertenencia al Ensemble Vocal Luna para armar un coro entre las cantantes profesionales y las alumnas del proyecto.

"Es la manera que tenemos de proyectar lo que hacemos diariamente en el coro, ahora con un enfoque didáctico, social, comunitario. Lo hacemos a manera de taller y es algo un poco más sencillo que lo que hacemos habitualmente", comentó la joven profesora.

Para las alumnas, el coro es un momento de alegría y gozo, al igual que las clases de psico-ballet que imparten Romy Rodríguez y José Omar Arteaga, dos jóvenes bailarines que estudian en el Instituto Superior de Arte de La Habana.

Pero quizá la más divertida de las clases sea la de baile folclórico y danzas populares, impartida por el instructor artístico y ex bailarín Orlys Abad, quien ha encontrado en la docencia una segunda vía de expresión.

"Lo que más me gusta es la dedicación y el sacrificio que hacen ellas para superar sus limitaciones y aprenderse los pasos", dijo Abad mientras observaba el disfrute de sus pupilas al bailar un mambo con una coreografía elemental.

Cada viernes se incorporan también al proyecto estudiantes del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona de La Habana, con el propósito de repasar conocimientos de lectura, escritura y operaciones básicas de cálculo.

"Cuenta conmigo", que nació del impulso y la necesidad maternal de Daysi Pons, ha trascendido para convertirse en un proyecto cubano que con dedicación y amor enfrenta los trastornos del Síndrome de Down.

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